EE.UU.: Libros prohibidos

Autoridades de Texas y Florida censuraron escritos que abordan cuestiones raciales y de género. Pero la lista se extiende cada vez más


Años después de la entrada de los Reyes Católicos en Granada, España, el cardenal Cisneros, inquisidor de Castilla, ordenó una de las quemas de libros más infames de la historia. Sin embargo, ni este ni ningún otro incendio organizado logró suprimir de forma definitiva un texto. Si esas empresas hubieran resultado exitosas, hoy no tendríamos ni la más remota idea de autores como Erasmo de Róterdam.

Referentes literarios como Margaret Atwood, Stephen King, Toni Morrison y Aldous Huxley quedaron prohibidos. / www.mediatiko.com

Por eso parece absurdo pensar que en el siglo XVI existía el Index librorum prohibitorum, una lista que incluía escritos censurados. Igual de descabellado sería recordar que por aquella época los manuales necesitaban ser testeados por la institución religiosa.

Estas dinámicas parecen lejanas, pero la condena sigue existiendo, aunque adopte formas novedosas. Recientemente, en Estados Unidos se detectó un fenómeno preocupante: solo en 2023 se prohibieron tres mil títulos en 41 estados y hubo cinco mil 894 intentos de veda.

La ola conservadora presidida por Joe Biden llegó a las aulas y bibliotecas de distintos puntos de la nación, pero también hubo protestas de docentes y bibliotecarios contra esa política.

Históricamente, Texas fue el estado de las sanciones; no obstante, los datos indican que en los últimos tiempos Florida triplicó el número de restricciones y se sumó a una tendencia conservadora reflejada también en las sentencias judiciales que restringen derechos conquistados por el colectivo de mujeres, como el aborto.

El conjunto de autores afectados es variado e incluye a referentes como Margaret Atwood, Stephen King y Joyce Carol Oates. En las listas aparecen también obras icónicas, como Un mundo feliz (Aldous Huxley), El hombre invisible (Ralph Ellison) o Anna Karenina (León Tolstoi).

Florida triplicó el número de censuras y se sumó a una tendencia conservadora. / www.elespanol.com

Según algunos, las nuevas leyes pretenden proteger a los jóvenes de la pornografía o del racismo. Entre las criticadas, está la novela Ojos azules, de Toni Morrison, ganadora del premio Nobel de Literatura. Su texto aborda la historia de Pecola, una adolescente afroamericana que vive en Ohio a inicios de la Segunda Guerra Mundial y siente que la única solución a todos sus problemas es tener otro color de ojos, algo que representa el estereotipo “hegemónico” de la belleza blanca.

A pesar de la condena de esos documentos, las autoridades no prohibieron el uso de celulares, desde donde los niños sí consumen productos dañinos. Es decir, se ha restringido por ley cualquier aspecto central y constitutivo de la historia de este país «para no herir la sensibilidad de los jóvenes blancos» y «proteger la libertad de sus padres».

Este absurdo totalitario no es muy diferente al que creó el mito de la Inquisición en el siglo XIX. Como es natural y necesario, ahora el discurso cambió de vestimenta y maquillaje. No obstante, todo régimen, por muy totalitario que sea; todo censor, por muy atento que sea; y todo pedagogo, por muy limitado que sea, tendrá que capitular tarde o temprano ante la imaginación y la ocurrencia de los lectores.

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