Fotorreportaje de PASTOR BATISTA VALDÉS
No es milagro, ni fruto de la imaginación humana. Cada día una paloma viene volando y se posa en la cresta del metálico Caguairán artísticamente erigido al Comandante en Jefe Fidel Castro, en el centro que lleva su nombre, inaugurado el pasado 25 de noviembre.
Diariamente también, personas de la capital cubana, de todo el país y de otras naciones acuden al impresionante complejo patrimonial ubicado en la manzana que forman las calles Paseo, A, 11 y 13.
Abarcador, el Centro no solo recoge en síntesis la dimensión universal de Fidel, sino que se sigue enriqueciendo con ideas, donaciones y sugerencias de seres agradecidos dispuestos a mantenerlo eternamente vivo, útil sin límite de tiempo ni de espacio.
Estas imágenes son apenas un ligero acercamiento a lo que usted puede apreciar allí, en una visita que siempre le resultará insuficiente.
2 comentarios
Excelente fotorreportaje, estimado colega y amigo, Pastor. Es el primer testimonio que he podido leer, de un visitante, de a pie, con ojos para ver y oficio para contar con breves palabras y sugestivas imágenes, a ese lugar de veneración para los cubanos dignos. Además, con el encanto de tu estilo como amable comunicador, que lo hace a uno sentirse participante. Aprovecho para contarte que en la modesta actividad de Bohemia por el fin de año y aniversario de la Revolución, muchos estuvimos pensando y comentando que te sentíamos muy presente y digno del mayor reconocimiento, como asiduo, laborioso y eficaz TODOTERRENO de la revista, y sobre todo en la web.. Muchísimas felicidades, (Lo comparto también en mis cuentas de Twitter y Facebook)
Gracias Víctor. Solo te digo algo: es difícil estar en ese lugar y no tomar una foto (más bien descargar la batería de la cámara o desbordar la capacidad de la tarjeta interna) o teclear al menos cinco o seis líneas, entre las miles y miles que cualquier persona escribiría después.
De manera que no hice nada diferente de lo que haría otro colega de la Revista o de otro medio de prensa.
Y eso me genera dos sentimientos: sano placer y profunda tranquilidad, sobre todo pensando que es una sencilla manera de llevar un pedacito del Centro o del Museo hasta quienes por razones geográficas o de otra índole no pueden acceder por ahora a él.
Un abrazo a todos y todas en nuestra Bohemia.