Quien se acerque, a escasos centímetros, de las 15 piezas que componen la muestra Estudio/Trabajo, no logrará abstraerse fácilmente de la energía vital que irradia de ellas. Sobre la tela, el pintor Elvis Céllez ha plasmado su esencia de ser humano cuestionador, indócil, provocativo.
No es fortuito entonces que el espectador advierta en cada brochazo o pincelada, de grueso, espeso y empastado acrílico, la fuerza arrolladora que brota de imágenes tan naturalistas de cuidado trazo, sugestiva composición y extraordinaria explosión de colores.
Seis obras de grandes dimensiones y una instalación, integrada por nueve piezas de mediano formato, todas concebidas en acrílico sobre lienzo, conforman la selección, exhibida en la galería Villa Manuela, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Elvis Céllez (1972) nació, vive y crea en Minas de Matahambre, en Pinar del Río. Egresó de la Escuela Profesional de Artes Plásticas de esa occidental provincia, en 1996. Según corroboró esta reportera en fuentes tomadas de Internet, Céllez nunca logró ingresar en la Instituto Superior de Arte, a pesar de sus esfuerzos; sin embargo, tal circunstancia no impidió que desde muy joven despuntara con extraordinario talento en diversas exposiciones personales y colectivas.
Su obra se encuentra en colecciones privadas e institucionales de Estados Unidos, España, Alemania, Costa Rica, Reino Unido, México, Colombia, Austria y nuestro país. Además, ha sido acreedor de varios lauros en diferentes certámenes nacionales y foráneos.
En esta oportunidad, desde su singular expresionismo, Céllez insiste en coquetear con el séptimo arte sin desasirse de su agudo sentido crítico para asumir ciertos tópicos de la contemporaneidad vinculados con la soledad, la incomunicación y la crisis existencial que suscita la ineptitud humana para lidiar con lo pavoroso, lo caritativo y/o lo socialmente ético.
Sin duda, estos lienzos llevan una dosis de angustia y violencia intrínsecas, toda vez que el artista se apropia de algunos héroes cinematográficos, célebres en la historia del cine, para socializar y correlacionar ciertos ámbitos del arte y la vida misma, en un íntimo y estremecedor diálogo acerca de la sociedad y sus problemáticas.
Cada personaje desafía al espectador por medio de sus poses, sus miradas, con esa gestualidad inquietante, dramática y por momentos abrumadora, que envuelve a iconos como Frankestein, ET, Alien, Nosferatus, entre otros, todos devenidos mitos en la cultura popular y de masas.
En Estudio/Trabajo, Céllez retoma varias zonas de su estética. Se autorrepresenta en la obra Jajajaaaaaaaaa (2020), donde la mitad de su rostro aparece transfigurado en el Joker de las zagas del Escuadrón suicida; a partir de lo cual el creador intenta reforzar los insospechados hilos que conectan lo cotidiano y el arte, la pintura y el cine; razón y esencia de la exposición.
“La imagen audiovisual es aquí, pues, fuente y origen, al tiempo que se trata […] de la representación de la representación (híper-representación), un proceso de semiosis doble donde se establece una continuidad: la imagen audiovisual hace su parte y es irrevocable, pero el pintor hace la suya en una maniobra de persistencia y prolongación al replegarse, ‘entrometerse’ y adicionar”, ha escrito en las palabras al catálogo el narrador, ensayista y editor cubano Alberto Garrandés.
Casi siempre los personajes emergen en solitario en una orfandad opresiva intimidante; solo en tres piezas asoman más de un protagonista, concepto que alude a un gesto liberador y hasta humanista, como se aprecia, por ejemplo, en la pieza de gran formato Jaws (2020) y en una de las obras incluidas en la instalación, en la cual, está pintado ET dentro del famoso óleo La noche estrellada, de Vicent Van Gogh.
En esas y todas las pinturas de la muestra, el artista explora, experimenta sin límites; se apuntala de referentes que van más allá del cine, abarca diversas formas de expresión para crear una amalgama de lecturas.
La inserción de textos entre los detalles de los cuadros es otro de los elementos perceptibles y que distinguen la obra de Céllez; en la actual propuesta, en muchos casos los emplea como recursos para reforzar juicios, ideas; exhibir cierto acento acusatorio o, tal vez, melancólico.
En dos de las obras toma como referente central una cinta estadounidense de 2005, Secreto en la montaña (Brokeback Mountain), de Ang Lee, para una vez más en su creación plástica, reflexionar sobre las incomprensiones sociales, los prejuicios y los tabúes vinculados con determinadas preferencias sexuales e identidades de género.
Tradicionalmente el cine ha asumido imágenes y códigos heredados de las artes plásticas. En Estudio/Trabajo, Elvis Céllez ha invertido el sentido, desde sus obras medita, discurre sobre culturas, estereotipos, ideologías, en un juego sensorial en el que su pintura es capaz de contar historias, como los fotogramas de una película, y al propio tiempo, dialoga en una agitada ilusión que conmociona y cautiva muy adentro de nuestras conciencias.