Convergencias

Me gusta mucho la fotografía en blanco y negro. Siento que posee más dramatismo, que en mi búsqueda por crear analogías entre imagen y pensamiento. Logro más mi propósito a través de este género.

Pero no vengo a discursar sobre ello. Estaba revisando en mi archivo, y encontré unas fotos hechas en febrero de 2019 y me gustaría compartir aquí, por el simple hecho de que sentí una oleada de emociones mientras las observaba.

Avanzaba en la línea de tiempo de estas imágenes y llegaban a mi mente algunos recuerdos, hasta sensaciones de ese momento –pudiera decirse breves– cuando decidí asistir a un concierto, que no sabía se efectuaría.

Yo caminaba aquella tarde por el Vedado capitalino, sin un plan concreto. ¿O sí? No podría dar fe exacta de ello ahora, pero de lo que sí estoy segura es que, armada con mi cámara, muchas veces me iba a desandar la ciudad, disfrutaba me sorprendiera a veces a lo grande.

Así me enteré, casi por casualidad; en el Pabellón Cuba estaría Polito Ibáñez celebrando algo. Y allá fui. Me encontré con un escenario de lujo. Músicos excelentes ofreciendo su arte con alegría, con pasión.

Un año después de realizadas estas fotos una pandemia llegó para cambiarnos la vida a todos. Nos obligó a encerrarnos en nuestros mundos, a tratar de sobrevivir en medio de un escenario de gran peligro e incertidumbre.

Traigo todo esto acá y no pude resistirme a escuchar a Polito Ibáñez mientras editaba este material fotográfico. Sus canciones a veces me parecieron hasta premoniciones de todo esto que pasaría, porque él es un gran poeta y eso me conecta con su manera de crear.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos