Foto. / aa.com.tr
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Gaza, codiciado botín

Este gobierno aspira a convertirse en un nodo energético, con lo cual no dudará en robarse la parte que les correspondería a los palestinos. La actual matanza sionista en Gaza calza esa afirmación


En 2019, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) certificó que hay abundantes reservas de petróleo y gas en la Cuenca del Levante, en el mar Mediterráneo. Esas riquezas están estimadas en un valor de más de 453 000 millones de dólares. Iniciada el 7 de octubre de 2023 –después del ataque de la resistencia palestina contra enclaves israelíes–, la matanza de Tel Aviv, si bien podría no estar subordinada directamente a ese aspecto energético, en última instancia sí lo está. Por ahora, en Gaza mata y destruye a su antojo.

Sin duda alguna el gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu comete genocidio. Cualquier persona justiciera coincide con este criterio. Tanto, que el abogado francés Gilles Devers presentó a la Corte Penal Internacional (CPI) una demanda contra Israel por cometer el mencionado delito contra los pobladores de Gaza. Cerca de 700 juristas, 150 organizaciones de derechos humanos, numerosas figuras legales, profesores de Derecho Internacional y varios sindicatos galos se unieron a la iniciativa.

Hay consenso en definir al colonialismo como la subyugación mediante la violencia de pueblos originarios, la explotación de sus tierras y recursos. No puede descartarse, entonces, que el régimen colonialista de Israel haya aprovechado sus propósitos de exterminio y salida forzosa de Gaza de sus habitantes para también hacerse de sus yacimientos de gas. De otro modo, se vería obligado a compartirlos con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

No en balde, el 15 de junio de 2022 Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, al suscribir un acuerdo tripartito entre la Unión Europea (UE), Egipto e Israel, se mostró exultante cuando declaró que “trabajaremos en el suministro estable de gas natural a la UE desde la región del Mediterráneo Oriental. Esto contribuirá a nuestra seguridad energética”. Sin lugar a duda, puede valorarse un escenario de preocupación occidental por recursos naturales de enorme valía. (1)

Gaza no es lugar seguro para los niños; desde el 7 de octubre, han sido asesinados más de 6 000. / foreignpolicy.com

Para los expertos Gonzalo Escribano e Ignacio Urbasos Arbeloa, del Área de Energía y Clima del Real Instituto Elcano, en España, el ataque de Hamás a Israel y las represalias de este contra los gazatíes “muestran la capacidad de desbordamiento de los conflictos sin resolver y la exposición energética a las crisis geopolíticas que ocasionan. Oriente Medio es una pieza fundamental de la geopolítica energética fósil y el conflicto palestino-israelí permanece en el centro de sus dinámicas regionales. Lo ocurrido sugiere que los acuerdos de normalización entre algunos dirigentes árabes e Israel (Acuerdos de Abraham) no pueden sustituir a una paz justa entre israelíes y palestinos. Sin un acuerdo de paz creíble, las dinámicas de Oriente Medio continuarán contaminadas por un conflicto irresuelto y sus severas consecuencias sobre la seguridad humana y la prosperidad regional”. (2)

Asimismo, según un informe del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, “Israel se ha convertido en un importante productor y exportador de gas durante los últimos cuatro años, duplicando el tamaño de su cadena de valor del gas”. Por otra parte, el semanario Phemonenal World, del estadounidense Jain Family Institute, entrevistó sobre el asunto al académico israelí Guy Laron, quien aseguró que de un tiempo a esta parte el partido gobernante Likud, de Netanyahu, “siempre ha querido convertir a Israel en una economía de recursos y centro energético”. El actual jefe del gabinete sionista de guerra relaciona el futuro de su nación “anclado” también a la explotación del combustible para consumo propio y para la distribución con destino a los países europeos. Ello le podría generar fisuras a la estrecha y sólida amistad con los Estados Unidos, tema de otro comentario relativo a las disonancias en los nexos entre Tel Aviv y Washington.

Ventajas para el ente colonizador

Como potencia ocupante, Israel es quien da los vistos buenos para cualquier prospección en la zona, de ahí que, en junio de este año, autorizó a los palestinos a “explotar” los yacimientos gasíferos correspondientes a su porción de costa, desatando la interrogante de si el intercambio económico podría ser más fuerte que un conflicto de 75 años de irresolución. Muchos gazatíes creyeron que se les abrían las puertas del cielo. No obstante, recordemos que desde el triunfo en las urnas de la organización Hamás (contraria a la ANP), en 2007, el régimen sionista mantiene bloqueada la Franja de Gaza, con lo cual impide acciones económicas clave, por lo que ese permiso fue como “darle queso al ratón”. Se ha certificado que los billones de metros cúbicos de gas hacen de la cuenca levantina uno de los reservorios más importantes del mundo.

Desafortunadamente, la operación “Diluvio de Al Aqsa” de la resistencia palestina ha sido aprovechada al máximo por Israel, cuya aspiración manifiesta es borrar a Palestina y a su gente de la faz de la Tierra. La acción armada puso a tiro de gracia una población que estorba en los planes de colonización. En estos momentos, la prospección del gas se ha paralizado en Gaza, pero lo más trascendente resultaría, a no dudarlo, conseguir treguas más largas en los ataques israelíes para no solo intercambiar prisioneros, sino para preservar la vida. Las cifras de muertes palestinas, empezando por la de niños, son de susto: más de 13 000 civiles.

La dominación completa de la Franja es transcendental como punto de reparto. De ahí que Tel Aviv ha valorado la posibilidad de desterrar a los gazatíes hacia la península egipcia del Sinaí, a lo que se oponen El Cairo, la ONU y la ANP. El periódico israelí Haaretz sostieneque mediante esta opción –sobre otras dos manejadas en el documento sionista “Día después”– Israel “lograría resultados estratégicos”, pero para ser factible requiere del total apoyo de los Estados Unidos y de otros aliados. Gaza se levanta hoy como un símbolo de resistencia. Y también como ficha clave de la geopolítica mundial.

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