Suene la música, avívense los pies

Ya sesionan los talleres de verano en múltiples instituciones cubanas, incluida la Casa del Alba Cultural 


Esta mañana, la versátil casona de la calle Línea, en el Vedado habanero, parece pequeña debido a tantas actividades, algunas incluso coinciden en el mismo horario. Una de ellas, el taller de bailes latinoamericanos, ha atraído a familias de diversos municipios: Guanabacoa, La Habana Vieja, Centro Habana, Plaza, Cerro. Por ahora, solo las niñas y los niños (las primeras en irrefutable mayoría) reciben las clases; quién sabe si en un futuro los organizadores incorporen similar opción para los acompañantes.

Esther María Torres La Rosa se esmera para responder a las expectativas de quienes participan en el taller.

Si se les pregunta a las danzarinas por qué quieren ceder parte de sus vacaciones a estos encuentros, responden con poca variación: “Me gusta bailar, me divierto mucho”. Cada semana, entonces, desde mediados de julio y durante todo agosto, desafiarán el calor, la escasez de transporte público, los altos precios del privado, y llegarán a la Casa del Alba Cultural, donde Esther María Torres La Rosa tendrá listas las grabaciones de música folclórica y popular.

Hoy, la instructora de arte (su trabajo cotidiano lo realiza en la Casa de Cultura Justo Vega, de Arroyo Naranjo) les enseña la cumbia. Al respecto, me comenta: “Es una danza tradicional colombiana, costeña. Originalmente empezaba a la orilla del mar, cuando los pescadores regresaban a sus casas. Con los años se trasladó a la ciudad. Podemos compararla con la de las comparsas cubanas, por su paso arrollado”.

Más que pretender un desempeño perfecto, lo esencial es captar el ritmo, aprender la postura y los pasos básicos.

La próxima jornada estará dedicada a la tradición danzaria venezolana. “Voy a mostrarles un ritmo del centro del país: la culebra de Ipure; los niños se mueven como un trencito y van formando figuras. Luego aprenderán el tambor veleño, que se baila en pareja, parecido a nuestra rumba. De Puerto Rico les presentaré la plena. Terminaremos con bailes populares cubanos: el chachachá, el pilón, el mozambique”.

Energía y planes no le faltan a la profesora. Además de sus labores habituales, dirige el grupo comunitario Impacto, formado con estudiantes de la escuela primaria Mario Fortuny, en Arroyo Naranjo, y otros vecinitos de la localidad. Después del horario docente, comienzan los ensayos en la mencionada Casa de Cultura.

Aunque el conjunto se formó hace pocos meses, ya han actuado en algunos lugares, como el asentamiento Ciudad de la Construcción, en Altahabana, y el teatro Bertolt Brecht. Actualmente, se preparan para subir al escenario del Miramar.

En la Casa del Alba Cultural, hoy se disfruta la cumbia.

Particular relevancia le concede Esther María Torres a la interacción de su proyecto con el denominado Ventana al futuro, que surgió en el Centro Médico Psicopedagógico La Castellana y ofrece a muchachos con necesidades especiales (por vivir con Síndrome de Down o autismo) la posibilidad de desarrollar sus dotes artísticas. “Son maravillosos; el objetivo es que se sientan útiles y lo hemos logrado”.

Los interesados en el curso todavía pueden inscribirse, en la propia Casa del Alba (Línea, esquina a D) o por WhatsApp, llamando al número 59968520.


CRÉDITOS

Fotos: Leyva Benítez

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