Tarifa premium del Titán

Las disparidades en la cobertura mediática y el interés global son inequívocamente marcadas entre ricos y pobres


¿Has oído hablar de multimillonarios atrapados en un sumergible después de gastar 250 mil dólares cada uno para ver los restos del Titanic? La historia ha sido noticia de primera plana en los países anglófonos desde que la embarcación, llamada Titán, desapareció. Se desplegaron enormes recursos para tratar de recuperar a los pasajeros. Cada pequeño desarrollo fue cubierto por la diversidad de medios de comunicación de forma exhaustiva. Millones de personas se pegaron a las redes sociales y a la cobertura continua.

Una gran operación de rescate intentó salvar a cinco multimillonarios. / nytimes.com

Es completamente normal asombrarse por el relato del Titán, porque parece irreal. Todo se siente como una película, como la última entrega de Netflix. De hecho, la compañía que fabricó el sumergible se llama OceanGate (Puerta del océano) y es como si hubiera sido nombrada para generar una gran polémica. Además, parece haber olvidado muchas normas de seguridad en su afán por construir objetos.

Aunque es normal sorprenderse por la historia del Titán, está lejos de ser la única tragedia marítima reciente. Y, sin embargo, está absorbiendo una cantidad desproporcionada de la atención y los recursos del mundo.

El pasado 14 de junio tuvo lugar una de las peores catástrofes ocurridas en el mar Mediterráneo: un barco pesquero, que transportaba a unas 750 personas -en su mayoría migrantes pakistaníes y afganos- se hundió en el trayecto hacia Italia. Había 100 niños debajo de cubierta. Cien niños. Esas son cifras desgarradoras, pero, aun así, no atraparon la atención de los medios estadounidenses.

La cobertura del desastre palidece en comparación con el alcance que se le ha dado al Titán. Los esfuerzos de rescate tampoco podrían ser más diferentes: una carrera frenética para salvar a los magnates versus un encogimiento de hombros ante la idea de 100 niños muriendo en el fondo del mar.

El naufragio de mediados de junio en Grecia es una de las peores tragedias que ha habido en el Mar Mediterráneo. / indianexpress.com

Nuevamente el naufragio es una de las peores desgracias que ha habido en el Mediterráneo. Y eso es mucho que decir, porque sus aguas se han convertido es una fosa común. Más de mil 200 personas fallecieron en sus costas durante 2022. Cada uno de estos ciudadanos eran mucho más que estadísticas. Eran seres humanos. Merecían los mismos recursos que tuvieron cinco aventureros, que murieron por el gusto de hacerlo, y no porque estaban tratando de proteger a sus hijos de desastres naturales o de guerras.

Creo que esta es la última historia que vamos a ver sobre empresarios obscenamente podridos en dinero que desaparecen en un sumergible. Sin embargo, estoy segura de que escucharemos muchas más noticias sobre barcos que transportan migrantes y naufragan. Ninguna tragedia requiere que perdamos el dolor. Sin embargo, estamos obligados a preguntarnos: ¿Quién llega a ser el héroe de una epopeya y quién queda relegado a los márgenes de la historia humana? A diferencia de Homero, que creía que solo unos pocos podían sobrevivir a la Odisea, tal vez podamos esperar que todos los que desafían los peligros puedan emerger vivos.

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Un comentario

  1. No visualizo el reproche. Desde que el mundo es mundo han existido, existen y existirán ricos y pobres. Algunos ricos son por herencia (lo que se hereda no se roba) y los otros son por inteligencia (no son culpables que hayan herededo su inteligencia). Tampoco visualizo el reproche. . Sin más comentarios.

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