Entre la miseria y la desidia estatal

El filme Las preñadas aborda el drama de las mujeres embarazadas en los hospitales rurales de nuestra América, tan alejados del sistema de salud que impera en los barrios aristócratas de las urbes y tan olvidados de los gobiernos neoliberales

Por. / Pedro Antonio Garcia*


Las reseñas que nos llegaron antes de su estreno en La Habana eran contradictorias. Mientras algunos críticos argumentaban que las dos actrices principales no aportaban “un segundo de autenticidad en toda la duración del largometraje”, otros de ideas más liberales opinaban que la eficacia del filme se debía “a las muy buenas interpretaciones de las dos protagonistas”.

Ailín Salas (Juana) y Marina Merlino (Carmela) en su “road-movie a pie” como lo denomina su realizador. / Autor no identificado

De las muchachas que encabezaban el elenco de Las preñadas (Pedro Wallace, Argentina-Brasil, 2023) había bastante información. A Ailín Salas (Juana), los cubanos la conocimos en XXY; luego asumió papeles más importantes, como en Boni bonita y Matadero, dos de sus más recientes trabajos. En cuanto a labrasileñaMarina Merlino (Carmela), con menos kilometraje en el oficio, la habíamos visto antes en Ruta 34.

La inspiración para hacer esta cinta le surgió al realizador “cuando leí una noticia en el diario de que una mujer de una pequeña ciudad donde crecí en Salta vivió una odisea para tener a su bebé”. Y le vinieron a la mente sus recuerdos de infancia: la pobreza, ignorancia, falta de dinero y comida existente a su alrededor, conviviendo con la riqueza desmedida de otros, en un universo violento donde, a pesar de todo, no estaba ausente la solidaridad.

Halló las locaciones idóneas en la región fronteriza entre las localidades de San Antonio, Misiones (Argentina), y Santo Antonio, Paraná (Brasil), separadas por un río entre ellas, pero unidas, sobre todo en sus zonas periféricas, por la miseria y la desidia estatal que las hace vivir muy lejos de Dios y del desarrollo que han alcanzado los sistemas de salud en los países del llamado Primer Mundo.

Cintas como esta, dirigidas a la sensibilidad de los espectadores, son necesarias. / Autor no identificado

La cinta narra las peripecias de dos jóvenes embarazadas que se vieron obligadas, ante la proximidad del parto de una de ellas, a dejar a sus cuatro hijos en casa, al cuidado de la niña mayor, y viajar en busca de ayuda a través de un paraje agreste, en lo que Wallace ha denominado “un road-movie a pie”, hacia el centro hospitalario más cercano. Y se encontraron con que en el dispensario rural argentino se carecía de todo, hasta de médicos, mientras que en la clínica brasileña, enclavada en una ciudad con muchas industrias, lo que abundaba era la insensibilidad.

Para las protagonistas, encarar a sus personajes constituyó un reto pues ninguna de las dos ha sido madre. Los productores encontraron la mejor solución, al decir de Ailín Salas en un encuentro con la prensa de su país, “una chica de allá que estaba embarazada, con quien nos juntamos mucho antes de arrancar el rodaje. Se hizo un vínculo muy familiar porque también conocimos a su familia.

“Compartíamos con ella la energía de una mujer embarazada y recibíamos consejos físicos porque es una experiencia diferente del cuerpo que hay que tener en cuenta… Fue algo muy lindo a ese nivel. Yendo a filmar a lugares que no son ciudades te encontrás con un mundo nuevo y ella nos abrió la puerta de su casa de una manera hermosa, y también al mundo de la película desde un lugar muy real. Tenerla a ella fue clave para nosotras”.

Wallace, sobre todo, se destaca en este título por la dirección de actores, no solo al guiar a las protagonistas, ambas impecables en interpretación, sino por conseguir que el elenco de niños, sin experiencia escénica trabajara tan natural. Es cierto que algunos diálogos pecan de esquemáticos y hay secuencias que requerían una tijera urgente, pero el filme tiene el ritmo preciso y logra que el interés de los espectadores nunca decaiga.

Tal vez Matías Castillo no gane un Coral por su dirección de fotografía, pero su trabajo apuntala la dramaturgia, desde los planos con que convierte al paisaje recorrido por Juana y Carmela como un personaje más, hasta los movimientos de cámara y primeros planos que apoyan a Marina Merlino en su desempeño dramático.

En los días de su estreno mundial, la prensa publicó un caso similar acaecido en un hospital de Salta, Argentina. / Autor no identificado

A este redactor le parece muy acertada la observación del crítico argentino Diego Brodersen en Página 12 cuando nos alerta de que en la lengua de hoy, se prefiere usar el sustantivo “embarazada’ cuando se trata de una mujer y “preñada” en referencia a la hembra de un animal. No parece una casualidad, añadía el colega, que se haya elegido el segundo de los términos para referirse a las protagonistas del largometraje, consideradas “como si no fueran seres humanos y se tratara de animales que pueden parir en cualquier lugar y situación”.

Lamentablemente, hechos como los que padecieron Juana y Carmela suceden todos los días en nuestra América y no solo en Argentina y Brasil, aunque la gran prensa no los visibilice. Por ello cintas como Las preñadas, dirigidas a la sensibilidad de los espectadores, son tan necesarias. Y si tienen tan buena factura, como el título que nos ocupa, mejor.

*Miembro de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica. Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. Buenas a todos , estare un placer ver esta pelicula en grupos y despues un debate para informar a la gente de los sufrimientos y de las dificultades y condiciones de vida en general especialmente por la poblacion rural. Un monton de gracias. Espero pronto aqui en Londres tendremos la opurtunidad de verla.
    Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos