Ilustración. / themarkaz.org
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Resonancias de la muerte y la vida

Ante la destrucción se alza la palabra, cual testigo y guardiana de la memoria. Esta literatura nos habla sobre agresiones, resistencia, amor, añoranza; y lo hace no solo con un lenguaje de barricada, también con delicadeza, bellamente, conmovedoramente


Al escuchar el vocablo Palestina solemos asociarlo a la lucha de un pueblo por alcanzar la soberanía, detener el despojo constante por Israel, preservar su pasado y su futuro. Ahora nos conmociona el asesinato en masa, una nueva masacre, de los pobladores de Gaza.

Esa realidad cruenta nos hace perder de vista la existencia de una literatura cuyo valor no radica solo en reflejar los sucesos políticos y en erigirse como vehículo de denuncia y sostén de la identidad, sino que incluye textos con alta calidad estética y en cuanto a recursos literarios y emotivos.

No es este un recuento fácil de conseguir en corto espacio, pues numerosos escritores han tenido que realizar su obra en el exilio, en el idioma de las naciones que los han acogido o donde nacieron tras la emigración de sus familias. El lector interesado en esas distinciones tendría que buscar análisis especializados. Sin embargo, es factible compartir una mirada somera sobre cuáles han sido los temas recurrentes.

Gran parte de las novelas, los cuentos y poemas abordan acontecimientos de los siglos XX y XXI (agresiones de usurpadores occidentales y de Israel, la resistencia, convenios internacionales); la subsistencia en los territorios ocupados, en los campamentos de refugiados y en otros países; la pérdida de parientes o amigos; la añoranza por la patria, el amor, la maternidad, la conservación de las tradiciones.

Gassan Kanafani escribió decenas de relatos breves, siete novelas (tres quedaron inconclusas), piezas de teatro, ensayos literarios e históricos. / palestinalibre.org

De sus 36 años, Gassán Kanafani permaneció más de 20 fuera de la tierra natal, pues tuvo que abandonarla debido a la represión israelí desatada a partir de 1948. Vivió en el Líbano, Siria, Kuwait. Fue profesor, literato, historiador, periodista, militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Murió asesinado por agentes del Mossad (colocaron una bomba en su automóvil), en Beirut, en julio de 1972.

El año pasado la editorial cubana Arte y Literatura publicó en formato digital una de sus novelas: Hombres en el sol. La introducción puntualiza: “En cuanto a su potente producción literaria, que abarca desde ensayos políticos e históricos hasta novelas y cuentos cortos, la trilogía que comprende Hombres en el sol, Lo que nos queda y Um Sa’ad, representa lo más acabado de su pretensión de sensibilizar a propios y extraños sobre el drama de un territorio invadido por los personeros de la maldad y la muerte”.

Tres seres humanos viajan en pos de una existencia menos opresiva, pero les aguarda un desenlace fatal. / cubaliteraria.cu

La primera de las tres fue escrita en 1963 e introduce “al lector de lleno en la tragedia palestina, la de una población cuya sobrevivencia constituye un reto para la humanidad entera. La necesidad de buscar una salida a ese malvivir lleva a que muchos, como los personajes del relato, se imaginen otros territorios donde trabajar y poder recuperar una existencia que se les niega por la fuerza. La meta puede ser Kuwait, Bagdad o Damasco, pero para alcanzarla hay que sacrificarlo todo, incluso con el riesgo de perder la vida”.

Una narración desgarradora, trágica; sin embargo, no faltan instantes poéticos, desde el mismo inicio, cuando el anciano Abu Kais, tumbado boca abajo contra la tierra húmeda recuerda el olor que al respirar “le fluía por la frente y se desparramaba, adormecedor, por todas sus venas. Era el mismo olor que exhalaban los cabellos de su mujer cuando salía del baño […] ¿Y los latidos? Lo mismo que cuando se recoge, con las manos llenas de ternura, un pajarillo abandonado”.

Aseguran las valoraciones del prólogo que “Gassán Kanafani es considerado hoy, junto con Emile Habibi (quien vive en el Estado de Israel), uno de los representantes más destacados de la literatura árabe en general y de la palestina en particular. Gassán Kanafani representa la novela palestina del exilio, como Emile Habibi la del interior”.

Algunas personas elogian en Internet aquellos libros de autores palestinos que los han impresionado. Por ejemplo, sobre Imagen, icono y promesa, de Sahar Khalifeh, opina una lectora en su blog: “Una novela donde la vida de Ibrahim transcurre paralelamente a la historia y el desarrollo de Palestina. Tuve la suerte de leerla durante la pandemia y puedo decir de ella que es una novela preciosa dividida en tres partes que no solo [se] corresponden con las etapas de una relación amorosa sino con las etapas de la historia de la lucha de los palestinos como pueblo”.

Y acerca de Saboreando el cielo. Una infancia palestina, de Ibtisam Barakat, comenta que en esta “novelita breve autobiográfica […] muy adecuada para adolescentes […] nos encontramos con una reivindicación de la educación como forma de ayudar a la infancia que vive bajo un conflicto armado. Me parece tiernísima la parte en que comienza a aprender el alifato y ‘Alif’ se convierte en su mejor amigo. También es hermosa toda la descripción que hace de las tierras palestinas que a mí tan cercana me parece”.

Además de narradora, dramaturga y ensayista, Adanía Shibli se ha desempeñado como profesora en universidades de Inglaterra y Palestina. / elindependiente.com

Igualmente nos recomienda He visto Ramala, de Murid Barguti, y Un detalle menor, de Adanía Shibli, que se basa en un hecho real: la violación y el asesinato de una joven palestina en 1948, perpetrados por soldados israelíes.

Por cierto, en días recientes la escritora debía recibir, en la 75ª Feria Internacional del Libro de Fráncfort, el premio LiBeraturpreis por esta novela (nominada, asimismo, al National Book Award y al International Booker Prize). La entrega del lauro fue suspendida por los organizadores, quienes públicamente condenaron el ataque de Hamás contra Israel y anunciaron que darían la mayor visibilidad posible a “las voces judías e israelíes”.

En cuanto al genocidio del gobierno sionista contra Gaza, el director del evento literario, Juergen Boos, se manifestó luego de las enérgicas protestas de múltiples editores y autores de renombre (incluidos varios ganadores del Nobel) en respaldo a Shibli. Entonces dijo que se solidarizaba con las víctimas de las dos partes y que la feria de Fráncfort siempre estaría abierta para los escritores de ambas nacionalidades. Salomónicas y tardías palabras que no logran hacernos olvidar el refrán español: “Obras son amores, y no buenas razones”.

Un país en versos

Más de 20 poemarios conforman la obra de Mahmoud Darwish; entre ellos Hojas de olivo, Enamorado de Palestina, Los pájaros mueren en Galilea, Menos rosas y Once astros. / dailysabah.com

Entre los cultores de la llamada poesía de resistencia se hallan Samih al-Qasim, Tawfiq Zayyad y Mahmoud Darwish; a este último debemos el poemario Enamorado de Palestina (1966), que incluye versos de conmovedor afecto filial:

Añoro el pan de mi madre,

El café de mi madre,

Las caricias de mi madre…

Día a día,

La infancia crece en mí

Y deseo vivir porque

Si muero, sentiré

Vergüenza de las lágrimas de mi madre.

[…]

Si regreso. Tórname en

Leña de tu fuego encendido

O en cuerda de tender en la azotea de tu

                                                  [casa

Porque no puedo sostenerme

Sin tu oración cotidiana.

He envejecido. Devuélveme las estrellas de

                                              [la infancia

Para que pueda emprender

Con los pájaros pequeños

El camino de regreso

Al nido donde tú aguardas.

La gran dama de la poesía palestina, Fadwa Tuqan, recibió múltiples reconocimientos internacionales. / clubculturaarabe.com

Fadwa Tuqan (hermana de Ibrahim Tuqan, profesor, periodista y poeta) es apreciada como la gran dama de la poesía palestina; los entendidos califican su obra con estos términos: intimista, apasionada, espléndido exponente de la sensibilidad femenina y, a la misma vez, de alcance épico. Al volumen La noche y los jinetes (1969) pertenece el siguiente poema:

Solo quiero estar en su seno

Solo quiero morir en mi tierra,

Que me entierren en ella,

Fundirme y desvanecerme en su fertilidad

Para resucitar siendo hierba en mi tierra,

Resucitar siendo flor

Que deshoje un niño crecido

En mi país.

Solo quiero estar en el seno de mi patria

Siendo tierra

Hierba

O flor.

Como ella, otras poetas, entre ellas Hanan al-‘Ashrawi, fusionan en sus versos lo que consideran parte de la naturaleza femenil y la defensa de su nación:

Mujeres y cosas (fragmento)

Las mujeres hacen que las cosas sean frías,

punzantes y duras

como un argumento legal lanzado

ante la amenaza de registro o detención.

O cálidas y suaves

como la justicia en un poema,

como la evocación de la imagen de la libertad,

como un baño caliente

y un largo remojo en una casa sin demoler

Heba Abu Nada ganó en 2017 el premio Sharjah a la Creatividad Árabe, por la novela El oxígeno no es para los muertos. / cubadebate.cu

Quizás alguien piense que esta literatura sería más atractiva si mostrara una mayor diversidad temática y reiterara menos la sensación de pérdida y nostalgia, el dolor. Pero jamás olvidemos que no son los escritores quienes generan las circunstancias propiciadoras de tales sentimientos. Y no pueden cesar mientras la muerte baile enloquecida su danza macabra, cobrando vidas como la de la poeta y narradora Heba Abu Nada, asesinada en Gaza a los 32 años, este octubre, durante los bombardeos. Junto con la noticia, los medios de comunicación divulgaron su último poema, creado un día antes de fallecer:

La noche en la ciudad es oscura

excepto por el brillo de los misiles

silenciosa,

excepto por el sonido del bombardeo

aterradora,

excepto por la promesa tranquilizadora de la oración

negra,

excepto por la luz de los mártires.

Buenas noches.

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