Declaraciones de David Badler, Coordinador General de la Internacional Progresista y anfitrión del Congreso del Cincuentenario sobre el Nuevo Orden Económico Internacional, que desde el 28 de abril y hasta el 1ro de mayo, sesionó en La Habana, como parte de celebraciones por el Día del Proletariado Mundial
Convocado por la Internacional Progresista y la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, tuvo lugar en la capital cubana el Congreso del Cincuentenario sobre el Nuevo Orden Económico Internacional, al que asistieron investigadores, personal diplomático y especialistas en Derecho y parlamentarios de 36 naciones, entre las que sobresalen Brasil, China, Colombia, Sudáfrica, Kenia, España e Indonesia.
Del 28 de abril al 1ro de mayo los participantes trabajaron muy fuerte y debatieron intensamente, con el objetivo de lograr consenso a favor de un Programa de Acción para garantizar la paz mediante el desarrollo soberano en el siglo XXI.
Este jueves, al concluir el trabajo de la comisión número 3 con el tema: Las luchas de las organizaciones de solidaridad, sociales y populares en defensa de la paz y la soberanía de los pueblos, ofreció declaraciones a la prensa David Badler, Coordinador General de la Internacional Progresista y anfitrión del referido congreso:
“Nos convoca a estar en La Habana la injusticia ardiente del bloqueo económico, cultural y social que impone el gobierno de Estados Unidos, y hacer un llamado a todas las fuerzas democráticas, justas y progresistas del mundo a unirse a la lucha por un nuevo orden económico internacional que corresponde con la necesidad de proteger un desarrollo soberano y una paz total.
“Han sido días intensos de labor en el Capitolio Nacional de Cuba –en el Parlamento cubano-, con delegados de 36 países del mundo. Los mejores cerebros que conozco se han puesto a trabajar en un plan de acción para el establecimiento de un nuevo orden económico internacional”.
Acerca de los temas debatidos explicó que hay sobre la mesa “propuestas urgentes e importantes; por ejemplo, la caracterización de los recursos naturales; nuevos precios para proteger a comunidades importantes de nuestras economías y, como es obvio, un club de deudores para ganar más poder colectivo en los países que sufren ahora de una deuda externa brutal. Hemos hablado de los temas trascendentes; entre ellos, las finanzas, el cambio climático y un derecho internacional que, obviamente, está en un proceso de brutal decadencia.
“Para nosotros –agregó- es importante enfatizar que Cuba y su capital sea epicentro de este debate, no solo por haber tenido un rol fundamental e histórico –hace 50 años- en la formación original del Nuevo Orden Económico Internacional, sino también porque en las cinco décadas, desde 1974, Cuba ha sido un espacio y el centro de un debate que convoca a venir aquí para –como dice Fidel- abogar por una economía mundial más justa, más preparada para enfrentar las crisis múltiples.
“No es mero debate, palabras; es la convicción de que hoy en día enfrentamos un verdadero riesgo de una guerra internacional muy caliente, que amenaza no solo al Medio Oriente o al Este de Europa, sino a todos los pueblos del mundo. La paz es desarrollo y desarrollo es la paz, como nos ha enseñado Fidel. Reconocemos que ambos son gemelos; la paz total y el desarrollo en la necesidad de reconstruir ese orden económico, con el propósito de que correspondan más a esas dos urgencias que hoy están en riesgo total.
Refiriéndose al tradicional encuentro de solidaridad con Cuba, que sesionó en el Palacio de Convenciones de La Habana, puntualizó que fue una oportunidad para reflejar, comunicar, informar a los mil 500 delegados los resultados de este congreso del cincuentenario, pero también la ocasión de convocarlos al proceso de desarrollo del plan de acción, que llevarán ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre venidero.
“Hasta ese momento, entre otras tareas, nos concentraremos en programar, junto con todos los gobiernos -cuyas representaciones participaron en el Congreso y muchos más- conferencias presenciales, reuniones virtuales y mucho trabajo con expertos para lograr ese programa de acción que contribuya a la paz, un plan de desarrollo soberano. Y lo haremos llegar a todos los oídos del mundo, desde la sede de las Naciones Unidas en Nueva York”, concluyó.