El Callejón

Primero

Todos los lugares por los que transito tienen bulla: la Facultad de Comunicación, el Parque de la Fraternidad, la calle Muralla.

Todo a mi alrededor parece estar tan profundamente dañado, que es difícil y poco objetivo asegurar que sea agradable al oído.

Pero en el corazón de Cayo-Hueso, en Centro Habana, hay un lugar con ritmo. Su nombre es Callejón de Hamel.

Segundo

Al principio fue Hamel, quien nació allá, en donde los pasos patones de Europa. Vivió en Alemania, pero pronto prefirió el ritmo del piso. Y vivió también en Cuba.

Hoy llego al Callejón de aquel señor. Llego justo cuando el sol se enciende al mediodía. Es domingo día de rumba, lo anuncian los tambores, el cencerro y los movimientos de la gente.

La mochila pesa, no quiero entrar. Es, además, La Habana, y aquí la gente arde, pero el ritmo…; él te obliga a pasar a la antigua casa de Hamel y yo con unos pies tan pobres de movimientos.

En el callejón invitan las pinturas de Salvador González*. Las paredes lo explican: Salvador hizo un proyecto comunitario afrocubano. Aquí se lee a los niños de Excilia Saldaña, se les enseña de pintura y también del güije. Reciben el aché y aprenden a bailar.

No solo los pequeños se menean con el toque, lo intento hacer yo, Nadie ha olvidado venir hoy: allí están los abakuá, herederos de los carabalís; el babalawó, máxima jerarquía del Ifá; asiste también María, la que tira las cartas; los artesanos y la gente, que a su vez ha invitado a gente de otros pueblos.

Lucen aquí las pinturas de González. Siempre las cabezas viven en sus cuadros; dicen que así su pincel explicaba la fuerza de la naturaleza.

Primero, Yemayá toda de azul, reina del mar y la eternidad. Después Elegguá, el guarda las llaves de mi destino y también del suyo… Y allí está ella, la reina, qué coqueta… con su corona: Ochún, orisha mayor.

Tercero

Quisiera que nuestra ciudad se reparara así de la bulla, de la bulla de crecer, de la bulla de descubrir que yo también hago bulla, de la bulla que me provoca ver un callejón tan feliz.

Quisiera volver de esta ciudad un callejón, donde no hay que ir al otorrino para sonreír.

No quiero más gritos desafinados; quiero una melodía como la del callejón de Hamel: rumba y silencio, y silencio y rumba.

*****

*Salvador González, fundador del proyecto comunitario callejón de Hamel falleció el 16 de abril de 2021 en La Habana.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos