Crisis en Texas

El territorio limítrofe con México se ha convertido en el epicentro de una dura batalla, con implicaciones constitucionales


Es 26 de mayo de 1865. El general confederado John Shelby galopa por toda la ribera del río Bravo. Lo hace rapidísimo. Va rumbo al sur, en dirección contraria a los disparos. Es la Guerra de Secesión, como sabemos, que en esa fecha tuvieron fin las hostilidades.

Pero regresemos a la escena de la huida del militar y a otra donde arroja su bandera en la pequeña localidad fronteriza de Eagle Pass y cruza a México para refugiarse antes de admitir, sin rendirse, la derrota de sus tropas y reconocer el triunfo de Abraham Lincoln.

Los soldados de la Guardia Nacional, armados con metralletas, controlan el parque Eagle Pass. / bloomberg.com

Hoy ese mismo lugar se ha convertido en el epicentro de una dura batalla, que enfrenta al Gobierno federal con el de Texas por el control de la inmigración, a los soldados de la Guardia Nacional con la Patrulla Fronteriza, a los republicanos con los demócratas. Y todos esos choques confluyen en el parque que lleva el nombre del oficial secesionista.

Alambradas de espino y un muro de contenedores cierran el acceso al área. Las entradas desde la calle se encuentran valladas y bloqueadas por vehículos militares. Los soldados de la Guardia Nacional, armados con metralletas, controlan el acceso. Los residentes no pueden llegarse allí; por orden del gobernador tejano, el republicano Gregg Abbott, tampoco pueden hacerlo otros agentes.

La resolución la dio después de dispararse el número de entradas de viajeros irregulares en estos terrenos. Joe Biden apeló a los tribunales contra esa decisión, al argumentar que impedía a las fuerzas bajo control federal desempeñar su trabajo. Las alambradas y otros obstáculos impidieron a mediados de enero que esos agentes pudieran rescatar a una familia de tres personas que acabó ahogándose, alegó el gobierno.

En Washington un grupo de senadores consensuaron un proyecto para reformar el sistema de inmigración. / houstonchronicle.com

El Supremo le dio la razón y dictó que se retiraran los obstáculos. Pero el gobernador interpretó el dictamen de la manera más limitada posible: que los agentes fronterizos podrán cortarla para auxiliar a algún migrante en peligro. Mientras tanto, promete reforzar las vallas. Su argumento es que la política de la Administración favorece a los migrantes hasta el punto de poner en peligro a Texas: “el Estado tiene el derecho de defenderse ante lo que define como una invasión”.

La resistencia de Abbott se produce cuando en Washington un grupo de senadores consensuaron un proyecto de ley que reformaría el sistema actual de inmigración. Entre otras cosas, darían a Biden la autoridad de “cerrar la frontera”, como él mismo ha declarado, si las detecciones irregulares sobrepasan las 8 500 en un solo día.

Mas, en un año electoral los legisladores republicanos se resisten a aprobar nada que pueda interpretarse como un éxito para Biden. Donald Trump, el expresidente que aspira a regresar a la Casa Blanca en noviembre, se opone a la medida, en tanto pretende convertir la migración en el asunto protagonista de la campaña electoral. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, aseguró que la propuesta “nació muerta” en ese foro.

Por otra parte, los residentes de Eagle Pass esperan que el enfrentamiento entre el Gobierno federal y el estatal se resuelva lo antes posible y que la actual crisis no se convierta en una nueva guerra civil.

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