Este aspirante a la candidatura presidencial está haciendo su lucha por llegar a posicionarse como el más odiador

Al tiempo que se avecina la carrera electoral de 2024, el gobernador de Florida firma y convierte en ley varias medidas que algunos califican de las más antinmigrantes del momento.

La nueva regulación, que entró en vigor en el estado gestionado por el republicano Ron DeSantis, busca -entre otras cosas- complicarles la vida a los empleadores, en caso de que contraten indocumentados, pues tendrán que atenerse a cuantiosas multas.

Esta normativa obliga a los directivos a utilizar el sitio web del Departamento de Seguridad Nacional E-Verify, un programa electrónico que funciona esencialmente para detectar y rechazar a los indocumentados a la hora que solicitan un trabajo.

En el sector sanitario exige a los doctores y enfermeras hacer el rol de agentes de inmigración, al solicitar más información de sus pacientes. Como si la salud fuera un derecho solo de unas cuantas personas, antes de atenderle se le preguntará sobre su estatus.

Para aquellos que cuentan con licencia de conducción de algún otro estado que no sea la Florida ya no podrán conducir dentro de ese territorio, porque esta ley lo prohíbe.

Es paradójico y deleznable que un inmigrante italiano, que actualmente gobierna un estado lleno de extranjeros, esté tratando a miles de personas de esa manera. Es deleznable que el Congreso de ese estado utilice estos argumentos en tiempos de elecciones solo para, políticamente hablando, ganar puntos.

El funcionario está mandando un mensaje político y dice que él sí sabe “combatir” a las personas que carecen de estatus “legal”. Parece que aún está tanteando sus posibilidades entre la audiencia de los Estados Unidos, como para ver si cumple con lo que se requiere con vistas a derrotar a Donald Trump en una elección primaria.

Los conservadores simplemente están haciendo lo que saben hacer, que es golpear al más débil y, como casi siempre, estar del lado incorrecto de la historia. En vez de buscar una verdadera solución, una estrategia como la de Ron DeSantis, son cortos de visión y empeoran la problemática. Podrán deportar a miles, pero mientras no se arregle el sistema migratorio a fondo, entrarán millares más. Conseguirán hacer todo lo posible por envilecer las vidas de quienes llevan años viviendo allí, pero la gran mayoría no se irá a ninguna parte.

Entretanto, el otro candidato republicano a la presidencia, Donald J. Trump, parece sonreír con ironía, como diciendo: “Aquí el odiador número uno soy yo”. Hasta el momento resulta un poco difícil saber quién es en realidad el más detestable de estos dos personajes.