Jotabarrioz: Rompiendo esquemas musicales

De formación teatral, Jotabarrioz encontró su satisfacción personal en el arte de componer e interpretar canciones para un público que considera familia


El telón sube y baja, revelando la historia de Jesús. De instructor de arte a vocalista, Kill the Party marcó su primer romance musical, un amor que lo sacudió hasta la médula y lo impulsó a transformar su vida por completo.

Jotabarrioz confiesa que la vida es muy corta para no vivirla haciendo lo que amas.

Cinco años después de aquel 2015, cuando la covid-19 detenía las manecillas del reloj, Jesús Andrés Barrios Sánchez –Jotabarrioz para el panorama musical– se reinventó en las redes sociales y emprendió un nuevo rumbo en solitario.

Eco de nuestras propias vivencias, es un cantautor que rompe constantemente esquemas musicales y, en esa fusión sonora, su esencia vibra. Bien lo saben sus seguidores.

El lazo que ha establecido este carismático joven con su público va más allá de su camino artístico. Con una cercanía que roza lo íntimo, asegura ser honesto con su audiencia y recibir su cariño y apoyo en retorno.

No podría ser de otra forma: sus canciones son puertas abiertas, ventanas al alma; invitan a descubrir la (su) vida en cada nota que resuena. Y es que Jotabarrioz sabe cómo susurrar el sentimiento, el compás, la rima: sus versos despliegan verdad, y ahí es donde quizás está su éxito, en esa habilidad innata que posee al componer.

BOHEMIA se convierte en el lugar perfecto para compartir experiencias, sueños y desafíos desde la comodidad del café. En este espacio, la conversación y las buenas energías del cantautor fluyen en el diálogo. Desde su manera desprejuiciada de ver el arte, nos confirma que más que un simple entretenimiento, la música es bálsamo, salvavidas y abrazo.

–¿En qué momento asumes la música como un estilo de vida?

–Alrededor del año 2009-2010 en el parque de la Calle G me tropecé con una rueda de freestyle, de las que se hacían con varios raperos. El ritmose ponía con la voz y encima se improvisaba. Fui una vez, fui otra, hasta que se convirtió en costumbre. Pasé de improvisar a querer componer mis propias canciones.

Un día me acerqué a la Agencia Cubana del Rap y comencé a participar en eventos, uno de ellos, el Festival Primeros Pasos en su primera edición. Incursioné en la categoría 16–18 años y resulté ganador; esto hizo que empezara a tomarme de un modo más profesional la música.

Fue en la agrupación Kill the Party donde conocí lo que era tocar en un escenario grande, tener representación legal ante las instituciones y comenzar a recibir retribución económica por lo que hacía. Era el vocalista, también teníamos bajo, guitarra, batería y un DJ.

Aprendí con ellos sobre cómo llevar una banda. A pesar de no estar al frente, era muy observador. Si hoy me siento capacitado para algo tan complejo como dirigir una agrupación, es en parte por el aprendizaje de esos cinco años.

–¿Cuán beneficioso fue el período de confinamiento en tu proceso de construcción personal y profesional?

–Fue una etapa crucial. Pienso que quien no la aprovechó al máximo cometió un error. Momentos valiosísimos para crear y experimentar. La vida bajó su velocidad y era la oportunidad precisa para descubrirse a uno mismo.

Desde el punto de vista de las canciones para mí fue muy útil. Pienso que si las hubiese sacado en otro momento las personas no las habrían acogido de la misma forma. En esta etapa, el público necesitaba un consuelo, un aliento, y me gusta pensar que mis temas llenaron de cierta forma ese vacío; penetraron en el alma de personas que hoy me adoran y en ese momento no me conocían

–¿Qué influencia ha tenido la formación teatral en el desarrollo de tu carrera como compositor e intérprete?

–El teatro ha contribuido a todo lo que soy, y no hablo solo de la música, sino también como ser humano. Soy ferviente defensor de que los talleres de teatro deberían ser una asignatura elemental en cualquier nivel de enseñanza.

Este no solo te puede formar como actor o teatrista, sino que te dota de una cantidad incalculable de herramientas cognitivas, sociales, creativas, de sensibilidad y entendimiento que son muy útiles en la vida. Sin dudas ha sido una etapa a la que le estaré agradecido eternamente.

–¿Qué te llevó a participar como conductor en el programa televisivo Cuerda Viva mientras te dedicabas a tu carrera como cantante?

–Entro a Cuerda Viva porque Kill the Party era un piquete muy asiduo a este programa. Siempre me ha gustado mucho la conducción y una vez le dije a Ana Rabasa, su directora, que quería aventurarme. Confió en mí y me dio la oportunidad; es algo que siempre la ha caracterizado a ella. Al principio fue un desastre, poco a poco le tomé “la vuelta”.

–¿El Festival Primeros Pasos fue el debut soñado?

–En ese festival, más allá de haberme alzado con el premio en la categoría 16-18 años, ocurrió que conocí a Linn, actualmente cantante de la agrupación Ron con Cola, y a su hermano David, popularmente conocido como Lobo King Dowa, un importante exponente dentro de lo que hoy llamamos “el reparto”. Son hermanos, aunque polos opuestos musicalmente hablando. Fue una puerta que se me abrió. Se ofrecieron a grabarme mis canciones. Sin ellos, quizás no estuviera aquí. Considero que hoy Jotabarrioz es una deuda de lo que no se pudo hacer en ese momento.

–A mí no me gusta el Reggaeton, un tema polémico que te hizo merecedor de los premios al mejor video en Música Urbana y Efectos Visuales en los Premios Lucas, ha generado numerosos debates en las redes sociales. ¿Cuál fue el mensaje que intentaste transmitir?

–Este tema es una parodia, una sátira audiovisual en la cual se expone una situación disparatada y la gente se encarga de buscarle su propio mensaje. Fue puro aprendizaje. La manera en que realizamos su lanzamiento me demostró lo importante que es una campaña de comunicación para el artista.

En Lucas he tenido una racha de nominaciones por cuatro años consecutivos en la categoría de Video más Popular, no he ganado, obviamente, porque soy un artista que no goza de una popularidad desbordante, no obstante, estar ahí, ser fiel a la música que me gusta, lo considero una fortuna.

Fue impresionante. Primeramente, la canción tuvo cuatro nominaciones en Más Popular, Vestuario, Urbano y Efectos Visuales, alzándose con las dos últimas. Siendo sincero, en Efectos Visuales sabía que se podía llevar algo, porque Fermín y Felo hicieron un trabajo excelente en la producción. Así que se haya alzado en la categoría de urbano, me hizo muy feliz; fue a la vez algo hilarante.

La acogida del público ha sido muy divertida; ha tenido interpretaciones diametralmente opuestas, y eso me da la medida que se hizo un buen trabajo.

A mí no me gusta el reggaeton, tema que se mueve entre la sátira y la parodia musical, manifiesta la manera desprejuiciada de ver al artista urbano.

–¿Cómo te defines?

–Soy una persona con ganas de decir, la música es solo un pretexto. Cuando me preguntan qué género hago, me cuesta mucho trabajo responder porque no me identifico con ninguno. Es cierto que soy rapero, aunque lo veo más como un estilo interpretativo.

Se le puede llamar fusión a lo que hago, pero, ¿qué no es fusión actualmente? Intentar encasillar a los artistas en un género determinado es algo que considero obsoleto. La fusión está en todas partes, y los nuevos géneros salen de la propia fusión. Quizás estoy más cerca de lo que hoy se conoce como alternativo, que no es un género, más bien un margen a lo que se encuentra comercialmente mejor posicionado.

–¿Emigrarías de lo que eres actualmente para obtener más audiencia?

–Para obtener más audiencia no, por inquietudes musicales sí. No tengo ninguna enemistad con ningún género musical. Puedes tener desavenencias con un exponente por determinada situación, pero no te puedes pelear con una melodía. Si un día me levanto con ganas de hacer una canción que tenga debajo un pedal de “reparto” lo hago sin pensarlo dos veces.

–¿Tienes algún ritual a la hora de componer o salir al escenario?

–Ojalá lo tuviera. La inspiración me llega de pronto, me asalta, y puede ser lo mismo caminando por la calle que en la casa. He tenido que sacar el móvil para escribir una idea en pleno Cayo Hueso por la madrugada. Para salir al escenario sí es habitual que me persigne.

–¿Jotabarrioz?

–Me llamo Jesús Barrios. Jota es la inicial de mi nombre, Barrios el primer apellido y, aunque termina en “s”, la “z” al final es por Sánchez, que es el segundo. Fue una manera de contraerlo.

–Lluvia de suerte ha sido una composición bien posicionada en plataformas internacionales. ¿Cuánto representó colaborar con el maestro Cucurucho Valdés?

–Me llenó de mucha alegría porque tenía deseos de hacer un bolero y, entonces, unirme a nada más y nada menos que a Cucurucho Valdés; para mí fue un privilegio. Los featuring son algo que atesoro mucho porque son deudas que me saldo con artistas que han sido referentes y parte innegable de mi crecimiento.

En gran medida, Lluvia de suerte se posicionó gracias al trabajo de Puntilla Music, que es quien me distribuye.

Más allá de todos los logros que ha tenido la canción, me quedo con la acogida del público y el cariño que todos los días me profesan en mensajes. Ese no tiene comparación.

–¿Haz compuesto música por encargo?

–No, es algo que me gustaría. Hacer la música de una novela, por ejemplo; para probarme en esta modalidad. Lo más parecido que hice fue una composición a petición de Dina Stars, youtuber cubana que impulsó una campaña contra el ciberacoso nombrada Libres en línea.

¿Ha sido parte de tu estrategia de mercado mantener un sello característico en tus videoclips?

Jota, de formación empírica en la música, no teme a los retos.

–Sí. Eso se lo debo a Felo, principalmente. Es realizador y también es artista, lo que me hace confiar más en su trabajo. Poder contar con él ha sido una oportunidad maravillosa porque hemos congeniando muy bien. La química que existe entre ambos es fenomenal. Los procesos creativos no son más que sentarnos en un sitio a tomarnos algo, hablamos de la canción y cómo nos imaginamos el video; a partir de ahí empezamos a empatar las ideas. A veces llego con una idea más desarrollada, o él viene con casi todo y me dejo llevar. Su equipo de trabajo es genial, su productora Gabriela y David, su fotógrafo.

No concibo una creación mía sin su estética visual. Una persona con una energía muy clara; un tipo que a veces se preocupa más por mi propia carrera que yo mismo. Me pone el dedo, como decimos en buen cubano, en cosas que en lo personal no me exijo tanto.

En cuanto a la creación considero fundamental preocuparse por cómo la gente te percibe. Es necesario intentar mirarse desde afuera y saber a quién va dirigido el producto, eso te permite conocer qué temas abordar de acuerdo con sus intereses.

Por ejemplo, cuando hice el videoclip de Mala canción de amor, el presupuesto era mínimo y teníamos que hacerlo en un cuarto. Debía haber algo que llamara la atención. Fue cuando decidimos hacerle un guiño a Ghibli, el estudio de animación japonés considerado uno de los mejores del mundo.

–¿Cuál sería la colaboración soñada y que aún no has podido concretar?

–Indiscutiblemente con el maestro Silvio Rodríguez, y en el plano internacional con el uruguayo Jorge Drexler. Son dos artistas que admiro muchísimo. Ojalá la vida me permita la dicha de poder grabar juntos un día. Tengo otras concretadas con artistas que también respeto mucho y en su momento revelaré.

Habana 4:00 AM es hasta el momento tu único álbum. ¿Superó tus pronósticos la aceptación que ha tenido?

–Fue lanzado en el año 2021. En él aparecen canciones muy bien recibidas como Fantasma, junto a David Blanco; y Mala canción de amor. Más bien es un EP (mini álbum de duración media). Para un artista independiente, en un país con las particularidades del nuestro, me resulta más factible sacar al mercado singles, de ahí que sea este el único fonograma.

Toda la inversión, el tiempo y la energía que requiere un tema, se le puede sacar beneficios durante tres meses si se crea un buen plan de contenido; en cambio, con las producciones discográficas se requiere del mismo proceso creativo e, incluso, un poco más, para obtener resultados similares.

Trabajo con la EGREM, aunque solo el proceso de licenciamiento; le entrego el producto terminado y costeado por mí.

Sí me gustaría que estos singles que he ido sacando poco a poco, unirlos a dos o tres temas nuevos para agruparlos en un disco a modo de compilación.

–¿Cuál es el principal aliento para un artista que insiste en defender un estilo propio frente a la gran cantidad de ritmos que en la actualidad coexisten?

–A veces la vida con sus golpes te pone a prueba. Es complicado porque siento que me estoy abriendo a un mercado en el que soy único. Es algo provechoso si llegara a funcionar porque soy un artista alternativo con ese sello que he ido creando, donde no soy fusión del todo, ni reguetonero, y en esa nebulosa se vuelve aún más complejo.

A veces en la almohada me aplaudo lo que he logrado, porque en pleno 2024 poner a las personas a cantar baladas, con un fenómeno como “el reparto”, lo considero un trabajo genial.

El panorama musical en Cuba tiene sus particularidades. Las empresas musicales tienen una manera compleja de trabajar que a veces no nos beneficia. Siempre pongo el ejemplo del reggaeton, que tiene algo que es aplaudible y de lo cual hay que aprender: ha vivido con la censura y la presión constante de los medios y las instituciones. Ha logrado crear un circuito en el que se autoabastece, autofinancia, y es funcional.

Hacer música en Cuba y hacer arte, en sentido general, así como cualquier otro emprendimiento, es muy difícil. Es una realidad y no podemos escaparnos de ella.

¿Qué me mantiene fuerte? El amor. Afortunadamente todavía hay personas que sienten amor por lo que hacen y conservan las ganas. El público es mi sostén. No tengo una súper audiencia, la que tengo me profesa un cariño y una lealtad que me ayuda muchísimo.

He tenido días de m…, en los que un mensaje de un seguidor es lo que me lo recompone. Con el tema Pensando en ella, canción que escribí en un momento donde estaba destrozado emocionalmente, me ha sucedido algo curioso, las personas me escriben mucho para contar lo que sintieron al escucharlo, incluso detalles personales, y es muy bonito recibir tanta confianza y cariño.

–Tus tatuajes, ¿cuentan historias como tus canciones? ¿Alguna vez has sido estereotipado por ellos?

–(Ríe) Para una que otra suegra puede haber sido motivo de rechazo. Hasta ahora no me ha tocado vivir ninguna situación desagradable por ellos. La sociedad ya es más tolerante con ese tema. Todos son parte de mí, algunos cuentan lo que soy y lo que fui, otros no, están ahí porque simplemente me gustan.

RAPIDITAS
¿Qué hace Jota en su tiempo libre?
Estar en mi casa con mis amistades; tengo un grupo de amigos que nos reunimos cada vez que podemos.
Red social preferida…
Instagram.
¿Tu comida preferida?
La paella.
Compositor(a) preferido(a).
Silvio Rodríguez y Jorge Drexler.
Actor/actriz preferido(a).
Osvaldo Doimeadiós.
Escritor(a) preferido(a).
Luis Rogelio Nogueras, de Cuba, y foráneo, Edgar Allan Poe.
¿Canción preferida?
Dibujo de mujer con sombrero de Silvio Rodríguez.
¿Dulce o salado?
Salado.
¿Color?
No tengo color preferido. Creo que el amarillo.
Película preferida.
La vida es bella.
Serie preferida.
Los Simpsons.
Algo que no te pueda faltar en tu día a día.
La Música.
Por fin, ¿te gusta o no el reguetón?
Sí (ríe).
  • Para ver la entrevista en video pincha AQUÍ

CRÉDITOS

Fotos. / Cortesía del entrevistado

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Un comentario

  1. muy buena entrevista k nos expone como creció Jota en el mundo musical y teatral sin formación académica evolucionó por perseverancia y por la mayor motivación k mueve al hombre el amor x lo k hace
    k continúe sus lindas composiciones musicales de la forma k las hace, y gracias a este joven periodista Héctor Alejandro Castañuelas por acercanos a los nuevos músicos de un género k no pega mucho

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