Foto./ Cortesía de la entrevistada
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Pensando la nación

En momentos difíciles, los historiadores nos proponen volver la mirada hacia un ideario surgido dos centurias atrás. ¿Cuál sería la utilidad de hacerlo?


Alicia Conde Rodríguez se ha especializado en los estudios sobre el pensamiento cubano, desde el siglo XVIII hasta la Revolución triunfante en 1959, y durante 30 años ha impartido esa materia. Además de profesora auxiliar en la Universidad de La Habana, es investigadora del Instituto de Historia de Cuba. Pese a las urgencias cotidianas –o precisamente debido a su impacto–, ella nos recuerda la necesidad de plantearnos cuestiones que no suelen desvelar al cubano promedio.

Tal vez otros asuntos históricos despierten mayor interés. ¿Por qué prefiere ese tema?, le pregunto.

“No se puede pensar la sociedad sin ir a sus raíces”, señala Alicia Conde Rodríguez./ Leyva Benítez

“Ninguno es más relevante. De cómo se han movido las ideas, la ideología cubana, parte todo. No se puede explicar la historia nacional sin abordar el pensamiento que la ha movilizado, justificado”, razona quien también preside la filial habanera de la Unión de Historiadores de Cuba.

“Nuestra asociación provincial está haciendo un esfuerzo importante para brindar conferencias, diplomados, espacios de reflexión. El propósito es lograr que se entronicen en la sociedad las ideas de los fundadores de la nación, quienes iniciaron y fundamentaron concepciones revolucionarias. Porque casi no se conocen las de Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Antonio Saco”.

El ideario de Varela, junto con el de Luz y el de Saco, no solo nos remite al pasado, sino que debiera propiciar la reflexión en torno a cómo diseñar nuestro futuro./ solidaridadlatinoamericana.wordpress.com

–Sin embargo, las personalidades que menciona son tratadas incluso en el preuniversitario.

–Sí, pero de manera superficial. Los estudiantes llegan a la universidad sin asimilar con profundidad todo ese proceso ideológico. Son ideales que tuvieron su origen a principios del XIX (Martí lo llamó un siglo de nación patriótica); no es casual que las revoluciones por la independencia se hayan producido en la segunda mitad de la centuria, ya en las décadas de los años 30 y 40 había un debate muy fuerte contra el anexionismo, el integrismo y por el independentismo.

–Observo un vacío aún mayor en el conocimiento sobre algunos pensadores de la etapa republicana.

–El Instituto de Historia de Cuba ha creado un equipo de trabajo acerca de la república neocolonial burguesa y es significativa la investigación que está realizando en torno a la cultura, la economía, la política, la diplomacia. Por su parte, nuestra filial comenzará en septiembre, en la Biblioteca Nacional, un espacio de reflexión y debate sobre el pensamiento del período.

–¿Por qué en la hora actual de Cuba resultan esenciales esas enseñanzas?

–Según mi criterio personal, estamos en el momento más difícil de la Revolución, porque vivimos una situación grave no solo desde el punto de vista económico, sino de los valores sociales. Creo que si el espíritu de la nación no se revitaliza, podemos sucumbir.

“Nosotros tenemos tradiciones filosóficas, históricas, pedagógicas, políticas, mediante las cuales la sociedad cubana de hoy se puede pensar con profundidad. Y el porvenir debe fundamentarse y concretarse a partir de las ideas más avanzadas, las de la emancipación”.

–Se insiste en que cualquier aprendizaje debe comenzar en edades tempranas. ¿En la Unión de Historiadores cómo se han planteado el quehacer con los niños?

–En La Habana mantenemos un proyecto que llamamos La historia en mi comunidad. Tanto en la sede de la asociación como en las escuelas, a los participantes les mostramos videos hechos por Cinesoft; también los llevamos a la Fragua Martiana y a otros lugares de la ciudad.

“Hay un curso, ya consolidado, sobre la vida de José Martí, bellísimo. Va más allá de lo que suele repetirse en las aulas, humaniza a Martí. El cambio que se produce en los niños de cuarto y quinto grados es extraordinario.

“Resulta imprescindible, desde el punto de vista pedagógico, desarrollar la sensibilidad, el sentir que nos pertenece una tradición, un patriotismo por el cual muchos cubanos dieron su vida”.

Participantes en un concurso dedicado a José Martí y auspiciado por la filial habanera de la Unión de Historiadores de Cuba./ Cortesía de la entrevistada

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