Imagen del texto original publicado el 20 de marzo de 1927 en la revista.
Imagen del texto original publicado el 20 de marzo de 1927 en la revista.

Un recuerdo para las divas de ayer

Publicado originalmente el 20 de marzo de 1927. No 12.
Por Gaston Poitou

A la llegada a La Habana del conocido empresario Adolfo Bracale, a los esfuerzos y habilidades del cual han podido escucharse en Cuba, las figuras más salientes del arte lírico italiano, quien vuelve para reanudar sus actividades teatrales, que suspendiera con la temporada Tolón, Diciembre- Enero 1924-2; y después de una conversación con mi buen amigo y compañero Juan Beltrán, a propósito de lo efímero que fue la vida de los grandes cantantes hasta finalizar el siglo pasado, nos ha movido a evocar un grupo de excelsas cantatrices, quienes solo tuvieron para recordar a la posteridad, lo que fueron, que el pincel y el lápiz de pintores y dibujantes, y el cartel litográfico, y no todas merecieron ese favor, mientras las de hoy tienen, el disco fonográfico, para perpetuar el carácter y pureza de su voz y la fotografía para eternizar sus rasgos fisionómicos.

Del pequeño grupo de las que fueron aplaudidas por nuestros abuelos, y cuyas efigies ilustran esta crónica, figura en primera línea María Malibran, representada en todo el fulgor de su juventud y belleza en notable cuadro de Henry Decaisne.

De esta diva, que desapareció en la flor de la edad y el apogeo de su gloria, de esta subyugadora de públicos queda al menos una obra meritoria.

La belleza de Isabel Colbrand, la célebre cantatriz esposa de Rossini, con quien se casó en Bolonia el 15 de marzo de 1822, casamiento que dio mucho que hablar en esa época, por haber sido aquella durante largo tiempo la amante del empresario Barbaja, lo que no le impidió ser esposa ejemplar, ha sido perpetuado por el pincel del célebre Carloni.

De la gran Guiditta Pasta, denominada el ruiseñor, aunque no existe ningún retrato artístico, quedan en cambio innumerables fotografías, de las cuales reproducimos una de ellas.

De la delicada Magdalena Fumaroli, novia de Bellini, que fue su primera musa inspiradora, la que murió de dolor al verse abandonada por el maestro catanense, queda el cuadro del célebre pintor F. de Gregorio, que este hiciera algunos días antes de que falleciera.

Una original litografía del 1829 recuerda a otra notable cantatriz, Enriqueta Meric Lalande, en “La Straniera”, de Bellini.

Un delicado cuadro al pastel de mucho mérito, de autor desconocido, reproduce el rostro virginal de Virginia Vaselli, la esposa de Donizetti, con la que este se había casado en 1827, después del éxito de la ópera “Olivo e Pasquale”, pero el destino no quiso que vivieran mucho tiempo juntos.

La sublime cantatriz falleció en 1837, a los diez años de su unión con el maestro Bergamasco.

Donizetti, tuvo varias amigas íntimas, de éstas citaremos a Carolina Ungher, que tanto contribuyó al éxito de “Belisario” y Fernanda Craletti- Proaperi, que idealizó el personaje de “María” de la Figlia del Reggimento.

No olvidaremos en estas fugaces ero-canciones, a Margarita Barezzi, la primera esposa de Verdi, y a Josefiina Strepponi, la segunda, intérprete genial esta de varias de sus óperas. La litografía de la Strepponi, que reproducimos, fue hecha en Venecia, en 1835, con motivo de una función a su beneficio.

No terminaremos esta crónica sin reproducir un rarísimo daguerrotipo de Teresa Bambrilla, la esposa de Amilcare.

De algunas otras cantantes célebres de esa época podríamos citar, que han dejado reproducidas sus bellas facciones en inspiradas obras de arte.

De ello nos ocuparemos en otra oportunidad.

Como la fotografía hoy es factor importante para un artista, y raro es aquel que no posea una colección de ellas, para obsequiar a admiradores y a todo aquel que la solicite; cuando dentro de un siglo se quiera reproducir los rasgos fisionómicos de algunos de ellos, resultará fácil el poder llevar a cabo.

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