Habla bien y pensarás mejor (I)

A la riqueza cultural de un pueblo, que debe ser preservada, no solo pertenecen las bellas artes, las letras, las tradiciones, el folclor, también su idioma


Leer las traducciones (subtítulos) de numerosos filmes y series, escuchar las letras de ciertas composiciones musicales y cómo se expresan en los programas televisivos no pocos entrevistados –incluso altos funcionarios y profesionales de las más disímiles ramas–, periodistas, comentaristas, presentadores, a menudo desasosiega. Se han vuelto recurrentes la traducción macarrónica de términos anglosajones, el otorgarle a palabras o frases un sentido distinto a su verdadero significado, la invención de verbos a partir de sustantivos, la supresión de las preposiciones y los artículos.

El idioma lo crean y enriquecen, o empobrecen, los pueblos, puntualiza Roberto Méndez Martínez. / Leyva Benítez

¿Se trata de un problema que urge solucionar o podemos dejarlo pasar como un mal menor? Al respecto conversamos con Roberto Méndez Martínez, miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española, doctor en Ciencias sobre Arte, escritor.

“El idioma es la vía principal de comunicación en sociedad, a través de él expresamos sentimientos, ideas. Es un instrumento básico y vivo, pues cada generación lo enriquece.

“Si a las personas se les pregunta por la cultura o la comunicación, piensan en las manifestaciones artísticas y en los medios masivos; pero no podría haber cine, literatura, crítica, televisión, radio, prensa escrita o digital, si no hubiera un idioma. Esto es algo que hasta algunos escritores olvidan. Me da mucha gracia cada vez que alguien declara en una entrevista: ‘Yo pretendo con mi obra dinamitar el idioma’. Bueno, nunca he leído sobre un carpintero que pretenda con sus creaciones destruir el taller donde las hizo.

“Resulta vital evitar que el idioma pueda corromperse, deformarse. Su cuidado debe ser una actitud consciente a nivel de la sociedad, e inclusive de las autoridades del país”, recalca el también investigador, ensayista, novelista y poeta.

–¿Qué singulariza nuestro empleo del español?

–Se diferencia del de los mexicanos, los guatemaltecos, otras naciones latinoamericanas, o el de los españoles peninsulares, en la entonación, la pronunciación de algunas letras (j, z, c, s). Dentro de la variante cubana del español hay pequeñas distinciones regionales, por ejemplo, la entonación del español hablado en la región oriental de la Isla está más cerca del utilizado en la República Dominicana que del empleado en La Habana. En otros territorios de Cuba, entre ellos Villa Clara, existe el hábito de geminar la letra; así se le llama a cuando esta se vuelve silenciosa (entonces escuchamos el pa’que, el ba’co).

No se trata de hablar el mismo español que el Quijote, sino de cerrar la puerta a suplantaciones innecesarias. / fahrenheitmagazine.com

“La ubicación espacial de esas peculiaridades regionales se ha ido tornando difusa en las últimas décadas, debido a las migraciones, sobre todo hacia la capital del país y las provinciales. La Habana no es sencillamente un conglomerado de habaneros, sino una mezcla de migrantes procedentes de distintos puntos, cada uno de los cuales trae determinadas singularidades semánticas (modos de nombrar objetos como el balance o sillón, la pluma, pila o llave de agua), de pronunciación y entonación”.  

–Teniendo en cuenta que la lengua es un organismo en constante transformación, ¿qué cambios son válidos y cuáles no?

–El idioma no es un producto de laboratorio, no lo fabrican las academias, ni siquiera los escritores (aunque influimos en él), lo hacen los pueblos. Desde los siglos XV y XVI, que empieza a consolidarse, a ganar forma e independencia, el español no ha cesado de absorber determinados términos; los primeros venían de las lenguas clásicas: el latín y el griego.

“En el Siglo de Oro de la literatura española hubo una corriente italianizante, la de Garcilaso de la Vega, y se importaron palabras del italiano. Ya en el XVIII y el XIX, la influencia del pensamiento francés, el clasicismo, el desarrollo literario en aquella nación, llevó a que se introdujeran galicismos. Ese papel de lengua influyente en el mundo lo ganó desde el inicio del siglo XX el inglés.

“Específicamente en Cuba, el peligro de incorporar anglicismos a la lengua cotidiana llegó a convertirse en una preocupación cultural severa. La Academia Cubana de la Lengua se creó en 1926, uno de sus fundadores fue el novelista Carlos Loveira, quien al ser entrevistado en ese momento por una publicación habanera afirmó que él insistiría en evitar la asimilación sin crítica de vocablos tomados del inglés. ¡Cuánto ha llovido de entonces a acá!

“Durante los últimos años, en el uso de palabras foráneas y expresiones idiomáticas inadecuadas incide una razón poderosa: la globalización en los terrenos de la economía, la cultura, la educación, los medios. Sin moverse de sus casas –basta con encender el teléfono celular, ya ni siquiera se trata del televisor o de la radio–, las personas reciben constantemente informaciones, comentarios, artículos, audiovisuales, que están redactados en español, pero según las variantes de otras naciones o provenir de medios de comunicación para hispanos en los Estados Unidos. Y empiezan a asumir giros lingüísticos que en muchos casos no son necesarios.

“¿Cuándo un extranjerismo puede ser incorporado debidamente a la lengua española?: si en ella no existe ninguna palabra para designar ese objeto o fenómeno. Recuerdo, como caso contrario, el surgimiento del e-book (electronic book); entre las academias de la lengua española se consensuó que se llamara libro electrónico, pero es tan fuerte la propaganda… Lo mismo ocurre con el término link. No hay necesidad de recurrir a él, porque tenemos un equivalente en español: vínculo.

Traducciones incorrectas de términos en inglés se filtran en el lenguaje cotidiano. / tripadvisor.es

“Se ha llegado incluso al punto de sustituir denominaciones precisas, utilizadas a lo largo del tiempo, por traducciones incorrectas de vocablos en lengua inglesa. Una muestra es cambiar el verbo alquilar por rentar; house for rent significa casa de alquiler; sin embargo, en Cuba leemos por doquier anuncios de casas y autos de renta. Esas suplantaciones innecesarias se deslizan hasta en los noticieros, los periódicos”.

–Hoy se fortalece en los medios de comunicación, por parte de los periodistas y sus entrevistados, una tendencia a eliminar artículos, preposiciones, o a usar de forma errónea algunas de estas.

–Tiene que ver con la escritura en los teléfonos móviles. La mayoría de las personas van eliminando todo lo que pueden, como ocurría antes con los telegramas; es más, ya ni siquiera los adjetivos se saben utilizar, porque su lugar lo ocupan los emoticones (estoy feliz, triste, bravo, furioso; tengo frío, calor, etcétera). Así se destruye la redacción. Si envío un mensaje privado, eso no tiene demasiadas consecuencias, pero si asumo esa práctica como deseable en una noticia, un aviso u otro mensaje, propago una manera de redactar mal.

“Otro error común es admitir en los medios el lenguaje esquemático de los modelos, las planillas, los controles que se realizan en los almacenes.

“Además, los audiovisuales de distintas partes del mundo traen o un doblaje o subtítulos. A veces son muy torpes, sobre todo los segundos; un sistema, al parecer automático, traduce de una lengua a la otra y, entre otras fallas, aunque cada palabra tiene varias acepciones, el dispositivo selecciona siempre la primera. En consecuencia, la traducción completa se convierte en una locura”.  

–¿El atropello del idioma en la TV, la radio, la prensa escrita y digital, cuánto podría, o ya lo está haciendo, afectar su buen uso por parte de la población en general? 

–Contribuye a empobrecer la lengua. Esas incorrecciones y disparates influyen en los individuos, especialmente en quienes no leen, pero sí consumen grandes cantidades de series, novelas; empiezan a aceptar que esa es la forma de hablar.

“Un problema serio es que las personas toman como modelo a las figuras más visibles, no solo imitan su estilo al peinarse o vestirse, también la expresión oral”.

–¿Cuál ha sido la posición de la Academia Cubana de la Lengua?

–Desde hace tiempo le preocupa el uso del español en los medios de comunicación. Varios años atrás el asunto fue planteado con mucha urgencia por uno de nuestros miembros ilustres y con gran experiencia en el mundo pedagógico: la doctora Graziella Pogolotti, quien llamó la atención sobre la influencia que ejercían sobre los públicos los presentadores y los periodistas de la televisión, porque para los espectadores lo que se muestra en la TV es verídico y está bien dicho.

Ilustración. / René Martínez

“Firmamos un convenio con el Instituto Cubano de Radio y Televisión, pues llegamos al consenso de que hacía falta formar y evaluar a los locutores. Sin embargo, resulta muy difícil para una persona, por muchos cursos que haga, dejar a un lado las palabras que emplea en su casa, el barrio, la calle, forzosamente le vienen a la boca, aunque esté en un medio masivo. Porque casi nadie se comunica siguiendo un guion estricto, chequeado por un asesor, eso solo puede ocurrir en determinadas ocasiones.

“No es inusual, entonces, que aparezcan extranjerismos no necesarios y giros incorrectos que se vuelven un hábito. Pongo un ejemplo: en cierto momento, en los medios masivos se empezó a utilizar con una fuerza enorme la expresión dar al traste con, como sinónimo de concluir algo y hasta de lograr una meta o propósito; se ha llegado a aplicar incluso a deportistas que ganan una medalla. Esto es por completo errado, absurdo, pues su significado real es destruir, echar a perder. La Academia ha enviado notas a esos medios, señalando que no deben continuar usando mal esas y otras frases, pero se sigue haciendo.

“Es importante entender y nunca olvidar que hablar bien ayuda a pensar bien. Los seres humanos demoraron siglos en poder escribir. Al inicio de su desarrollo solo gesticulaban, después lograron traducir el contenido del pensamiento a la expresión oral. Así surgieron ideas de carácter religioso, político, intelectual. Hemos llegado a la Inteligencia Artificial para programarla y luego solicitarle lo que deseamos, es imprescindible expresarnos correctamente.

“A la inversa, si hablas mal, muy pronto estarás pensando peor. El español, o cualquier lengua, no están divorciados de las cuestiones sociales, económicas, políticas, culturales; es un entramado complejísimo. Hay que cuidarlo también por eso”.

El doctor Roberto Méndez Martínez reflexionó, además, sobre otros aspectos esenciales: la enseñanza del español en Cuba y la necesidad de instaurar en el país una política lingüística. Lean sus criterios en Habla bien y pensarás mejor (II).

Significado correcto de términos que a menudo se utilizan mal o son sustituidos por vocablos inventados:

Abrir: Dar principio a las tareas, ejercicios o negocios propios de instituciones o establecimientos políticos, administrativos, científicos, literarios, artísticos, comerciales e industriales.

Acceder: 1) Consentir en lo que alguien solicita o quiere. 2) Ceder en el propio parecer, conviniendo con un dictamen o una idea de otro, o asociándose a un acuerdo. 3) Entrar en un lugar o pasar a él. 4) Tener acceso a una situación, condición o grado superiores, llegar a alcanzarlos.

Accionar: 1) Poner en funcionamiento un mecanismo o parte de él. 2) Hacer movimientos y gestos para dar a entender algo, o acompañar con ellos la palabra hablada o el canto.

Dirigir: Encaminar la intención y las operaciones a determinado fin.

Favoritismo: Preferencia dada al favor sobre el mérito o la equidad, especialmente cuando aquella es habitual o predominante.

Rentar: Producir o rendir beneficio o utilidad anualmente.

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Fuente consultada: Diccionario de la Lengua Española (RAE).


Habla bien y pensarás mejor (II)

Elevar la calidad en la enseñanza del español implica no olvidar valiosas experiencias del pasado; a la par, se precisan en Cuba acciones educativas y una política lingüística.

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DISEÑO PORTADA

Mirna Karla.

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