Conversaciones con el Ángel

Estoy consciente de que este tema puede llegar a ser recurrente en mi vida. Toda persona creativa se enfrenta a este momento, en él parecería que una nube blanca te envuelve el cuerpo y los pensamientos. No es que no tenga nada que decir, al contrario, quizás es mucho lo que hay adentro. Mucho y necesita salir, porque como bien he dicho, escribir es terapia para mí.

Quizás es solo el ala de un ángel que me protege de mí misma y por eso me mantiene en silencio.

Tal vez es esa soledad concurrida que pocos entenderían y la mayoría identificaría como locura.

Quizás es solo el ala de un ángel que me protege de mí misma y por eso me mantiene en silencio.

Quién sabe si solo necesito adrenalina.

Quizás, quizás… de verdad poco me importa si me entiendes o no. Solo dejo mi rastro, dejo mis sentimientos detrás de una puerta y quizás encuentres un velo aquí con el cual, a trasluz, puedas ver los tuyos.

Soy cobarde… (sí, soy cobarde). No me alejé de la calle principal. No pude. Tenía miedo. Tanto silencio, golpes acompasados de dos planchas de zinc, tanto silencio, el viento martirizando el tejido de una bandera. Demasiado silencio y también demasiados sepulcros… fue terrible.

Ahí donde tengo el corazón se me hizo un hueco. Dejé de respirar muchas veces. Pensé en el ángel que me guarda. Y quizás estaba cerca… quizás estaba cuidándome. Yo elijo pensar que sí.

27 de noviembre, Necrópolis de Colón. La Habana. Cuba.

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