Una oportuna y abarcadora agenda propició el intercambio reflexivo entre las más jóvenes generaciones de creadores y los consagrados, para seguir incidiendo en la calidad artística de los medios de comunicación audiovisuales
En la Cuba de hoy, más asediada y compleja que nunca, pero tan comprometida como siempre con su futuro, es preciso pensar en la dimensión cultural del entretenimiento desde los conceptos de servicio público, participativo, enaltecedor del espíritu, favorecedor de actitudes críticas en los públicos.
¿Cómo lograr la armonía entre estos presupuestos? ¿Sienten motivaciones especiales niños y adolescentes hacedores de audiovisuales que encuentran su espacio en las redes sociales? ¿Se puede rejuvenecer nuestra radio centenaria?
Ciertamente preguntarse una, otra vez, sobre los caminos para enrumbar ideas, pensamientos, guiones, realizaciones, conduce a la búsqueda de la calidad artística de programas, puestas cinematográficas.
La edición 43 del evento teórico y concurso Caracol, convocado por la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, presentó en la sala Villena una oportuna agenda orientada a defender la unidad –dentro de la diversidad de estilos y tendencias estéticas– que garantice la libertad de expresión basada no solo en valores subjetivos, sino en principios morales, éticos.
Aunque hubo intercambios de ideas, experiencias, anécdotas e insatisfacciones porque “la TV no tiene hoy la fastuosidad de antaño”, faltó una mayor presencia de creadores enfrascados en la labor cotidiana en los medios audiovisuales.
Quizás algunos hayan renunciado al necesario ejercicio del diálogo, teman la “catarsis”, se sientan poco esperanzados en la solución de problemáticas como el presupuesto para desarrollar un proyecto. A otros, cumplir con las dinámicas del programa en vivo o de grabaciones les impidió acudir a la convocatoria del Caracol.
No obstante, varios participantes, entre ellos Ismael Renzoly, la guionista Lil Romero y el realizador-director del proyecto Lucas, Orlando Cruzata, reclamaron nuevas maneras de concebir los espectáculos radiales, televisivos, la necesidad de incorporar innovaciones en los formatos y garantizar la diversidad de tecnologías, redes, pantallas.
Por su parte, Guille Vilar, realizador de radio y TV, y el doctor Mario Masvidal hicieron énfasis en la importancia de las transformaciones respecto al consumo cultural en tanto apropiación, recepción, uso de los medios, sobre todo por parte de la juventud.
En estos tiempos no solo prevalece el audiovisual sobre otros tipos de comunicación, sino que este deviene un puente de entendimiento mediado por informaciones que circulan fuera del hogar, dela escuela, alimentan la memoria, los saberes individuales, colectivos.
Consecuentemente, uno de los reclamos generalizados fue reconocer el cambio de percepción de los públicos, teniendo en cuenta las variaciones de lenguajes y escrituras que ellos reclaman en un mundo de imágenes cada día más fragmentado, donde las nuevas tecnologías instauran diferentes tipos de relación social.
De ningún modo escapó a la percepción del auditorio que, en ocasiones, el facilismo, la premisa explícita, lo consabido, afecta la relación empática del audiovisual con sus destinatarios. Son insuficientes las buenas ideas, la mera intención de renovar la manera de contar y proponer otros acercamientos, es imprescindible el desarrollo de esas inquietudes desde la concepción dramatúrgica, aprovechar las posibilidades de medios de comunicación enfocados en el disfrute de la familia.
Por su parte, Alfonso Noya, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión, quien asistió acompañado de numerosos directivos, destacó: “Aprendemos en estas sesiones a escuchar a técnicos, artistas, expertos, nos resulta muy útil en nuestro trabajo. Si tenemos una radio centenaria y nuestra TV cumplió 72 años, se lo debemos a ustedes”.
En la mayoría de las obras en concurso apreciamos la riqueza de narraciones que suelen aportar un sinfín de contenidos, tramas, moralejas, pues sólidas estructuras producen múltiples sensaciones, estas alcanzan su clímax en relatos diseñados para explorar las dimensiones intelectivas y sentimentales de los seres humanos.
Aprender haciendo es una máxima de los infantes Por estas, entre otras razones, los niños y adolescentes participantes en el encuentro necesitan conocer en profundidad las herramientas que desarrollan habilidades en el sonido, las cámaras, el guion, la dirección, las actuaciones.
Ellos son conscientes de que precisan estudiar, prepararse. Sin duda, cuando los sujetos valoran la dimensión antropológica de la cultura influyen en un gran universo heterogéneo, híbrido, donde confluyen los públicos
Al rendir homenaje durante el Caracol al inolvidable cineasta Octavio Cortázar y a la productora de audiovisuales Hurón azul fundada por él, se privilegió el legado de un artista culto empeñado en legarnos una obra auténtica, novedosa, de recreación de nuestras raíces, al estilo de Hablando del punto cubano (1972).
Seguirá el evento dando frutos al cierre de sus jornadas tras la premiación de puestas notables en el cine, la radio, la televisión; lo más importante es que no cierre su bitácora, seguir pensando en los procesos culturales, las investigaciones, los modos de hacer creativos en beneficio de la sociedad cubana.
