Jesús Montané, bueno como pidió Martí

Según contara Fidel en sus cien horas de conversaciones con Ignacio Ramonet, entre los primeros que pensaron en el marxismo estaba el hombre que este 15 de abril cumpliría un siglo de nacido


No podemos pasar por alto la fecha en que Jesús Montané Oropesa, uno de los integrantes junto a Fidel del nutrido y corajudo grupo de la Generación del Centenario del Apóstol, que participara en el asalto al Cuartel Moncada, hace siete décadas, vino al mundo en 1923, en Nueva Gerona, antigua Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

Montané cumplió con amor y eficiencia muchas tareas revolucionarias, entre ellas la de ser Ayudante personal del Comandante en Jefe; nos atrevemos a decir como apuntó Martí en su Diario al desembarcar en tierra cubana el 11 de abril de 1895: “Dicha Grande”. / Autor no identificado.

“Chucho”, como le decían sus familiares, sus amigos más cercanos y sus compañeros de lucha, era de aquellos a los que se refería el Comandante en Jefe en sus largos diálogos con el periodista hispano-francés cuando le confesaba: “Nosotros no teníamos ni un centavo, no teníamos nada. Yo lo que tenía era relaciones con aquel partido, el Ortodoxo, que contaba con muchos jóvenes, todos muy antibatistianos, eran como la antítesis de Batista; en ese sentido no había en el país ninguna otra organización comparable. El nivel ético y patriótico de esa juventud era alto. No podía afirmarse que tenían, ya le expliqué, un nivel de conciencia política, revolucionaria, de clase, porque al fin y al cabo la dirección de aquel partido, como siempre, excepto en La Habana, donde existía un fuerte grupo profesional e intelectual, iba cayendo en manos de ricos y de terratenientes”.

“Jesús”, “Chucho” o “Canino” es y será por siempre un joven vanguardia de la Generación del Centenario del natalicio de Martí. Sirvan estas líneas de homenaje sencillo, pero sentido a su vida, su ideal y su ejemplo. / Autor no identificado.

Fidel contó a Ramonet que “todos eran gente joven, de 20, 22, 23, 24 años. De más de 30 años quizás dos, el doctor Mario Muñoz —el médico del destacamento— y Gildo Fleitas. Recuerdo que los días subsiguientes al golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, entre los primeros que nos unimos estaban Jesús Montané y Abel Santamaría. Yo organicé un pequeño círculo de estudio de marxismo en Guanabo, donde me prestaron una casa, y el material que usé fue la biografía de Marx escrita por Mehring. Me gustaba aquel libro, que contiene una bella historia. Abel y Montané participaban en el curso… Descubrí una cosa: lo más fácil del mundo en aquellas circunstancias era convertir a alguien en marxista. Yo tengo un poco el hábito de la prédica… Yo fui el primer revolucionario profesional del Movimiento, porque en aquella situación los militantes eran los que me sostenían… Montané tenía hasta una cuentecita en el banco, no muy grande, tal vez 2 000 o 3 000 pesos, y un empleo relativamente bien remunerado; y Abel, por su parte, contaba con un salario bueno para esa época, disponía de un apartamento en un edificio del Vedado; lo acompañaba su hermana Haydée. A los tres los conocí después del golpe de Estado de Batista… Debo decir que el auto chapa 50315 no era de propiedad plena. Lo había adquirido a plazos. Había que hacer un pago mensual so pena de que el auto fuese ocupado por la empresa acreedora en cualquier calle. Más de una vez Abel y Montané tuvieron que rescatarlo con sus ingresos salariales…

Fidel y Abel fueron presentados por Montané

Cuando el 16 de agosto de 1952 se conmemoraba el primer aniversario de la muerte de Eduardo Chibás, el fundador del Partido Ortodoxo, Montané presentó a Fidel a Abel. De ahí que, algunos meses después, Montané fuera uno de los organizadores y ejecutores de aquel asalto armado a la segunda fortaleza militar de la tiranía que pasó a ser enseguida el gran acontecimiento que cambió la historia de Cuba.

Al frente de la telecomunicaciones

Como se sabe, Bertold Brecht, en su Cantata por el aniversario de la muerte de Lenin, decía que los hombres que luchan toda la vida, son los imprescindibles y el hombre al que rendimos homenaje está entre los imprescindibles. Más de cinco décadas estuvo marcado por el combate en el Moncada y la cárcel, la lucha contra la dictadura en Cuba y desde México, su desembarco en el yate Granma, la cárcel de nuevo y posteriormente el ejercicio de responsabilidades que tras el triunfo del 1.o de enero hasta su muerte, el 7 de mayo de 1999, les fueron confiadas por la Revolución.

Además de “Chucho”, como ya indicamos, fue también para los compañeros clandestinos, “Canino”, quien con Abel y Raúl Gómez García fundó el boletín Son los mismos y que poco después se denominó El acusador, cuyas páginas mimeografiadas fustigaban y denunciaban desde el 10 de marzo de 1952 a la tiranía que estaba al servicio del imperialismo yanqui.  

Desde los primeros meses ulteriores al golpe en que conoce a Fidel Castro, se desarrolló una relación personal de cariño y afecto recíproco que se mantuvo durante toda su vida.

El joven abogado Castro Ruz, en su alegato en el juicio por los sucesos del Moncada, mencionaría con destaque al revolucionario que honramos ahora en estas líneas, como un ejemplo de altruismo y entrega total a la preparación del asalto, al que aportó todos sus ahorros de más de cinco años de trabajo a la adquisición del modesto armamento y los escasos recursos acopiados para realizar la heroica acción.

Su casa, el automóvil y todas sus energías se pondrían en función del noble empeño de echar a andar el motor pequeño que pondría en marcha el motor grande, como en su momento definiría el también asaltante Raúl Castro.

Estuvo entre los que tomaron la posta 3

Con Fidel a la salida del Presidio Modelo

El hombre que cumpliría ahora cien años de haber nacido, fue uno de los bravos que tomó audazmente la posta 3 de la fortaleza santiaguera y por esa actitud heroica fue sancionado a diez años de cárcel en el Presidio mal llamado “Modelo” o mejor denominado “modelo del espanto y del crimen” en Isla de Pinos, desde donde libra una intensa campaña en la tarea de movilizar al pueblo cubano en reclamo de una merecida amnistía a los asaltantes condenados.

Trabajó incansablemente para convertirse en uno de los expedicionarios del Granma. Detenido luego del desembarco, fue juzgado junto con Frank País y otros muchos combatientes y participantes en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956.

Muchas y variadas fueron las responsabilidades desempeñadas por él a lo largo de su vida en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en el Partido y en el Gobierno. Y también ejerció con lealtad su oficio de Ayudante del Comandante en Jefe, función compartida con otras responsabilidades.

El doctor Armando Hart Dávalos, quien entre otras importantes tareas fuera durante 20 años secretario de organización del Partido Comunista de Cuba, escribió en fecha memorable que “Canino” aportó algo y tuvo cierta participación personal en cada uno de los acontecimientos relevantes en la historia de las décadas que le tocó vivir.

Junto a Fidel y a Raúl estuvo presente en cada batalla librada en los más disímiles terrenos, como miembro del Comité Central desde su fundación en 1965 o como Diputado desde la primera legislatura en 1976.

Constituye su existencia un ejemplo de patriota y de revolucionario, devoto martiano y hombre entero que hizo de la independencia y la transformación del país la aspiración máxima de sus días.

Hart igualmente escribió que Montané era un cubano bueno en el sentido martiano de la expresión.

Y recalcó: “El Apóstol había dicho que ‘los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen’. Chucho perteneció con pasión martiana al bando de los buenos, pero no una bondad sin esfuerzo y sin lucha, sino siempre dispuesta a trabajar y a combatir en favor de la Revolución. Además de bondad, poseía capacidad y vocación para unirse a los demás en pro de los objetivos útiles en favor de nuestro pueblo.

Fue un defensor de la unidad entre los revolucionarios, se le vio constantemente en el seno de nuestra población entre los que sueñan con el triunfo definitivo de la justicia que es la única manera de ser hombre verdadero a plenitud.

Él ejemplifica la conducta ciudadana de los combatientes de la Generación del Centenario del nacimiento de Martí y que hermosa coincidencia que hoy rendimos un sentido y modesto homenaje a su figura también en el centenario del día en que nació.

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Fuentes consultadas:

Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, Tercera Edición, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006, páginas 148, 151 y 152. Y “Jesús Montané Oropesa. Un cubano bueno”, del libro Perfiles, de Armando Hart Dávalos, Editorial Pueblo y Educación, 2002, La Habana, páginas 222-225.

Archivo personal de este redactor.

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