Aún viene lo peor
Foto. / página12.com.ar
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Aún viene lo peor

Durante septiembre de 2022, el huracán Ian, uno de los más potentes que han azotado a Estados Unidos, dejó cerca de 100 fallecidos y varias ciudades devastadas en Florida, Carolina del Sur y Carolina del Norte.

Según refirió un estudio, al menos el 10 por ciento de las lluvias ocasionadas por el evento fueron consecuencia directa del cambio climático. Si bien ese es un tema que aún no cuenta con un consenso mundial, varias investigaciones científicas internacionales explican el vínculo cada vez más claro entre la virulencia de los ciclones y los efectos del hombre sobre la naturaleza.

La propia Organización Meteorológica Mundial (OMM), perteneciente a las Naciones Unidas, reconoció que el calentamiento global ocasionó un aumento en los vientos y en los volúmenes de lluvias asociadas. En ese sentido, Kerry Emanuel, profesor emérito de Ciencias Atmosféricas del Massachusetts Institute of Technology (MIT), explicó a la prensa: “Lo que sabemos desde hace bastante tiempo es que cuanto más caliente es la temperatura, estas tormentas son más húmedas y dejan más agua”.

Desde 2017, siete tormentas de categoría cuatro y cinco tocaron territorio estadounidense y dejaron daños que la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera considera “catastróficos” (Harvey, Irma, María, Michael, Laura, Ida e Ian). Además, 16 de los 20 huracanes registrados durante las dos últimas temporadas en el Atlántico experimentaron una “rápida intensificación” cuando sus vientos aumentan en al menos 56 kilómetros por hora. Ese fue el caso, por ejemplo, de Fiona, que tras tocar a Puerto Rico como huracán categoría uno acrecentó sus índices hasta alcanzar el nivel cuatro.

Aún viene lo peor
Múltiples señales apuntan a serias dificultades en el camino político de la lucha contra el cambio climático. / actualidad.rt.com

Mientras tanto, a la política y a la economía parecen no importarles las advertencias medioambientales. Ahora, con la crisis en Ucrania, y una guerra que la Casa Blanca prolonga, los grupos de poder protagonizan un plan en el sector de los hidrocarburos para presuntamente eliminar la dependencia de Europa de las importaciones de gas provenientes de Rusia.

Las ganancias para las empresas estadounidenses ya son astronómicas. Durante 2021, las importaciones de gas natural licuado de Estados Unidos a Europa se situaron en 22 000 millones de metros cúbicos. En 2022 ascenderán a 37 000 millones, y de cara a los siguientes años a 72 000.

Al mismo tiempo, diversos expertos advierten que el calentamiento se disparará, pues la explotación proviene de los yacimientos de esquisto desde Pensilvania hasta el suroeste, altamente contaminantes. Tan solo a lo largo de 2021 sus emisiones sobrepasaron las cuatro megatoneladas.

En consecuencia, el día a día de la población estadounidense y del mundo en general cambiará. De cara al futuro, bajo un aumento de la temperatura global de dos grados centígrados, los modelos muestran una disminución en el número de ciclones tropicales, y un ascenso constante en la intensidad de sus variables. Es decir, en el futuro surgirán menos huracanes, pero resultarán más intensos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los efectos negativos del cambio climático. Muchos especialistas ya han puesto los puntos sobre las íes al respecto: si como sociedad no cambiamos nuestra manera de actuar, en el futuro catástrofes como Ian serán más habituales, y las repercusiones para la población serán muy negativas.

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Un comentario

  1. Así es. Los huracanes, ciclones, tornados, trombas marinas o como se les llamé, aparecen cuando la temperatura atmosférica está recalentada ya sea naturalmente o ´producto del cambio climático generado por las economías en desarrollo desde la Revolución Industrial. Estos fenómenos atmosféricos son unos verdaderos enfriadores del aire que rodea a la Tierra. Ahora, ningún país productor ó exportador de petróleo va a renunciar a «SU» negocio, sin importar el aumento del cambio climático. Por tanto, el petróleo seguirá abasteciendo al mundo cómo combustible hasta que las energías renovables sean vialmente económicas, lo que difícilmente se producirá durante el presente siglo.

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