Cuando falta la unidad

El Gobierno de los 100 Días fracasó porque, como subrayó Guiteras, “una revolución sólo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un núcleo de hombres identificados ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios


El año 1934 comenzó con una profunda crisis política en Cuba. El coronel jefe del ejército Fulgencio Batista conspiraba abiertamente contra el presidente Grau. Por otra parte, Jefferson Caffery, designado desde diciembre último representante de los Estados Unidos en el país, se entrevistaba con elementos de la oposición burguesa para consensuar sobre a quién nombrar como futuro mandatario de la República. 

Guiteras, Batista y Grau entre un grupo de militares durante el Gobierno de los 100 Días. / Archivo de BOHEMIA.

Como si esto fuera poco, existía un total desacuerdo entre los trabajadores del sector eléctrico y la patronal yanqui, que solo se comprometía a satisfacer algunas de las 31 demandas proletarias. El 13 de enero, al ver que la compañía no parecía dispuesta a transigir, los trabajadores anunciaron la inminente huelga. Antonio Guiteras, como ministro del gobierno, trató de resolver la situación, pero el gerente general yanqui rehusó encontrarse con él. Toni ordenó que condujeran al huidizo funcionario ante él a la hora que fuera. Localizado en plena madrugada, el estadounidense se presentó acompañado por su abogado y pretendió volver a discutir las 31 demandas una por una.

Junto con sus colaboradores, se dispone a intervenir la compañía de electricidad. / Archivo de BOHEMIA.

Guiteras auscultó su reloj y suavemente dijo: “Señor administrador, el gobierno cubano no puede esperar más (…), no le es posible afrontar tan grave situación, ni obligar a los obreros a trabajar si no se accede a sus justas demandas. En vista de ello el gobierno cubano interviene provisionalmente la compañía mientras ustedes discuten”. A la luz de una vela, un abogado redactó el decreto y el presidente Grau estampó su firma. Una copia de la legislación se envió a las oficinas de la Gaceta de la República de Cuba para su publicación.

En la noche de aquel 13 de enero Batista había celebrado una reunión en el campamento Columbia. Planteó que ya se hacía imprescindible la sustitución de Grau y de Guiteras. No obtuvo unanimidad entre los militares asistentes: el marino Santana se opuso y lo secundaron los comandantes Marchena y Pablo Rodríguez. La reunión concluyó sin que se adoptaran acuerdos. A solas, Batista se autofelicitó por haberle quitado a ambos comandantes el mando de tropas, pues ya Marchena no radicaba en la fortaleza de La Cabaña y a Rodríguez lo había “promovido” a ayudante del presidente, alejándolo de Columbia.    

Según declararía años después el entonces dirigente estudiantil Segundo Curtis, Grau le dijo que en la tarde del 14 de enero de 1934 se había entrevistado con Batista y Mendieta en una finca de las afueras de La Habana y el sargento devenido coronel le había sugerido que renunciase a la presidencia. Pragmático como siempre fue, Grau entendió que para bien de su futuro político su permanencia en el alto cargo había terminado y sutilmente lo puso a disposición de la Junta revolucionaria.  

A Carlos Mendieta le tocó en suerte el papel de títere, en el gobierno que integró junto con el embajador Caffery y el coronel Batista. / Archivo de BOHEMIA.

Para sustituirlo había dos propuestas: Carlos Mendieta que contaba con el visto bueno de Washington, el ABC, loa seguidores de Miguel Mariano Gómez y varias agrupaciones de derecha; y el ingeniero Carlos Hevia, miembro del ya extinto Directorio Estudiantil Universitario (DEU), de quien se decía que tenía el apoyo de Guiteras, aunque este lo desmintió días después en una entrevista con el periódico Luz. Finalmente fue designado Hevia el 16 de enero, quien sin el apoyo de Washington y de Batista solo pudo mantenerse en el poder 36 horas. El 18 de enero asumió la presidencia Manuel Márquez Sterling por pocas horas, quien a su vez se la traspasó a Mendieta. Y Estados Unidos lo reconoció como mandatario.

¿Cuáles fueron las causas de la caída del llamado Gobierno de los 100 Días? Guiteras lo explicó muy bien en su artículo Septembrismo, publicado en la revista BOHEMIA el 1º de abril de ese año: “Grau cayó impulsado por los místicos del reconocimiento, con Batista a la cabeza, que habían retrocedido aterrados ante la verdadera revolución que por primera vez veían en todas sus luces […] Fracasamos, porque una revolución sólo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un núcleo de hombres identificados ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios”.

Para Guiteras, la revolución del 30 dejaba una lección importante: “Nuestra labor desde el gobierno, luchando contra los sectores mediacionistas era ardua; pero más arduo era nuestro esfuerzo gigantesco para convertir el Golpe del 4 de septiembre en una revolución anti-injerencista y, sobre todo, determinar hasta dónde llevar el anti-injerencismo. Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la No Intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males: al imperialismo económico, el que hizo retroceder a muchos anti-injerencistas, dividiéndose nuestras filas”.

Por ello, razonaba, esta “fase de nuestra Historia es la génesis de la revolución que se prepara, que no constituirá un movimiento político con más o menos disparos de cañón, sino una profunda transformación de nuestra estructura económica–político-social”. Con lo que reafirmaba su actitud cuando, una vez consolidado el régimen Caffery-Batista-Mendieta, alguien le preguntó qué iba a hacer. “Comenzar de nuevo, ahora mismo”.

Facsímil de la página de BOHEMIA correspondiente al 1º de abril de 1934. / Archivo de BOHEMIA.

*Periodista y profesor universitario. Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida 2021

Fuentes consultadas:

Los libros La Revolución que no se fue a bolina, de Rolando Rodríguez, Guiteras, de José A. Tabares del Real, y Aquella decisión callada, de Newton Briones Montoto; las compilaciones Guiteras 100 años, a cargo de Ana Cairo, y Antonio Guiteras, su pensamiento revolucionario, de Olga Cabrera.

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