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El derecho de soñar, merecido homenaje a la radio cubana

Por el canal Cubavisión se exhibe actualmente El derecho de soñar, una telenovela que rinde homenaje al primer siglo de la radio cubana, esa señora que, aunque centenaria, continúa enamorando al público. Tanto es así que se convirtió en el leiv motiv de Alberto Luberta y Ernesto Fiallo, dos directores de experiencia en el género, para construir una propuesta televisiva que dignifique al medio radiofónico

Por. / Ashly Medina


El 22 de agosto de 1922 salieron al aire las primeras transmisiones radiales emitidas por la Emisora 2LC, perteneciente al célebre músico y compositor Luis Casas Romero.

Pocos pensaron que un siglo después, la radio ofreciera inmediatez noticiosa, compañía incondicional ante la soledad y nos facilitara que nuestras voces fueran escuchadas a través de programas de participación.

Como parte del homenaje a los 100 años de la radio en Cuba, nació la telenovela El derecho de soñar, que desde el mismo instante de su promoción generó gran expectativa en la teleaudiciencia que reside dentro y fuera del país, motivado por lo alta que han puesto la varilla las últimas producciones cubanas.

El derecho de soñar trajo a la pantalla una propuesta diferente, una historia contada en dos etapas. Primeramente se relataron algunos momentos de las grabaciones de la radionovela El derecho de nacer, que constituyó un fenómeno cultural de la época, donde toda Cuba se paralizaba para vivir la historia de Albertico Limonta y mamá Dolores. También visualizamos las particularidades de la guerra del aire protagonizada por las dos emisoras líderes en ese entonces, CMQ y RHC Cadena Azul, así como la fatídica muerte de la gran dama de la radio en Cuba, la española María Valero.

En el aniversario de la radio cubana, BOHEMIA les comparte el fotorreportaje de archivo que ilustra el proceso de grabación en vivo de El derecho de nacer, publicado en la edición del 19 de diciembre de 1948.

Mientras que la segunda etapa, de la cual ya hemos disfrutado varios capítulos, nos acerca a las cotidianidades y peripecias de los artistas y técnicos que hacen radio en estos tiempos.

La protagonista es Daniela, una joven recién graduada de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, que asumió la realización de un documental dedicado a la radio como parte de su servicio social, a pesar de tratarse de un medio que subestima y rechaza por detalles de su pasado. A través de ella es que vamos conociendo la vida de quienes se desenvuelven en el medio radiofónico, con sus problemas cotidianos, la escasez de recursos para asumir determinados anhelos en la producción radial, las confrontaciones y competencias laborales…, pero con un motivo en común, el amor hacia la radio.

El derecho de soñar no es una versión de El derecho de nacer, sino una novela que habla de la vida de los hombres y mujeres que por más de 100 años nos han hecho soñar a través de la magia de este medio.

Han sido muchos los usuarios de las redes sociales que refieren no gustarle la propuesta televisiva, quizás por tratarse de una proposición diferente a las dos anteriores telenovelas cubanas que no abordaban temáticas históricas o de época. No obstante, pese a las opiniones encontradas, me gustaría señalar que esta posee entre sus aciertos el de haber ofrecido una visión de los ambientes, tipos y paisajes de una época, partiendo, precisamente, de hechos verídicos. Esta fue la excusa para adentrarnos posteriormente a un proceso más contemporáneo, algo bastante inusual, y de ahí quizás algunas de las incorformidades.

Estoy segura de que si le damos la oportunidad, esta novela nos hará vivir muchas emociones, porque la historia ha demostrado que la radio atrapa y que los cubanos somos soñadores por excelencia, y lo seguiremos siendo, y que aún suspiramos de amor gracias a las telenovelas, parte de nuestras vidas desde hace mucho tiempo.

Mucho menos creo que estemos en presencia de una propuesta televisiva que nos haga perder el tiempo, si valoramos su elenco, guionistas y directores.

A partir de diversas y sistemáticas publicaciones en las redes sociales, los internautas reconocen el trabajo investigativo desarrollado por los guionistas, aplauden las interpretaciones de personajes reales y resaltan la labor desarrollada por los actores y actrices, lo que generó la reacción inmediata de parte de su elenco, quienes han compartido con sus seguidores videos y mensajes en agradecimiento.

Emotivas palabras las de la actriz Yaremis Pérez, al dar las gracias a todos los que permitieron entrar a María Valero en sus vidas; las de Jorge Martínez, por el respeto y el cariño del pueblo; en tanto, el actor Carlos Gonzalvo deseó que la novela guste porque fue realizada con mucho amor. Por su parte, la actriz Yailín Coppola refiere sentirse satisfecha por el resultado final que hoy se le ofrece a los televidentes, mientras que el joven actor Ángel Ernesto García manifestó su orgullo por haber trabajado junto a grandes maestros de la actuación en Cuba.

Con un siglo de antigüedad, la radio sigue siendo protagonista en la vida de miles de cubanos, a pesar de que continúe en competencia con la televisión y la Internet.

Es nuestra mayor aspiración que se disfrute la nueva propuesta televisiva y se logre distinguir la entrega y el talento acumulados durante décadas por los profesionales del universo radiofónico en el país; se recuerde con admiración y cariño a los que han dejado una huella y marcan el camino a seguir en este importante medio de comunicación e, incluso, nos permita volver a soñar a través del encanto de las palabras y los sonidos.

Luberta conversa sobre El derecho de soñar

Foto. / Leyva Benítez

–¿Cómo surgió la idea de escribir una novela que constituyera un homenaje a la radio?

–La idea de hacer la novela surge en la Casa Productora de Telenovelas: su director Alfredo Calderón consideró que era una buena idea hacer un homenaje a los 100 años de la radio, desde la televisión.

“En ese momento se transmitía en la radio una serie sobre el centenario de este medio, escrita por Ángel Luis, quien luego se convirtió en uno de sus guionistas, y constituyó un punto de partida para lo que sería luego El derecho de soñar.

–¿Por qué dividirla en dos etapas?

–En los momentos iniciales del proceso de creación surgieron debates sobre si la novela debía abarcar solo aquella época de 1948 o si era mejor centrarla en la actualidad, hasta que finalmente llegamos a un consenso de que incluyera las dos etapas, pues los que hacen radio hoy también merecen su homenaje y no solo los de su época de oro.

–¿Qué objetivos pretenden alcanzar con la transmisión de la novela en el contexto del centenario de la radio en Cuba?

–El objetivo principal es que el público la reciba con el mismo amor y el mismo entusiasmo con que fue realizada. Que las personas de la radio se vean reflejadas y no solo que aparezcan los nombres de muchos en la despedida, o que se escuchen fragmentos de programas de las distintas emisoras, sino que se aprecie un verdadero reconocimiento a quienes hacen radio.

–¿Qué mensaje le gustaría hacerle llegar a los televidentes?

–Para los televidentes, en primer lugar, todo mi respeto, que los criterios que nos hacen llegar, aunque sean negativos, son escuchados y nos sentimos sumamente agradecidos porque para ellos trabajamos.

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Un comentario

  1. saludo la excelente idea de rinder homenaje al Derecho de nacer y a la radio cubana que tanto nos regala cotidianamente. creo se hizo un admirable trabajo en la primera parte desde el punto de vista actoral, escenográfico, diseño de vestuario y ambientación y me admira mucho más que hayan podido lograr esa digna puesta en escena en medio de los problemas que enfrentamos. sin embargo y aunque creo que aún es pronto para opinar sobre la segunda parte, no comprendo algunas sub tramas como la de la pareja de retardados mentales. no es que no estime que tienen derecho socialmente hablando, a imbricarse en la sociedad si no que no me satisface la inclusión de esos personajes. quizás sea prematuro opinar cuando la novela ha apenas comenzado. saludo a Albertico Luberta y todo el equipo de la novela por su entrega y meritorio esfuerzo.

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