Foto. / Jorge Sánchez Armas
Foto. / Jorge Sánchez Armas

En quiebre la decencia

El horror se enseñorea en Gaza. Israel se muestra en todo su colonialismo, pisoteando normas de convivencias pensadas para las guerras


La Convención I de Ginebra, relativa al alivio de la “suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña de 1949”, entró en vigor en octubre de 1950. Desde entonces ha sido invocada incontables veces, pero parece que en este 2023 es inoperante frente a la brutalidad israelí. Los bombardeos contra la población gazatí han sido tan indiscriminados que incluso a organismos como la Cruz Roja y la Media Luna Internacional, que en todas partes del mundo gozan de inmunidad, les han sido violados sus derechos de libre circulación en la vía pública y acciones seguras de sanidad en el terreno.

Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, se ha mostrado horrorizado por los ataques sionistas contra convoyes de ambulancias frente al hospital Al Shifa. “Las imágenes de cadáveres esparcidos por la calle frente al hospital son estremecedoras”, declaró. Y si bien dijo sentirse también consternado por las acciones militares de Hamás contra civiles israelíes, señaló que no existe ninguna proporcionalidad cuando Tel Aviv niega a los palestinos otra muy necesaria tregua humanitaria.

La agencia oficial de noticias palestina Wafa indica que a estas alturas en Gaza solo pueden funcionar unos pocos hospitales. / heraldo.es

Apostilló: “Han sido asesinados y bombardeados para expulsarlos de sus hogares”. Pero qué se puede esperar de un régimen que hasta el momento de redactarse estas líneas ha lanzado en Gaza 250 ataques contra hospitales, clínicas y ambulancias. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha explicado esta situación ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, países como los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña parecen inconmovibles en su afán por amparar a Israel en su sacrosanto “derecho a defenderse”. (1)

Según el artículo 9, relativo a las “Actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja”, de la mentada Convención, y de conformidad con el Derecho Internacional Humanitario (DIH), “los establecimientos y unidades de salud, entre ellos, los hospitales, no deben ser atacados. Esta protección alcanza a los heridos y a los enfermos, así como al personal médico y a los medios de transporte sanitario”. Se trata de una norma con pocas excepciones.

Estipula además que “los profesionales exclusivamente destinados a tareas sanitarias serán respetados y protegidos en todas las circunstancias. Estos perderán su protección si, al margen de su función humanitaria, cometen actos perjudiciales para el enemigo”. (2)

¿Qué ha pasado? ¿Inaudito?: la barbarie total ni más ni menos; la saña de un gobierno decidido a exterminar a una población diferente a la suya. Sus ideales colonialistas –pilar en el credo del sionismo fundacional– son tan fuertes que han aprovechado la situación creada, a partir del 7 de octubre, para llevar a cabo su plan maestro de ir sacando del “ruedo” territorial a los palestinos.

Aunque remisos a condenar a Tel Aviv, ya varios medios de prensa occidentales han llegado a la conclusión, según informaciones recibidas, de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, conocía con antelación sobre el ataque “sorpresa” de la resistencia palestina, a la que dejó “correr” para justificar el actual exterminio: 17 177 civiles palestinos inocentes asesinados, más de la mitad niños. Entretanto, más de un millón de gazatíes han debido abandonar sus hogares, similar a lo ocurrido en 1948.

Al terminar la tregua de una semana, pactada con las fuerzas palestinas de resistencia, Israel volvió a ensañarse contra la franja costera, pretextado ir detrás de los islamistas de Hamás. Lo cierto es que aprovecha esta oportunidad de “oro” para sacar a la población palestina de una zona que, por si fuera poco, se ha comprobado es rica en gas natural.

El diario español El País se hizo eco de las palabras del responsable de ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, quien manifestó su total desconcierto al señalar que la invasión israelí hace imposible los auxilios. Este 7 de diciembre sentenció que “ya no se puede decir que exista una operación humanitaria en el sur de Gaza”. Lo importante de esta conclusión es que se suponía que el sur del enclave iba a ser un lugar resguardado frente la muerte.

Netanyahu no ha escatimado oportunidad para insistir en que si la población palestina quiere seguridad debe ir a residir a campamentos en el desierto del Sinaí. A él qué le importan las normas internacionales de integridad cuando es capaz de violar la Convención I de Ginebra, también en su artículo 19, relativo a la “Protección”, el cual define claramente que “los establecimientos fijos y las unidades sanitarias móviles del Servicio de Sanidad no podrán, en ningún caso, ser atacados, sino que serán en todo tiempo respetados y protegidos por las Partes en conflicto”.

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3 comentarios

  1. Artículo esclarecedor en medio de tanta manipulación pro- sionista. Deja sentada la denuncia de las violaciones del Derecho Internacional y la impunidad en detrimento de las vidas de civiles y la Paz en la región. Gracias. Basta!!!.

  2. Extraordinario análisis. Acá las Madres contra la Guerra desde Puerto Rico levantamos nuestras voces para exigir un alto al fuego permanente y que se reconozca el derecho inalienable de Palestina a ser libre.

  3. Es cada vez más doloroso e indignante este cuadro de horror e impunidad inauditos del que con objetividad profesional y pese a compartir el sufrimiento de las víctimas, nos actualiza Maria Victoria. La humanidad no puede resignarse y permanecer impasible ante el crimen horrendo que se repite y aumenta cada nuevo día del genocidio sionista contra el martirizado pueblo palestino.

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