Por las sendas de Gómez y Maceo

Arribamos al aniversario 65 de la salida desde la Sierra Maestra de dos columnas rebeldes comandadas por Camilo Cienfuegos Gorriarán y Ernesto Che Guevara, entre el 21 y el 31 de agosto de 1958, para trasladar la gesta guerrillera al Centro y Occidente de Cuba

Fotos. / Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República de Cuba


La ofensiva del ejército de Batista, iniciada el 24 de mayo de 1958, fue totalmente derrotada por los últimos combates de la Batalla de Las Mercedes que concluyó el 6 de agosto; marcó el viraje irreversible de la guerra. La Sierra Maestra quedaba liberada para siempre con la expulsión de la soldadesca batistiana. El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz comenzó a crear las condiciones tácticas y estratégicas para acometer al enemigo en el llano. Se había capturado un amplio arsenal militar y existía el contexto para armar más combatientes, comenzar una contraofensiva y extender la guerra a otras regiones del país.

A través de Radio Rebelde, el 15 de agosto se trasmitió una información de la Comandancia General firmada por Fidel: anunciaba la salida de seis columnas del Primer Frente de la Sierra destinadas a penetrar en territorio enemigo. Se divulgaban sus nombres y quiénes las comandarían, sin mencionar, por razones lógicas, los objetivos y el teatro de operaciones. “Los hechos están demostrando que la rebelión mantenida por casi dos años en las montañas de la Sierra Maestra era algo más que simbólica. Las fuerzas de la Dictadura son impotentes para contener el desbordamiento rebelde”.

Fidel convocó a Camilo y al Che. Uno comandaría la Columna Invasora No. 2 Antonio Maceo, con la misión de llegar a Pinar del Río, y el otro, la Columna 8 Ciro Redondo, rumbo a Las Villas.

Era revivir la gran hazaña protagonizada por Antonio Maceo y Máximo Gómez en la Guerra de 1895-1898. En el plan estratégico de Fidel el objetivo era batir sin cuartel al enemigo en los territorios mencionados y paralizar e interceptar los movimientos de tropas desde Occidente hasta Oriente.

Las órdenes están dadas

El 18 de agosto, el líder rebelde firmó la orden militar para la misión de Camilo, donde especifica la salida de El Salto el 20 de agosto: “Al comandante de la columna invasora se le otorgan facultades para organizar unidades de combate rebeldes a lo largo del territorio nacional, hasta tanto los comandantes de cada provincia arriben con sus columnas a sus respectivas jurisdicciones”, así como aplicar las leyes establecidas por el Ejército Rebelde en el territorio invadido. También mencionaba el cobro de impuestos y combinar las acciones con otras fuerzas revolucionarias en esos territorios.

El 21 de agosto firmó la correspondiente a la columna del Che, que partiría de Las Mercedes entre el 24 y el 30 de agosto. Aparte de misiones análogas a las de Camilo, especifica: […] “tendrá como objetivo estratégico batir incesantemente al enemigo en el territorio central de Cuba e interceptar hasta su total paralización”. Equiparon las columnas con el mejor armamento en poder de la guerrilla. Jóvenes reclutas se unieron a los veteranos combatientes.

Por distintas fuentes se narran los acontecimientos de aquella titánica contienda en el lomerío oriental, bajo el acoso de bombardeos enemigos. No era fácil el día a día en un medio tan agreste bajo la inclemencia de la lluvia, el frío, los mosquitos, las empinadas montañas, las crecidas de los ríos, lo precario de sus vestimentas y la escasez de alimentos. Siempre venció la convicción inculcada por un líder capaz.

Encabezamiento de la orden militar firmada por Fidel el 18 de agosto de 1958, designando a Camilo Cienfuegos al frente de la Columna No.2 Antonio Maceo.
El Comandante firma la orden militar nombrando al comandante Ernesto Che Guevara al frente de la Columna No.8 Ciro Redondo, el 21 de agosto de 1958.

Se inicia una hazaña

La Columna de Camilo emprendió la marcha el 21 de agosto desde El Salto en composición de 82 hombres. Así habló a sus aguerridos invasores: “Compañeros, se nos ha encomendado la difícil pero honrosa labor de llevar la guerra a Occidente. Recordemos todos, esta Columna llevará el nombre de Antonio Maceo, tarea ya realizada por el Titán de Bronce. Nuestra obligación es cumplir con este deber. Podemos caer muchos en el camino, pero no podemos dejar de cumplir nuestra misión. Y si uno solo queda con vida, la cumplirá por todos nosotros”.

Como relató el capitán del Ejército Rebelde Orestes Guerra González, ante el temprano acoso del enemigo, acamparon en Florencia y “Camilo dispuso la salida a las seis de la mañana el día 22. Con algunas breves paradas llegamos al Dorado donde almorzamos. Esa noche reanudamos la marcha. Cuando alcanzamos la carretera Bayamo-Manzanillo, íbamos a cruzarla por el cruce de Peralejo, nos tirarnos rápidamente en las cunetas de la vía pues se acercaban tres tanquetas enemigas; patrullaban el lugar por los informes recibidos referente al paso de nosotros por allí”. Un mulo llevaba el parque, resbaló en el pavimento y se cayó. Camilo corrió de inmediato al lugar, ayudó al jinete a recoger los proyectiles y halaron al animal hacia la cuneta sin mayores percances.

A los seis días de marcha los azotó el ciclón Ella, con fuertes vientos, que provocó el desbordamiento de los ríos; en esas condiciones fueron cruzando hasta la provincia de Las Tunas. En un lugar conocido por La Concepción se reunieron con la tropa del Che; había salido desde Las Mercedes el 31 de agosto. A esta columna la formaban 140 combatientes. Al salir, el argentino arengó a sus hombres con mucha energía y optimismo, la misión era voluntaria, tal vez el 50 por ciento no pudiera llegar; el llano no era igual que la Sierra. Calificó la misión de muy peligrosa y dura, pero cumplirían, aunque llegara un solo guerrillero.

Por tierras agramontinas

El Che da instrucciones al regimiento Leoncio Vidal en Las Villas con parte del equipamiento militar capturado.

Se desplazaban a una distancia prudencial una de la otra, penetraron por la franja sureña de inhóspita naturaleza hacia la provincia de Camagüey. Así le escribió Camilo a Fidel: “Para empezar te diré que desde que salimos de la zona de Cauto con rumbo a Occidente, hemos caminado sin descansar una sola noche, cuarenta jornadas, muchas de ellas sin prácticos por la costa sur como orientación y una brújula por guía.[…] En treinta y un día que demoró el viaje por la provincia de Camagüey, solamente comimos once veces siendo esta la zona ganadera de Cuba, después de cuatro días sin probar alimento alguno, tuvimos que comernos una yegua, la mejor de la ya nuestra pobre caballería”.

A su paso por La Federal en Camagüey, como narró el propio Che en publicaciones posteriores para la revista Verde Olivo, el 9 de septiembre la vanguardia de su Columna cayó en una emboscada; este encuentro les permitió a las fuerzas enemigas ubicarlos y los siguieron acosando durante todo el recorrido: “Ahora debemos marchar con mucho cuidado, debido a que la aviación conocía nuestra ruta aproximada”. Enfrentó otra acción combativa en Cuatro Compañeros como parte de aquel hostigamiento. Así testimonió Edilberto del Río Guerra, uno de los invasores: “Era al amanecer y el Che ordenó refugiarnos en un cayo de monte cercano. Peleamos duro porque muchos atravesaron una línea férrea; en esos casos no había donde parapetarse y los soldados avanzaban por los lados. Como previó el Che, aparecieron los aviones; comenzaron a tirar su mortífera carga los B-26, los C-47 y uno más grande, el C-3”.

Ambas columnas continuaban el avance impetuoso, siempre bajo el acoso del peligro. Al llegar al Río San Pedro, aún en Camagüey, “estaba crecido –recuerda el capitán Reyes González –, en el tramo donde estábamos no era posible atravesarlo, salvo a nado. Como muchos de la Columna no sabían nadar, además teníamos pesadas cargas, Camilo indicó improvisar unas balsas con troncos y ramas para pasar en ellas el parque, las armas y demás provisiones. Sujetados a unos alambres de orilla a orilla, atravesamos aquel río, metía miedo”.

Fidel escribió desde la Sierra Maestra al saber de las adversidades de las columnas guerrilleras en terrenos desfavorables, hasta llegar al centro del país: “[…] no hay palabras con qué expresar la alegría, el orgullo y la admiración que he sentido por ustedes. Con lo que han hecho ya bastaría para ganarse un lugar en la historia de Cuba y de las grandes proezas militares”.

Victoria tras victoria

Camilo junto a los invasores de su columna: Ángel Frías, Nené López, Antonio Sánchez Díaz, Pinares y Gilberto Gutiérrez, durante los días de acciones combativas en distintos territorios de Las Villas. Diciembre de 1958.

Las columnas se adentraron en el territorio villareño en los primeros días de octubre. El Che emprendió la campaña de Las Villas desde las estribaciones del Escambray. En Fomento rechaza un intento enemigo de recuperar zonas liberadas; luego se extiende a numerosas localidades, entre ellas, Zulueta, Remedios, Trinidad y Jatibonico. Recibe apoyo del comando del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Se da a la tarea, además, de aunar las distintas fuerzas rebeldes en aquellos territorios y lidiar con otros elementos que desde una posición supuesta de combate contra el enemigo se aprovechaban para fechorías. Es el caso del Segundo Frente Nacional del Escambray y su jefe Eloy Gutiérrez Menoyo. Traicionó posteriormente al proceso revolucionario.

A su paso victorioso, las dos columnas iban marcando el cumplimiento de los objetivos principales en la destrucción de las comunicaciones, obtención de armamentos, crecimiento de las tropas y fortalecimiento de la unidad entre los revolucionarios.

El objetivo principal del Che era la ciudad de Santa Clara. La toma luego de reñidos combates con los puntos de resistencia enemiga como la Cárcel, la estación de Policía, el Gran Hotel, la Audiencia y, como acontecimiento importante, el descarrilamiento del tren blindado y la rendición del regimiento Leoncio Vidal en composición de unos 2 000 militares. El mismo 1.º de enero de 1959, liberó el último reducto enemigo de aquella ciudad.

En otro marco operativo Camilo realiza diferentes acciones combativas. El Comandante en Jefe le cambia la estrategia de su misión inicial y ordena mantenerse en el territorio para apoyar la columna del Che. En el Frente Norte de Las Villas, liberó al poblado de Yaguajay. Junto a Santa Clara eran los dos últimos bastiones de la dictadura en el centro. La batalla librada allí por los guerrilleros bajo el mando del Señor de la Vanguardia, el 31 de diciembre de 1958, hizo que los más de 350 uniformados de la guarnición se rindieran sin remedio.

El cuartel mantuvo una gran resistencia por su favorable ubicación y el apoyo de la fuerza aérea. Camilo ideó construir un tanque improvisado con planchas de acero soldadas a un buldócer encargado a los obreros del taller del central Narciso y dotado de un lanzallamas. Fue bautizado con el nombre de Dragón. Aunque los batistianos repelieron el ataque desde el Ayuntamiento, donde estaba el mando de la Policía, y desde el hotel Plaza, la Planta Eléctrica y el Cuartel, donde contaban con sus mejores medios, el poblado pronto cayó en poder de la guerrilla. A partir de entonces se le conoce al comandante legendario como el Héroe de Yaguajay. Continúa un paso exitoso hacia otras localidades como Venegas, Zulueta, Seibabo, Mayajigua. Lo apoyó el Destacamento Máximo Gómez, del comandante Félix Torres quien dirigía el grupo del Partido Socialista Popular.

En la Sierra Maestra se le daba la batida final al enemigo. Con el triunfo del 1.° de enero, ambas columnas -con mayores efectivos y armamentos- parten hacia La Habana a seguir consolidando el triunfo y esperar la llegada triunfante de Fidel el 8 de enero de 1959.

El día 6 del propio mes, en la ciudad de Santa Clara, en una escala de la Caravana de la Libertad, Fidel destaca: “Cuando empezó la guerra nosotros no sabíamos nada de guerra y tuvimos los primeros reveses, y ni Camilo Cienfuegos ni Ernesto Guevara, ninguno de esos compañeros en aquella época sabía tomar ciudades, ni mucho menos sabía hacer una emboscada chiquita a los soldados y nos teníamos que conformar con eso. Pero fueron aprendiendo día a día, mes tras mes, y hoy se les puede mandar a tomar cualquier ciudad, porque son ya verdaderos militares, y hombres capaces de llevar a cabo cualquier objetivo militar. ¡Aprendieron!”. Los mambises del siglo XX cumplieron su cometido.

Fuentes consultadas:

____________

Los libros La Victoria estratégica y La Contraofensiva estratégica, de Fidel Castro Ruz. El artículo: “De El Salto a Jobo Rosado”, de Orestes Guerra González; Discurso de Fidel Castro el 6 de enero de 1959 en Santa Clara y Entrevista del autor a Edilberto del Río Guerra.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos