“No olvidemos el valor de los clásicos”

Reveladoras vivencias del guionista, docente y director argentino Diego Corsini, jurado en la categoría de guion inédito en la edición 44 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano  


Elegir filmes, despejar quiénes evaluarán las puestas cinematográficas en competencia y conocer vivencias de guionistas, directores, actores y actrices, motivan el interés de públicos diferentes. Por esto, les satisface tener a mano el tradicional Diario de la edición 44 del Festival Internacional del Nuevo Cine.

La propia dinámica del encuentro aviva el sentimiento latinoamericanista, propicia estrechar lazos amistosos y reflexionar sobre propuestas inspiradas en temáticas descolonizadoras y humanistas, abordadas mediante mensajes propositivos sobre el arte y las culturas de Nuestra América y otros lugares del mundo.

El cineasta Diego Corsini hizo énfasis en el dominio de las disciplinas técnicas durante el proceso creativo del guion.

Dicho contexto y el disfrute de conocernos mejor motivó el breve diálogo de BOHEMIA con el argentino Diego Corsini. Es docente, director, productor, guionista de Cine y Televisión. Los saberes académicos y las prácticas en estas especialidades le son útiles al formar parte del jurado de guion en el esperado encuentro.

Sin ocultar su pasión destaca la etapa de la escritura.

“Es imposible detenerse al tener en la cabeza y en los sentimientos ideas, conflictos, situaciones y preocupaciones personales. Veo la vida en imágenes. Esta perspectiva me permite encontrar y desarrollar buenas historias. Cada texto requiere una visión cinematográfica, no literaria. Al imaginarlo, pienso: cómo lo haré. Trato de construir universos posibles o imposibles”, precisa.

Indagamos para conocer su opinión sobre cierta máxima establecida por el sabio Aristóteles: “el guion presenta a los personajes como si fueran ellos mismos los que actúan y obran”.

Enseguida asiente. “De eso dependen la verosimilitud de lo que dicen y de lo que hacen. Los mejores relatos nacen de la experiencia. Por supuesto, uno puede tener la voluntad y las ganas de decir cosas, pero el crecimiento profesional se adquiere en la academia. Imparto talleres en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Allí doy clases y, a la vez, aprendo mucho. La institución tiene un efecto transformador en las personas. Me cambió la vida”.

Sonríe. Hace una breve pausa. Al proseguir comparte “lo más íntimo”. Aprecia: “Allí crucé unas palabras con el maestro Gabriel García Márquez. Nunca olvido esos momentos. Me impresionaron su aura y su persona.

“A los estudiantes les pregunto: ¿Por qué quieren escribir? ¿Por qué guiones y no novelas? Ambas interrogantes definen el curso de lo que harán. Es preciso pensar la importancia del estilo narrativo en función del montaje cinematográfico”.

Lo apremia su actividad en el jurado.

“Evaluaremos 30 guiones inéditos. Optan por el Coral representantes de 13 países. Las jornadas de trabajo son largas y fructíferas. Me place compartirlas junto a dos valiosas personalidades, la venezolana Delfina Catalá y la cubana Fátima Patterson.

“Es imposible adelantar detalles. Tenemos presente la realidad cotidiana. En el siglo XXI las nuevas tecnologías y los constantes flujos de informaciones, códigos e imágenes proliferan por diferentes vías. No olvidemos el valor de los clásicos en las cinematográficas del continente. Debemos investigar y preservar la memoria histórica. Hoy prevalecen el mundo digital y la búsqueda de la información inmediata. Guionistas y realizadores no pueden permanecer ajenos a la pluralidad de lenguajes innovadores.

“Hay que ver el buen cine de todas partes”, precisó.


CRÉDITOS

Fotos. / Leyva Benítez

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