Panel dedicado a Georgina Herrera, durante el V En-cuentro Internacional de Promotores de la Poesía, en el habanero Palacio del Marqués de Arcos. / Página en Facebook del Programa Cultural de la OHCH
Panel dedicado a Georgina Herrera, durante el V En-cuentro Internacional de Promotores de la Poesía, en el habanero Palacio del Marqués de Arcos. / Página en Facebook del Programa Cultural de la OHCH

Remedio contra anaqueles solitarios

Panel dedicado a Georgina Herrera, durante el V En-cuentro Internacional de Promotores de la Poesía, en el habanero Palacio del Marqués de Arcos
Panel dedicado a Georgina Herrera, durante el V Encuentro Internacional de Promotores de la Poesía, en el habanero Palacio del Marqués de Arcos. / Página en Facebook del Programa Cultural de la OHCH.

En días de Feria los seguidores de la poesía en Cuba se sacuden la modorra que, a pesar de esforzados paladines, los acompaña buena parte del año (otro momento cumbre de bienvenida calistenia es el Festival Internacional, que desde hace años organiza en La Habana el Centro Cultural Cubapoesía). Ahora, disímiles volúmenes se presentan en la habanera fortaleza de La Cabaña y en otras salas habilitadas fuera de ella. Investigadores y críticos disertan sobre la obra poética de José Martí, Carilda Oliver Labra, Jesús Orta Ruiz, por solo mencionar algunos nombres.

Mientras escribo, bardos de diversas edades, cubanos en su mayoría, aunque también los hay de otras naciones, declaman versos propios y ajenos, en recitales y tertulias. Transcurre, además, el V Encuentro Internacional de Promotores de la Poesía, el cual en la presente ocasión rinde homenaje al Indio Naborí, por su centenario, y a la recién fallecida poeta Georgina Herrera.

Pero, ¿qué sucede habitualmente cuando la Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) y sus correspondientes hermanas provinciales dejan caer el telón? A dónde va tanto fervor; no solo de los públicos, sino hasta de los escritores, quienes por lo general –según sugieren los solitarios estantes de las librerías–  guardan su interés por las creacionesde sus colegas hasta el siguiente evento.

Digo esto y me gustaría estar equivocada, escuchar reflexiones y argumentos contrarios. Sin duda valdría la pena sostener un sustancioso debate sobre la salud actual de ese género en nuestro país, cuánto es apreciado o no por los destinatarios, por qué la labor de las instituciones no logra atraer a mayores auditorios.

Entre los invitados a las actividades de FILH 2022 se encuentra Roberto Manzano, poeta, ensayista, promotor, a quien preocupan cuestiones relativas a la divulgación e incluso a la comercialización de las producciones literarias. Cierta tarde, hace ya algún tiempo, asistí a una conferencia suya en torno a la función del librero. Allí opinó que este, cuando es bueno, cumple un papel extraordinario, el de educar; pero sin tener cultura poética no puede difundir la poesía, pues nadie logra conmover cuando habla de lo que desconoce. Esa es una limitación recurrente en las librerías cubanas.

El ensayista, investigador y poeta Roberto Manzano ha abogado por elevar la sensibilidad poética de toda la sociedad.
El ensayista, investigador y poeta Roberto Manzano ha abogado por elevar la sensibilidad poética de toda la sociedad. / granma.cu

Sin embargo, no solo en ellos recae la responsabilidad del alejamiento entre la obra y los lectores, prosiguió Manzano. Hoy los artistas, incluidos muchos poetas, “quieren imitar al producto audiovisual”, eso a menudo atenta contra “la poesía, que es lectura detenida, paciente y con una dedicación total al texto”.

Al concluir su exposición le preguntécuáles otros mecanismos o vías debían aprovecharse para incentivar el interés hacia poemas y poemarios. De acuerdo con sus palabras, resulta necesario dotar de una “preparación minuciosa a periodistas, maestros en los diferentes niveles, profesores de la enseñanza artística, críticos, políticos, líderes, pues es algo que debe abarcar a toda la sociedad”.

Como experiencia cercana, relató que él y su esposa mantuvieron activa en Internet durante dos años una tertulia. “Se puede desplegar un número enorme de iniciativas”, a partir de pequeñas acciones o “anillos de influencia”, cuyo radio se iría ampliando paulatinamente.

Millones de personas en el mundo nunca han sido conscientes de la existencia de la poesía y viven sin extrañarla. ¿Por qué entonces es tan importante que lo poético no muera?, inquirí.

“Imaginemos que suprimimos la poesía escrita, la Humanidad sigue existiendo. Suprimimos la poesía oral, y la Humanidad prosigue. Vamos a suprimir toda la poesía artística y la Humanidad continúa viva –recalcó–.Llegamos a suprimir la Poesía con mayúscula, o sea, esa visión altamente humana; en ese caso la Humanidad sobreviviría físicamente, pero el descenso hacia la animalidad sería enorme. Si las catedrales espirituales se derrumban ocurriría una catástrofe”.

Coincido con Manzano. Por eso aplaudo el despliegue dado en nuestras ferias a la creación poética, los afanes de la habanera Casa de la Poesía, los eventos organizados en fechas fijas por diversas instituciones a lo largo del país.

No obstante, quisiera que las editoriales cubanas se esforzaran más por promover durante todo el año a los escritores de su catálogo, aprovechando de manera creativa las ingentes facilidades de las nuevas tecnologías, y sin olvidar que, si de seducir a los públicos se trata, el intercambio cara a cara representa una invaluable herramienta. Quizás así la poesía (es decir, su disfrute en amplios círculos) deje de concebirse como una exótica fruta de estación.

 

 

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