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La 17ª Semana de Cine Alemán llegó a La Habana con obras de amplia acogida entre los públicos y la crítica, en su mayoría galardonadas en certámenes cinematográficos del país teutón


Llegó a La Habana lo más sobresaliente de la filmografía teutona durante la 17ª Semana de Cine Alemán, organizada por la Cinemateca de Cuba, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y el Ministerio de Cultura, en comunión con el Instituto Goethe y la embajada de la nación europea en La Habana.

La selección estuvo integrada por seis películas realizadas en el último lustro, en su mayoría laureadas en certámenes de ese país. El capitalino Cine 23 y 12 devino sede de la exhibición que atrajo la atención de los cinéfilos por la diversidad de lenguajes, estéticas y modos de asumir el audiovisual en la actualidad.

Historias de amor y desamor, contadas desde los géneros dramáticos y comedia, se alzaron como plato fuerte de la cita. La emigración, el racismo, la xenofobia; la influencia de la cultura cool, justo en un escenario determinado por las redes sociales digitales, marcaron los ejes temáticos de las tramas.

Como para atemperar los calores de nuestra tierra caribeña, este capítulo de cine germano abrió con Vida nocturna (Nightlife, 2019-2020), de Simon Verhoeven, recientemente considerada una de las películas más vistas y por lo cual conquistó el Premio de Oro del Cine Alemán en el año 2021.

Protagonizada por Elyas M´Barek y Frederick Lau, Nightlife la historia transcurre en la multicultural Berlín; es una comedia romántica de enredos, con destellos de thriller, sin más pretensión que ser entretenida.

Risas y hasta carcajadas consigue este filme con su ritmo trepidante, caracterizado por las persecuciones de los “pillos” a los “buenos”, junto al aderezo en pinceladas del mundillo de las drogas y sus estereotipados truhanes.

A partir de una atmósfera lúdica, Verhoeven satiriza el cine de gánsters y criminales a sueldo, también, a las películas infantiles de aventuras; todo un contraste al tomar como telón de fondo a una urbe agitada y festiva, cuyos habitantes noctámbulos prefieren los ambientes licenciosos de bares y discotecas.

Con matices algo más rosas, igualmente, cautivó otra comedia: Relaciones imposibles (2020-2021), de Helena Hufnagel, y coproducida por Alemania y Suiza.

Basada en el best seller Sin compromisos: Retrato de una generación de relaciones imposibles, del escritor Michael Nast, esta película propone una reflexión un tanto desdeñosa hacia lo romántico y lo pasional que, en el presente, suele definir algunas de las relaciones de pareja en los más jóvenes.

Hondamente sensible es la historia de la película Nico, la cual entreteje la temática LGBTIQ+ y la integración social de otras etnias en una sociedad con visos de xeno-fobia.

Sin estridencias ni rebuscamientos, alcanza cierto tono de hilaridad con la historia de un joven escritor, empleado de una agencia de influencers, quien conecta su vida sentimental a alguien que lo instará a reconsiderar la conveniencia de su disipada vida de soltero.

Entre los cuatro dramas de la muestra estuvo Nico, de Elina Gehring. Su protagonista, la actriz Sara Fazilat, asumió además la producción y el guion de la película; le sirvió como ejercicio de graduación en la Academia de Cine y Televisión de Berlín.

A partir de una poética intencionadamente lineal y representativa de una realidad que hoy día desuela a distintas urbes europeas: la xenofobia, Nico ahonda con audacia en un escabroso fenómeno social; tal vez ese sea su más sobresaliente acierto.

Si bien predominó la austeridad en cuanto a narrativa y presupuesto, la película captó la atención en varios eventos cinematográficos, en alguno de los cuales ganó los premios de Cine de Bavaria; Max Ophüls, en la categoría de mejor actriz, y el First Step Awards 2021.

Sobre intolerancias y la necesidad de respetar la diversidad étnica de las personas, también se enfocó El príncipe (2019-2021), de Lisa Bierwirh, al narrar la historia de amor entre una curadora germana de arte y un empresario congolés de dudoso y ambiguo pasado.

Sin duda, un drama romántico diferente, quizá hasta temerario, precisamente, por la habilidad de su directora para presentar prejuicios subyacentes en la sociedad alemana actual, desde una mirada crítica, capaz de generar desconcierto, confusión, y reveladora de un racismo que, por velado, no deja de ser cotidiano.

Asumir la diáspora congoleña significó un reto para Lisa Bierwirh, realizadora de El Príncipe.

Uno de los grandes atractivos de esta edición 17 fue la película de Oscar Roehler, titulada Enfant terrible (2019-2020); ilustra de modo excepcional la vida y obra de Rainer Werner Fassbinder, actor, productor, director de cine, teatro y televisión, considerado uno de los representantes más notables del Nuevo cine alemán.

El trabajo de este artista resulta conocido en nuestro país por las obras Las amargas lágrimas de Petra Von Kant y Gotas de agua sobre piedras calientes, cuyas versiones fueron llevadas a escena por el cubano Carlos Díaz, junto a Teatro El Público.

En dicha cinta se recrea a un Fassbinder obstinado en hallar el amor y, paradójicamente, a un ser humano de comportamientos discordantes. Van desde el apasionado artista hasta el déspota avasallador a sus allegados.

Enfant terrible deviene el relato visual de quien fuera considerado uno de los más notables representantes del nuevo cine alemán: Rainer Werner Fassbinder.

Enfant terrible tiene bastante de sugestivo, muestra planos secuencia estetizados. Entrelazan cierta teatralidad al lenguaje audiovisual y sugieren simbólicamente los ámbitos por donde se movió esencialmente el versátil creador.

Esta semana de cine trajo el aliento de una cultura que marca proximidades con nuestro país desde la universalidad del séptimo arte y los modos de percibir el mundo, muchas veces estremecido por desesperanzas y anhelos, tristezas y goces, satisfacciones y desgracias.

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