Amigos de Cuba reafirmaron el verdadero sentido de una acción que ellos practican, integrando voluntades y convicciones. En La Habana alzaron sus voces para rechazar el bloqueo a la Isla y, en general, su repudio a la dominación y el hegemonismo
Las notas no bastan para reflejar en toda su dimensión lo sucedido en Cuba entre el 28 de abril y el 2 de mayo; las notas suelen ser muy breves para acontecimientos magnánimos y no desnudan el alma de los hechos; sí, porque la solidaridad tiene el alma grande, tan inmensa como la voluntad de los hombres de hacer el bien. Y aunque José Martí dijo que las cosas buenas se han de hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar, estas jornadas previas y posteriores al primero de mayo conmueven, por sus signos de gratitud y reciprocidad.
Como el resto del mundo, el país atraviesa una crisis económica que se agudiza debido al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, un precio que ha estado pagando durante más de 60 años por mantener su dignidad enhiesta. La genocida política provoca inexistencia o carencia hasta de los recursos indispensables para la subsistencia.
Tal situación ha conseguido el repliegue de algunos amigos, pero los verdaderos se mantienen: vienen una y otra vez a esta tierra, aunque sea para dar aliento, pero también, para nutrirse con el ejemplo de gente que no desmaya en el propósito de seguir construyendo sus sueños, en resistencia tenaz y rebelde, aunque los “dedos atrevidos” siembren escollos a lo largo de la ruta, desconociendo el derecho de cada país a la libre determinación.
Por estos días, más de 1 100 integrantes de comités de solidaridad con Cuba, diversos movimientos políticos, organizaciones sindicales y movimientos sociales, entre otros, de 58 países, participaron en movilizaciones productivas, debates e intercambios con trabajadores y comunidades de La Habana y Mayabeque.
En ese ejercicio de estar más cerca comprobaron, con vista propia –el mejor testimonio posible-, el milagro de hacer revolución cada día. Esto ya les permite disponer de más argumentos a la hora de denunciar el acoso de que somos objeto por parte del gobierno estadounidense.
Como dijera Carlos Fernández de Cossío Domínguez, viceministro cubano de Relaciones Exteriores, las discrepancias políticas que puedan existir entre un estado y otro no justifican la hostilidad de ese gobierno, pese a lo cual las autoridades de la Isla tienen el empeño y la disposición de construir unas relaciones respetuosas y constructivas con ese país, “y que podamos, por esa vía, trabajar nuestras diferencias”.
No se pueden olvidar los miles de millones de dólares que han empleado a lo largo de la Revolución para desacreditar a la Revolución; el financiamiento que dedica a la subversión dentro del país; a tratar de fabricar una oposición política –lo que reconoce abiertamente–; a crear irritación en la población; a generar confusión y a maltratar ideológicamente al pueblo cubano. “Ello explica también los actos terroristas y de agresión de los que ha sido objeto y de los que ha sido víctima nuestro país”.
El diplomático expuso a los amigos invitados lo que significa el bloqueo, como impacto económico y demoledor:
- Estados Unidos prohíbe exportar a Cuba cualquier producto elaborado en su territorio.
- También prohíbe cualquier producto confeccionado en cualquier país, con independencia del tipo de relaciones que exista y sin importar cuál es la compañía o empresa, si ese producto tiene entre sus componentes un 10 por ciento o más de origen norteamericano. (Eso muestra las dificultades que tiene Cuba para hacer determinadas importaciones).
- Estados Unidos prohíbe importar a su economía cualquier producto originado en fábricas cubanas.
- Se prohíbe importar hacia los Estados Unidos cualquier producto, desde cualquier país, si tiene el más mínimo componente de origen cubano. (provoca limitaciones extraordinarias para las exportaciones en Cuba).
- Un buque mercante que toque puerto cubano, no puede, en los próximos 180 días tocar puerto de EE.UU.
Son solo algunos ejemplos que agravan la situación económica del país, porque las gestiones comerciales se encarecen y complejizan sobremanera.
A partir del esclarecimiento mayor de lo que puede significar el cerco económico y por encima de la gratitud o simpatía que el pueblo cubano pueda despertar en amigos de cualquier parte del mundo, muchos de los presentes ganaron valiosa información para argumentar por qué la necesidad de demandar el levantamiento del bloqueo.
La solidaridad no tocó solo a la puerta cubana, sino de otros muchos países, cuando, en el Encuentro de solidaridad con Cuba y contra el imperialismo se aprobaron también las declaraciones Por la paz de los pueblos, y de Apoyo al pueblo palestino.
En las palabras de clausura, el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez ofreció detalles de la situación por la que se atraviesa para enfrentar la situación actual y agradeció los generosos esfuerzos de los amigos para combinar las acciones solidarias con los proyectos de cooperación, al tiempo que ratificó que se continuará levantando las banderas de la paz, la solidaridad y la cooperación con los pueblos.
Fueron varios días de reafirmación de que esta nación no está sola, pues la acompañan amigos que, sin pedir nada a cambio, apuestan por ella, por su obra, por la concreción de los sueños de lograr una sociedad justa y solidaria, donde siempre sea bastión la idea martiana de que “se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás”.