Enrique Figuerola, en los 100 metros planos, ganó la presea de plata en Tokio 1964
¡Como ha pasado el tiempo! Nos acercamos a los 60 años de la conquista de la primera medalla olímpica del deporte cubano después del Triunfo de la Revolución. La demora no pudo ser menor: de 1959 a 1964.
Tuvo lugar en los Juegos de la capital japonesa en 1964, se produjo incluso en el evento quizás más espectacular del atletismo: los 100 metros planos: Enrique Figuerola arribó en segundo lugar con registro de 10.2 segundos, detrás del fenomenal estadounidense Bob Hayes, a quien obligó a igualar el récord mundial de 10 flat, logrado por el alemán Armin Hary en 1960.
Cuando escribí este trabajo Figuerola tiene 85 años de edad (nació el 15 de julio de 1938, en Santiago de Cuba); se mantiene lúcido, y así lo ha demostró en más de una ocasión en declaraciones para los lectores de BOHEMIA; lo noté nuevamente hace muy pocas horas a través de nuestra televisión.
Llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 con un poderoso sueño en mente: poder ganar una medalla.
La sorpresa fue maravillosa, terminó incluso con la de plata, fruto de esfuerzo, talento, determinación y también de mucha superación.
Cuatro años antes, en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, cuando apenas daba sus primeros pasos en el atletismo, pues provenía del béisbol, había terminado cuarto en esa misma prueba.
El somatotipo
Quiere decir que pasó a ser de un posible gran robador de bases (en el mundo de las bolas y los strikes) a un velocista de primerísimo nivel.
El somatotipo de Figuerola iba en contra de lo ideal para un corredor: baja estatura, poco desarrollo muscular y zancadas cortas, pero todo ello lo suplió con deseos muy fuertes, una arranada explosiva y paso consistente.
A sus anteriores participaciones olímpicas, las ya mencionadas de Roma 1960 y Tokio 1964, unió una tercera en Ciudad de México 1968, donde obtuvo medalla de plata en el relevo 4×100, junto a Hermes Ramírez, Pablo Montes y Juan Morales, con tiempo 38.40 minutos (récord nacional, entonces).
Siendo ya un veterano, a pocos días de cumplir 29 años, igualó el récord mundial de 10 segundos flat, el 17 de junio de 1967, en los Juegos Mundiales Universitarios celebrados en Budapest, la capital húngara.
En los últimos tiempos, entre otras actividades, corriendo más que sus 85 años, ha estado apoyando con sus consejos los planes para tratar de recuperar nuestros puestos en la velocidad.
Los méritos como atleta lo llevaron a ser escogido el mejor deportista de Cuba en 1963, 1964, 1965 y 1967; también el de la primera década después del Triunfo de la Revolución y después entre los 100 del Siglo XX.