Foto./ Cortesía de la entrevistada.
Foto./ Cortesía de la entrevistada.

Libertad para elegir

Una de las participantes en el recién concluido II Salón de Arte Abstracto Díaz Peláez, nos habla sobre su obra y coloca encima del tapete una pregunta inesperada: ¿sabes que existe una conexión entre esa tendencia pictórica y la telenovela El derecho de soñar


Dentro del reino de los lienzos y pinceles, Martha Pérez Viñas ya tiene un camino recorrido. Son varias las exposiciones en las que sus cuadros (figurativos o abstractos) se codean con los de otros artistas, en disímiles galerías habaneras: Belkis Ayón, Espacio abierto, 23 y 12, Luz y Oficios, las de los municipios Diez de Octubre y Centro Habana, la Teodoro Ramos Blanco, en el Cerro. Asimismo, ha presentado muestras personales fuera de Cuba.

Sobre lo expuesto por ella en el recién concluido II Salón de Arte Abstracto, acogido por el Centro Experimental de las Artes Visuales José Antonio Díaz Peláez, puntualiza: “Máquina del tiempo sugiere los procesos emocionales que ocurren en las vidas de las personas. No alude a un dispositivo físico, sino a la mente humana, con la cual a menudo nos trasladamos de un instante o hecho a otro. Solemos recordar qué nos ocurrió: a mí, a mi familia, a los amigos…

Durante el coloquio organizado por el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, Martha Pérez Viñas abordó las maneras en que el cerebro humano percibe el arte abstracto./ Ingrid Lobaina.

“En la pieza utilicé acrílico, una base de madera, tres capas de cristal entre las que dispuse papel transformado en cenizas, e hilos de disímiles colores; estos últimos se vuelven líneas temporales que conectan los sucesos. Con manchas oscuras represento los traumas o historias dolorosas, profundas”.

A reflejar vivencias de tal índole dedica una serie que es al mismo tiempo renovación y continuidad de aquellas donde ha recreado el macrocosmos (visiones de las galaxias) o las constelaciones del cuerpo humano (inspirada en los lunares).

De la serie Constelaciones./ Cortesía de la entrevistada.

Gusta de la tridimensionalidad y, para acentuarla, suele incorporar a las obras pequeños fragmentos de porcelanas, metales y cristales de cuarzo, cera, tejidos, entre otros elementos. En sus composiciones no figurativas emplea diversas técnicas, como el dripping, las manchas, el rasgado y la geometría.

Para Viñas (así firma sus creaciones), una gran virtud de la abstracción es que en lugar de obligarte “a ver algo específico, te da la libertad de elegir cuál apariencia y sensación otorgas a lo visto, de acuerdo contigo mismo”.

Para “pintar con hilos” prefiere las fibras naturales, como el algodón y la seda./ Ingrid Lobaina.

Sin embargo, el abstraccionismo tiene múltiples y estrechos puntos de contacto con las formas físicas (si bien no siempre perceptibles) que nos rodean. Al respecto disertó la artista en un reciente coloquio organizado por el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (en el centro histórico habanero).

“Los seres humanos solo podemos captar un espectro de luz visible que va desde los 4 000 hasta los 7 000 angstroms, pero hay una amplia gama de infrarrojos y de ultravioletas; para observar cualquier elemento con un color perteneciente a esas dos escalas se necesitan dispositivos especializados, al igual que si pretendemos ver partículas muy pequeñas. Mediante esos instrumentos se han revelado figuras similares (de las células, el ADN, las temperaturas a lo largo del planeta…) a las mostradas por la abstracción en varios momentos de su historia. Podemos decir que, como ocurre con los escritores de ciencia ficción, los pintores a veces se adelantan a los descubrimientos.

“Otro aspecto relevante: las personas cuentan con capacidades de apreciación de las cuales no siempre son conscientes. Un artista imagina la flor, el campo de flores (lo figurativo) y también la mancha; o sea, la imagen que aparece si nos alejamos demasiado. Es la misma realidad, observada desde diferentes perspectivas. El universo nos resulta infinitamente grande y, a la vez, infinitamente pequeño. La abstracción sería un medio para representar esa dualidad”.

También ha incursionado en el arte corporal (body art)./ Ingrid Lobaina.

Martha Pérez Viñas no alberga dudas acerca del poder movilizador e incluso sanador de buena parte de la pintura abstracta. “En tiempos de crisis o ante dificultades, buscamos soluciones y caminos nuevos. Algunas de las obras pueden provocar sentimientos de calma, estabilidad u optimismo a personas alteradas o deprimidas, de ese modo recuperarían la posibilidad de pensar en cambios viables”.

Dos temas, muy interconectados, que la apasionan, son si los hombres y las mujeres perciben el arte abstracto de la misma manera y por qué en el ámbito de la abstracción pictórica las segundas parecen ser una minoría. Aún no le es posible responder con absoluta certeza la primera interrogante; advierte la necesidad de realizar estudios profundos. La otra cuestión también precisa un enfoque no simplista, más bien sociológico, que rebase los marcos de las preferencias estéticas. Un hecho sí resulta insoslayable: en la lista de artistas abstractos han quedado fuera nombres femeninos que lo merecían y no todos los incluidos reciben suficiente promoción, comenzando por Hilma af Klint, cuya obra precede a la de Kandinsky.

Por eso una zona del trabajo de Viñas “rinde homenaje a las mujeres y a lo concebido por ellas. No hablo de competencias ni de guerras entre géneros –recalca–, sino de reconocimiento, un camino por el que debemos seguir transitando”.  

Y a propósito del arte abstracto surgido de manos femeninas, la entrevistada coloca encima del tapete una pregunta inesperada: “¿Sabes que existe una conexión entre esa tendencia pictórica y la telenovela El derecho de soñar?”. 

De inmediato, aclara: “Lezama Lima habló del azar concurrente. El abstraccionismo ha tomado fuerza en toda Cuba y durante el verano confluyeron cinco exposiciones en la ciudad de La Habana; durante el mismo período comenzó a transmitirse El derecho de soñar, que está relacionada con la radionovela cubana El derecho de nacer, sumamente popular a finales de los años 40. Lo más interesante para mí; sin embargo, es que en dos versiones de la historia radiofónica, ambas de 1966 (una telenovela y un filme mexicanos), el papel de Mamá Dolores lo asumió Eusebia Cosme, quien obtuvo por su interpretación premios relevantes.

Por encarnar a Mamá Dolores en 1966, Eusebia Cosme recibió el Premio Ónix, otorgado por el Instituto de Cultura Cinematográfica de la Universidad Iberoamericana./ imdb.com

“Esa renombrada declamadora y actriz de la radio fue, además, pintora abstracta. Aunque es la parte que menos se conoce de su desempeño artístico, expuso en los Estados Unidos y en México. Con frecuencia viene a mi mente cuando me pongo a pintar. Merece ser recordada”.

Comparte en redes sociales:

2 comentarios

  1. Muy bueno e interesante todo el artículo .Gracias a Marta Pérez Viñas por sus creaciones pictóricas y relatos .
    Ella siempre le pone mucha pasión a todo lo que realiza .
    Felicidades a ella y agradecida a la periodista Tania por su publicación .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos