Con Dánel la modestia empuña el bate

Con 45 años de edad, Dánel le da un señor batazo a cualquiera.
Con 45 años de edad, Dánel le da un señor batazo a cualquiera. / PBV

Hubo –y hay– peloteros a quienes la afición admira y quiere más allá de los límites geográficos que enmarcan a su provincia de origen o lugar de residencia.

Entre los que conservan ese privilegio está, sin duda, Dánel Castro Muñagorri, bujía inspiradora de los Leñadores tuneros.

Pude apreciarlo durante los encuentros iniciales que sostuvo Las Tunas con los Tigres avileños en el estadio José Ramón Cepero .

Recuerdo que cuando la afición local se afilaba sus rayadas “garras” a favor de una barrida que posiblemente nadie había pronosticado, Dánel disparó su segundo jonrón de la jornada.

Del público no solo emergieron aplausos; un aficionado llamado Ramón David Estévez se volvió hacia mí y –echando a un lado la ironía con que me había dicho dos o tres veces: ¿Eh, qué le está pasando a los leñadores?– exclamó emocionado: “Es verdad que Dánel no envejece, compadre; ante ese hombre yo me inclino y hago una reverencia”.

Cuba también. No tengo la menor duda. Pero… ¿por qué?

Peligrosísimo

Sabe todo lanzador que Dánel en el cajón de bateo sigue siendo un hombre extremadamente peligroso  estén las bases limpias, repletas las almohadillas, con el juego a punto de nocaut para cualquiera de los dos equipos o con el score cero a cero.

A sus 45 años de edad, 28 de ellos inmerso en Series Nacionales de béisbol, mantiene la capacidad de discernir con pasmosa ecuanimidad entre el lanzamiento bueno y el desviado, la recta o la curva; una congénita y peligrosísima concentración que inquieta hasta a los más ecuánimes serpentineros, así como un poder, madero en mano, que envidiarían muchachones con apenas 20 abriles.

Estadísticas de Dánel hasta su Serie Nacional número
La preparación se la traza y ejecuta él mismo. Hay confianza total. / PBV

Aunque alguna vez confesó tener algunos “secretos”, recursos propios que ha inventado para producir más, sobre todo en momentos decisivos –de los que un día hablará–; su guía para mantenerse en forma sigue siendo “entrenar duro, hacer muchos ejercicios con pesas, no dejar nunca de hacer swings y trabajar a diario con la mente, sin negar que también la alimentación ha sido un factor clave”.

Modestia por encima de los 400 pies

Danel Castro. La expresión de su rostro refleja la modestia que lo distingue en el terreno y fuera de él.
La expresión de su rostro refleja la modestia que lo distingue en el terreno y fuera de él. / PBV

Nació con él la modestia allá en su querido Manatí y desde entonces ni se ha desprendido de ella, ni ha dejado de vestirla en las camisas y gorras tuneras, villaclareñas, holguineras, artemiseñas o del equipo Cuba.

“Porque uno es como es –responde ante una interrogativa curvita de tenedor– pero también porque considero que la sencillez es fundamental para todo deportista. Ella no te da jonrones, es cierto, pero si la combinas con la capacidad de ser guapo, inteligente, no desesperarte y dominar lo que te corresponde en tu deporte, entonces puedes ser mucho mejor”.

Por eso no tiene el menor reparo en reconocer que durante sus años mozos, marcados por una época realmente dorada y adorada del béisbol cubano, soñaba y se esforzaba para ser como el Niño Linares, Antonio Pacheco u Orestes Kindelán, sin dejar de admirar a sus coterráneos Joan Carlos Pedroso, Ermidelio Urrutia y al Señor 400, Osmani, con quienes disfrutaba compartir terreno, dog- outs, albergues, chistes y esperanzas.

Con una humildad que a menudo pone de pie a gradas enteras, Dánel habla lo mismo de su eterna admiración hacia “tipos” durísimos en el box como Pedro Luis Lazo o Norge Luis Vera –entre otros muchos–, que se enternece contando cómo su hijo Denio Luis Castro “viene por ahí también” en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar, EIDE, mientras la pequeña Daniela, de seis años, “está tirando para la cultura, canto, teatro y esas cosas”.

“… es que son mi vida. Yo disfruto la pelota, pero mis hijos son todo para mí”.

Solito con el estadio abarrotado

Así suele concentrarse, trazar su estrategia de bateo frente al lanzador que en segundos enfrentará.
Así suele concentrarse, trazar su estrategia de bateo frente al lanzador que en segundos enfrentará. / PBV

Miro a Dánel salir del dogout, tomar un bate, empezar a hacer swing y vuelve a embargarme la sensación tantas veces sentida: ¿Será que está solo en este estadio, sin un alma en el graderío?

Tal es su poder de concentración. Poco o nada le importa lo que a favor o en contra sale de las gradas. Mente y músculos están en otra órbita: la correcta, en la que él tiene que estar. Lo demás, no cuenta.

Entonces, como tantas veces, camina hasta un pequeño banquito de madera (testigo y confidente vaya usted a saber de cuántas cosas), se acomoda en él como lo haría un niño de la categoría 7-8 años, sostiene el bate con sus poderosos puños, se apoya la masa en el hombro derecho, fija la mirada en el suelo y permanece así unos segundos.

 

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–¿Preocupación, temor, inseguridad…?

–Nada de eso; es una manera de concentrarme o de pensar en la estrategia que pondré en práctica cuando me plante en el cajón de bateo, de acuerdo con el pitcher que esté en la lomita y el modo en que pueda lanzarme.

–¿Y el público?

–Nunca me ha preocupado. El público es lo mejor que puede sucederte. Gánatelo aunque sea en terreno contrario. No sé si te fijaste que en mi primer turno al bate me aplaudieron. Por tanto demuéstrale que estás en forma, dale lo mejor de ti. El juego lo hacemos en el terreno, pero el espectáculo es de los aficionados y merecen lo mejor.

–¿Cuando conectas uno de esos batazos tan oportunos que sueles dar con frecuencia, en quién o en qué piensas?

–Primero en mi equipo, después en todo el pueblo de Las Tunas, que debe estar atento y, por supuesto, en mis hijos.

–Tienes la costumbre de agarrar el bate sobre lo corto. Muchos piensan que así se reduce el alcance de conexión y la fortaleza del batazo. ¿Qué hay de eso?

–De ninguna manera. Alcanzo igual la pelota que decido batear y le doy más duro. Coger el bate así no fue un capricho. Cuando tenía 27 años fui operado de una muñeca. Por precaución, para evitar lesiones o problemas similares, me acostumbré a cogerlo corto y me quedé con ese hábito. Siempre lo hago así.”

–Tus mejores combinaciones a la defensa, ¿con quién?

–Con Pacheco. Daba gusto combinar con él.

–Se habla con admiración e interés de que puedes romper el récord en hits impuesto por Enriquito Díaz (2 378). ¿Es posibilidad o meta?

–Es una aspiración, una meta. Me he propuesto romper ese récord. Para eso tengo que conectar 95 hits. He comenzado bien y no pararé hasta lograrlo. Cuando ocurra, Dánel Castro se retira. Son ya 28 Series Nacionales.

–¿Con quién celebrarás el privilegio de ese récord?

–Con mi familia, en primer lugar; con Las Tunas y con Cuba.

–Hablas como si estuvieras preparado para decirle adiós al terreno.

–Lo estoy. Cuando ese momento llegue pienso desentrenarme, tomar unas vacaciones, quizás un par de años, y luego presentarme en la Dirección Provincial del Inder. No tengo la menor preocupación o miedo. Me he superado. Soy licenciado. Pero sobre todo amo a mi deporte.

–Puede sucederte que luego, viendo jugar a tus compañeros, la nostalgia te meta un rectazo de humo…

–Es verdad, puede suceder; entonces tendré que batearle también a la nostalgia.

–¿Qué tú crees: te extrañarán los Leñadores actuales cuando ya no estés en la alineación del equipo?

–Eso tendrías que preguntárselo a ellos; lo que puedo decirte desde ahora es que yo sí los voy a extrañar.

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Epílogo de virtualidad real

Esta pésima memoria, que ahora me impide recordar quiénes me hicieron el comentario días atrás, no impedirá que yo concluya mi noveno inning con dos soñadoras consideraciones o puntos de vista, que no por ajenos dejo de compartir:

El primero: Si yo fuera artista, le haría a Dánel Castro la más hermosa escultura en Las Tunas, capital cubana de esa manifestación.

El segundo: Si antes de retirarse incluyeran a Dánel en uno de los equipos que represente a Cuba (algo que mereció muchísimas veces y muy pocas sucedió). Creo que la afición del país entero aplaudiría tal decisión y los equipos contrincantes se quedarían con la boca abierta, al ver lo oportuno y duro que batea ese “purito” con 45 saludables años en las costillas”.

Estadísticas de Dánel hasta su Serie Nacional número 27.
Estadísticas de Dánel hasta su Serie Nacional número 27. /Captura de pantalla PBV

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2 comentarios

  1. Otro señor pelotero de los que hay en nuestro pasatiempo nacional, Danel Castro un hombre sencillo, modesto donde impera el buen carácter 28 series nacionales se dice y es una cifra astronómica de un estelar que ha jugado con estelares en las Tunas y que con 45 años le da a la bola como cuando se inicio en estas lides beisbolistas que clase de fuerza al bate reparte preocupación a lanzadores y no lanzadores, 28 años donde compartió con los Urrutias , Joan Carlos Pedroso, otra virtud de este señor pelotero es sentir respeto por los de su equipo y por sus oponentes, admirar a otros señores peloteros como él a pesar de Danel ya esta hablando de un retiro próximo sabemos que aún tendremos a Danel Castro para más tiempo empuñando el bate y dando batazos sacando la cara por los leñadores Tuneros.

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