Apuntes y experiencias de un joven durante su primera conferencia de prensa
Dicen que la primera vez es algo que no se olvida. En el amor, en el sexo, en lo laboral. Ese momento inicial constituye un recuerdo a cargar por buen tiempo y, a partir de ahí, la vida cambia.
Así llegaba yo bajo el sol del mediodía, pese a ser febrero; el clima cálido así no lo parecía. Ahí estaba él, imponente como siempre, a quien tantas veces vi por la ventanilla de un autobús, pero que nunca llegué a conocer. Finalmente, llegó el momento, el de mi primera vez… en una conferencia de prensa.
Un coloso construido en 26 hectáreas en la intersección de las avenidas Vía Blanca y Boyeros se yergue firme desde 1957. Allí tenía la cita, a las dos de la tarde. ¡Vaya hora más incómoda!, le oí quejarse a alguna que otra persona, mientras esperaba sentado en el lobby.
Testigo de grandes acontecimientos, nada tiene que envidiarle el coliseo antillano al de aquellos romanos de la era antigua. Allá en Roma, siglos atrás, los gladiadores se enfrentaban entre ellos, probando que su supremacía física los hacía dignos de obtener su libertad como esclavos. Tiempo y kilómetros después, la antigua sede de los Domadores de Cuba en la Serie Mundial de Boxeo y antes vio paradas de la otrora Liga Mundial de Voleibol, un campeonato mundial de pesas en 1973, y otros tantos eventos panamericanos y del orbe.
El mismo sitio que también acogió al pueblo en los sepelios del insigne esgrimista Ramón Fonst, en 1959, y del laureado profesor de judo Rolando Veitía el pasado año.
Ya casi voy entrando. Antes de atravesar el umbral, una mujer de bronce, desnuda, recibe a los visitantes con los brazos abiertos. La joven Edna Ambrosio Cuza fue quien le sirvió de inspiración al escultor Fernando Boada para, en la década los de 30 del pasado siglo, hacer su escultura La meta.
¿Desnuda?, me pregunto yo al ver la escultura a la entrada. ¿Semiótica quizás? ¿Un guiño a despojarnos de las piezas de ropa llamadas orgullo, burocracia y pedantería? Quizás sea todo fruto de mi imaginación.
Una vez en el salón de reuniones, un hombre ancho y risueño resalta sobre el resto; un guajiro humilde, como le dicen algunos. Se trata de Omar Venegas, vicepresidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder). Él sería el encargado de llevar a cabo los principales anuncios de la jornada.
Comienza a hablar; celulares y micrófonos se colocan en la mesa, lo más cerca posible de él. Entre tantas palabras, un anuncio importante: el Latinoamericano se convertirá en marzo en la primera unidad deportiva presupuestada con tratamiento especial.
Igualmente se conoció que se contratarán varios servicios y se pretende la apertura de una tienda especializada en componentes deportivos. El objetivo es recuperar espacios estratégicos que se han perdido dentro del emblemático estadio habanero.
Dentro de muy pronto, la casa de los Industriales será también espacio turístico. Desde ya puedo imaginarme a los visitantes compartiendo espacios con la escultura de Armandito el Tintorero, en esta instalación ubicada en el municipio Cerro. Unos por la zona de la tercera base gritando: ¡Oye se soltó el león!, mientras que por la primera almohadilla se escucha: ¡Ruge leona! ¿Cómo se dirá en inglés, ruso o alemán?
La conferencia se sigue extendiendo por espacio de una hora más. Se anuncia el calendario deportivo nacional, las actividades por el aniversario 62 del INDER (el 23 de Febrero), cuya sede será Camagüey. Además se informó que en marzo próximo un equipo de béisbol ruso topará con una selección nacional en Ciego de Ávila.
A todas estas, yo no podía dejar de pensar en la estatua ubicada en el frente del Coliseo, en aquella mujer de bronce desnuda con los brazos abiertos. Pienso en ella y vuelvo a caer en lo semiótico: ¿Acaso sabría todo lo que se está hablando en el salón de conferencias? ¿Estaría de acuerdo, quizás?
Como sea, nuestro béisbol parece abrir sus puertas a una nueva etapa, en estos tiempos en que se suma a nuestro proyecto el sector privado. ¿Ganaremos con estos cambios? El terreno dirá la última palabra, como dice el refrán deportivo.
Ya no soy yo solo quien vive su primera vez. El béisbol también la vivirá pronto y para ninguno de los dos la vida volverá a verse como antes.
CRÉDITO PORTADA
Nacho Machín.
