Como parte de la 14ª Bienal de La Habana se ha exhibido en la galería Galiano una muestra del artista Alejandro Lescay Hierrezuelo, titulada La espera. Las piezas que la integran fueron concebidas con la técnica de scratchboard, la cual, según explicaciones dadas a La Jiribilla por el autor de los cuadros, “consiste en un soporte que se prepara con una base de yeso blanca, y por encima se pinta con tinta china negra; se deja secar y con un material no filoso, aunque sí punzante (algo así como una aguja), vas rallando para que salga esa tinta y quede lo de abajo. O sea, es el proceso inverso al dibujo”.

Páginas web, dedicadas específicamente a las artes visuales, ofrecen más detalles del proceso y puntualizan que “se puede utilizar para producir obras […]  muy detalladas, precisas y de textura uniforme”; asimismo, que se trata de “ilustración esgrafiada, tanto por su proceso de ejecución […] como por los resultados y efectos gráficos que se obtienen”.

¿Por qué Lescay Hierrezuelo escogió un procedimiento no tan usual en comparación con otros empleados por los cultores de la plástica cubana? Para él reviste varios atractivos, entre ellos el permitir “una línea muy limpia”.

Sin duda lo idóneo hubiera sido observar esos retratos en el propio salón expositivo, pero también es válida la opción de al menos disfrutarlos en el entorno virtual de la revista BOHEMIA; intentar develar qué vidas transcurren bajo el ala ancha del sombrero, tras la cámara fotográfica, los espejuelos, la brocha, la sonrisa desenfadada. Tal vez incluso nos motive a conocer más sobre tan sugestivo método pictórico y hasta algunos querrán aventurarse en ensayar con él.

Mientras, esperamos que el santiaguero Alejandro Lescay vuelva a sorprendernos con su búsqueda de esencias humanas y su gusto por la experimentación.