Fontán, Carbonell y la pasión por el arte

El Acuarelista de la Poesía Antillana aquilató, como otras personalidades de la cultura cubana, el talento que demostraba el joven revolucionario en sus incursiones en la escena y la radio


Ahora que conmemoramos recientemente el centenario de ese formidable declamador y humorista, Luis Carbonell, quisiera relatar su encuentro con el dirigente revolucionario Gerardo Abreu Fontán, quien en los años 50 comenzaba a hacerse notar en el mundo del espectáculo.  

Negro, pobre, con un sexto grado mal aprobado e hijo natural, Fontán ocupaba –como solía decir el poeta Nicolás Guillén al analizar casos como el suyo– “el escalón más bajo en la sociedad de su época”. Como muchos de su generación, apenas un adolescente marchó a La Habana.

En su Santa Clara natal imperaba entonces la discriminación racial y la diferencia de clases. En el Parque Leoncio Vidal, por ejemplo, los negros solo disfrutaban de una acera porque las otras tres les estaban vedadas, eran exclusivas para blancos. 

Un muchacho de sus características carecía de oportunidades allí. En La Habana, al principio, no le fue muy bien, tuvo que desempeñar los empleos menos remunerados y gracias a las grandes escaleras de las casas de la calle San Lázaro, en el barrio de La Punta, las que baldeaba por 20 centavos, pudo alimentarse algunos días. 

Fontán tenía un sueño: convertirse en actor, declamar versos en un teatro repleto. Pero, según sus coetáneas, estaba muy lejos de ser “un tipazo de hombre”. Su hermana Magaly lo describía “de estatura mediana, sobre lo delgado. Caminaba rápido, de pasos largos.

“Toda la cultura que tenía la adquirió como autodidacta en las bibliotecas públicas. Leía mucho: Historia, Gramática, política, poesía, Martí. Le gustaba bailar, cantar, hacer cuentos y llegó a ser profesional como declamador en la radio y la televisión”.

Tras varios intentos y una audición que convenció a los propietarios, encontró trabajo en el Montecasino, un pequeño y modesto cabaret en la calle Prado. Utilizaba el nombre artístico de Gerardo Marín, ‘el oleografista del verso negro’.

Hacía las delicias de los asistentes al imitar a los artistas de la época: Rita Montaner, Luis Carbonell, Celia Cruz, Carlos Pous, Pototo y Garrido. Recordaba su hermana: “Lo vi trabajar. Recuerdo haber visto su foto en la propaganda del cabaret. Casi siempre su línea era humorística”.

De acuerdo con el testimonio de su madre, Hortensia Abreu, Gerardo debutó en la radio como declamador en la RHC Cadena Azul. Sabemos que también tuvo incursiones ocasionales en Cadena Habana y Radio Mambí.

El actor Alejandro Lugo, quien compartió micrófonos con él, relató: “Hacía muy bien el papel de negrito amanerado en sketches cómicos, pero lo de él eran las imitaciones de artistas famosos. La de Luis Carbonell era perfecta, desternilló de la risa a Rita [Montaner]”.

Con Carbonell coincidí en dos eventos culturales en Santiago de Cuba, donde le hicieron un homenaje, y en Bayamo, durante una Fiesta de la Cubanía. No desaproveché ambas oportunidades y dialogué mucho con él: “A Fontán lo recuerdo muy bien. Era maravilloso”, me dijo.

En Santiago de Cuba se le hizo un homenaje meses antes de su muerte. / Sergio Martínez

“Entonces tenía otro seudónimo. Alguien vino a decirme que hacía imitaciones de mí en un pequeño cabaret del Paseo del Prado. Fui a verlo con un amigo. ¡Maravilloso! Cuando terminó, subí al pequeño escenario y nos abrazamos. El público comenzó a aplaudir.

“Fui a verlo otras veces. Estuve un tiempo sin ir y cuando volví a aquel club, ya su foto no estaba en la vidriera. Pregunté por él a los que trabajaban allí. No me dieron información, sus respuestas eran muy vagas. 

“Un día, en un pasillo de la CMQ, pregunté a uno que lo conocía si sabía algo de él. Una amiga, al quedarse sola conmigo, me regañó: `¿tú estás loco, Carbonell? Ese muchacho es un revolucionario buscado por la policía´. Yo no lo quería creer, un muchacho tan fino, tan talentoso, no lo imaginaba tirando tiros…

“Aquellos eran tiempos difíciles, ya había pasado lo del ataque a Palacio. Alguien que yo conocía, que ocupaba un alto cargo en el gobierno [de Batista], me dijo que uno que se decía amigo mío, un actor muy renombrado en la época, le había dicho a la policía que yo tenía relaciones con el 26 [Movimiento 26 de Julio].

“Alguien vino a decirme que Fontán hacía imitaciones de mí en un pequeño cabaret del Paseo del Prado. Fui a verlo con un amigo”./ Kaloian

“La policía me estuvo vigilando durante un tiempo. Y triunfó la Revolución. Fue cuando me enteré que al muchacho lo habían matado, tiraron su cuerpo ahí en la Plaza, cerca de la estatua de Martí”.

Meses después del diálogo que sostuvo conmigo, falleció Luis Mariano Carbonell Pullés en La Habana, el 24 de mayo de 2014. Una pequeña parte de su testimonio fue incluido en un trabajo anterior. Ahora, en lo referente a Fontán, lo he reproducido casi en su totalidad.

*Periodista y profesor universitario.  Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida 2021.

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Fuentes consultadas

Entrevistas a Hortensia y Magaly Abreu, Luis Carbonell, Alejandro Lugo, Ricardo Alarcón y Benito Peña.

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