Foto./ lajiribilla.cu
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Capacidad intelectual, lucidez y pasión

Al creador de Suite Yoruba, Mulato, Rítmicas, La Rebambaramba, entre otras obras, y de metodologías para la enseñanza de la danza moderna, se dedica un volumen que acaba de ver la luz en la capital cubana


Diversas presentaciones de textos relacionados con el universo de las artes escénicas han tenido lugar durante la Feria Internacional del Libro de La Habana. Entre ellas, la de Cien años con Ramiro Guerra, una compilación que debemos a Marilyn Garbey, profesora universitaria e investigadora.

Portada del libro. / J.L.D.

En 2022, al celebrarse el centenario del notable y versátil maestro de la danza, desde la Universidad de las Artes (ISA) y el Centro de Documentación de las Artes Escénicas “generamos varias acciones para homenajearlo: conferencias, un documental, entrevistas a figuras que lo conocieron y trabajaron con él, testigos de su presencia en los escenarios cubanos; también un seminario virtual en el cual participaron varios expertos a quienes les pedí que tocaran determinados temas”, rememora Garbey.

Además de la introducción escrita por la compiladora, una decena de materiales integran el volumen (a cargo de Ediciones Alarcos), cuyo propósito es brindar “una mirada panorámica a la vasta obra de Ramiro como bailarín, coreógrafo, pedagogo, teórico y crítico.

 “Norge Espinosa se refiere a la biografía del maestro. Jorge Brooks, gestor de Danza Contemporánea de Cuba, repasa los 12 años –desde 1959 hasta 1971– en los cuales su amigo permaneció en la compañía que fundara, el Conjunto Nacional de Danza Moderna. Bárbara Balbuena, antropóloga y estudiosa del folclor, indaga acerca de la manera en que el creador de Suite Yoruba (uno de sus clásicos) la concibió, y establece puentes entre la danza contemporánea y la folclórica.

“Vladimir Peraza reflexiona sobre el Decálogo del Apocalipsis y sus vínculos con la danza teatro; muchos aseveran que, de no haber sido censurada en 1971, su estreno hubiera antecedido a las puestas de la alemana Pina Bausch y Ramiro Guerra fuera considerado el padre de esa forma danzaria. Luego, un artículo muestra una zona apenas explorada: su etapa en el Conjunto Folklórico Nacional; al respecto nos habla otro amigo, Roberto Pérez León.

“Tres investigadoras nos centramos en la producción teórica del maestro. Liliam Chacón alude a la metodología para la enseñanza que él fue probando a lo largo de los años con sus bailarines. Diane Martínez diserta sobre Apreciación de la danza. Yo abordo Coordenadas danzarías que, a mi juicio, es su mejor libro. Ailén Vital reseña las críticas que Ramiro publicó acerca de los coreógrafos Marianela Boán, Rosario Cárdenas, Narciso Medina e Isabel Bustos. Cerramos con una entrevista que concedió a Lourdes Pasalodos para El Caimán Barbudo.

“Queríamos incluir fotos de la labor que realizó en otras compañías: Danza Voluminosa, Danza Libre (de Guantánamo), con Olga Flora y Ramón (pantomima). Pero la colección no las permite. Por eso quedó pendiente”.

Además de continuar profundizando en la impronta de Ramiro Guerra, la profesora Marilyn Garbey prepara, junto con Eberto García, una compilación de textos sobre teatro, escritos por la doctora Graziella Pogolotti. / J.L.D.

-¿A quién está dirigido el volumen?

-Fundamentalmente a los jóvenes que bailan, imaginan coreografías, enseñan danza o dialogan sobre ella; también a los espectadores, a los periodistas. Es un material valioso, pues se aproxima a una creación que tuvo un alto impacto en la cultura del país. Junto con la Imprenta Nacional, el Icaic, la Casa de las Américas, estaba el Teatro Nacional y allí el quehacer del Conjunto de Danza Moderna.

-Aunque el libro se imprimió no lo veo a la venta, ¿cómo acceder a él?

-Por ahora es una tirada pequeña (quiero agradecer a los editores, al diseñador y a los gestores). Pretendemos hacer una edición digital que llegue a todas las escuelas de danza del país, al ISA, a los centros de documentación existentes en varias provincias y a otros espacios donde los lectores pueden encontrar información en torno a las artes escénicas.

-¿Por qué es importante que Ramiro Guerra siga siendo conocido, valorado?

-Pasarán años antes de que podamos agotar el análisis de su obra. Él tuvo la capacidad intelectual, la lucidez, la pasión de desbaratar prejuicios. Por ejemplo, en su compañía rompió con la discriminación racial, dignificó la figura del bailarín masculino, colocó a las mujeres a la par de los hombres en cuanto al entrenamiento profesional. Dialogó con otras corrientes de la danza y sigue siendo un modelo, pues a la hora de incorporar influencias que provienen de otras realidades, las pasó por el tamiz de lo cubano. Ese espíritu transgresor y de estudiar con profundidad el alma de Cuba es su gran legado. Nos corresponde compartirlo con las nuevas generaciones.

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