Foto. / Cortesía Galería Servando
Foto. / Cortesía Galería Servando

Imaginarios de una generación  

Inaugurada en la galería Servando muestra colectiva que forma parte de la segunda edición de Arte y Pedagogía, proyecto que acoge la obra de las recientes hornadas de creadores visuales y las inserta en circuitos expositivos de reconocido prestigio


Los límites entre el espectáculo de arte y el show mediático en cualquier esfera de la vida, son cada vez más difusos, indefinidos. Hoy en día, avanza con fuerza la tendencia de rendir culto a la diversión, el goce, el placer. La franja ilusoria que escinde a uno y otro concepto, se torna cada vez más delgada y borrosa, pues deviene su expresión más amplia, pura seducción que aliena y banaliza en la mayoría de los casos.

Las incrustaciones de “perlas” sobre el blanco y liso de la pared espectacularizan ciertos contextos, asidos a narrativas, lógicas y modelos de comunicación enajenantes. / Cortesía Galería Servando

Sobre estos tópicos intenta reflexionar la exposición colectiva The show must go on, inaugurada en la capitalina galería Servando, como parte de la culminación de sus estudios de cinco recién egresados de la Facultad de Artes Visuales, de la Universidad de las Artes (ISA).

Jany Batista, Roxana Bello, Rosa Cabrera, María Fernanda Chacón y Aldo Soler, los involucrados en este proyecto, dan título a la muestra, a partir de la  apropiación de una frase frecuentemente aludida en el ámbito de los grandes escenarios.

Apelan a la canción homónima que trascendiera en la voz de Freddy Mercury, poco antes de su muerte, junto a la banda británica Queen; y/o también, a la interpretada por la protagonista de la película musical Moulin Rouge, del cineasta Baz Luhrmann. De ese modo, el grupo de jóvenes artistas cubanos se reafirma como generación, evidencia voz propia y expresividad simbólica.   

The must show go on (El espectáculo debe continuar) sugiere la postura resiliente que siempre debe prevalecer en el espíritu de los artistas genuinos, en su cometido social e ideológico de crear pese a los desafíos y la adversidad.

En la actual propuesta se advierte arrojo, profesionalidad y perseverancia a la hora de asumir varios lenguajes visuales y estéticos, desde una mirada poética, crítica y a la vez, desenfada de entender  nuestra cotidianidad.

La selección exhibe múltiples inflexiones que increpan a las sociedades contemporáneas; a menudo, al acecho de los medios de comunicación y doblegadas por el constante incentivo al consumo, los estilos y las prácticas de vida con predisposición hedonista.

Cuestiona visiones epidérmicas relacionadas con el entretenimiento y los empaques sensacionalistas de esos mismos medios, desde hace algunos años amplificados y ocupados por influencers, tiktokers, instagramers, en un andamiaje de personajes con frecuencia efectistas.   

Conviven en un mismo espacio desde un podcast hasta fotografías manipuladas con el vino de la propia exposición donde se hicieron. / Cortesía Galería Servando
La Habana, Tropicana, 10:30 pm. se abre a una fiesta de colores, formas y gradaciones, alusivas al mítico lugar e intenta evocar sus relaciones con el placer, la diversión, la seducción. / Cortesía Galería Servando

Polemiza en torno a ese oropel –ya casi habitual en nuestras existencias- que devela circunstancias imaginadas, construidas, repletas de contrastes, matices, representaciones visuales que deslumbran determinados contextos, centrados en narrativas, lógicas y modelos de comunicación enajenantes. Es el caso de la obra Conceptual lechosa, de Rosa Cabrera, una suerte de colosal mural, consistente en incrustaciones de “perlas” sobre el blanco y liso de la pared.

La espectacularización de ciertas cotidianidades percibida en las obras que integran The must show go on, no solo simulan realidades y sus entornos de socialización; también, generan imágenes-relatos, emanados de la subjetividad de cada artista en particular. Así, se aprecia en las piezas Del cielo siguieron cayendo estrellas, de María Fernanda Chacón; y Happy traveler, de Aldo Soler, ambas con estéticas, conceptos y materiales totalmente distintos, pero de intencionada y evidente teatralidad.

Del cielo siguieron cayendo estrellas, de María Fernanda Chacón, genera imágenes-relatos de intencionada y evidente teatralidad. / Cortesía Galería Servando

Apenas se ingresa en la galería, llama la atención las iridiscencias y el efecto reflectante de la pieza La Habana, Tropicana, 10:30 pm., de Jany Batista. Creado a partir de un híbrido de materiales (acrílico, lentejuelas y purpurina), este lienzo procura una aproximación simbólica y abstracta al conocido icono del espectáculo artístico en Cuba y el mundo. Exhibe una fiesta de colores, formas y gradaciones, alusivas al mítico “paraíso bajo las estrellas”, desde el imaginario colectivo, e intenta evocar sus relaciones con el placer, la diversión, la seducción.

Cada obra del conjunto expresa, sintetiza y ostenta la individualidad de su creador, porta códigos originales, sugerentes y revela una historia en particular. Sin embargo, se advierte unidad y cohesión conceptual en la selección, aun cuando coexisten diversidad de formas artísticas, medios y materiales. 

La obra El fin no justifica los medios, podcast de Roxana Bello, confirma la certidumbre de que vivimos en un mundo interconectado -e hiperconectado- donde las megaindustrias del entretenimiento, el ocio y también, de los medios de comunicación, echan mano a las subjetividades individuales y colectivas para disponer qué consumimos y cómo lo hacemos. A veces, llegan hasta adueñarse de nuestras existencias, aspiraciones, creencias y, por si fuera poco, de nuestro tiempo libre.

The must show go on abre un debate controvertido, aunque siempre ineludible, en el contexto cultural cubano. Demuestra que aún desde las diversidades, es posible concebir arte de alcance universal y a la altura de las dinámicas contemporáneas; esa es su virtud de excelencia y la más valiosa carta de éxito.

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