Foto./ Leyva Benítez.
Foto./ Leyva Benítez.

Aprender haciendo al combatir la colonización cultural

Memoria y contemporaneidad ilustran la relevancia de la música en el cine cubano, su trascendencia internacional y los aportes de compositores e intérpretes en el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic


Las filmografías permiten concientizar la dimensión de historias donde registros sonoros son parte de hechos, situaciones, protagonistas, temáticas inseparables del ser y de los aconteceres de generaciones. Lo ilustran los documentales Despegue a las 18:00, del director Santiago Álvarez, con música de Silvio Rodríguez; y Nosotros en el Cuyaguateje, realizado por Nicolás Guillén Landrián, que sirvió de inspiración a Sergio Vitier. En fin, es imposible citar el diverso registro musical fabuloso nunca dormido en la memoria.

Acercarlo aquí y ahora incentiva la curiosidad sobre el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic (GESI, 1969-1978). No existe mejor forma de hacerlo que disfrutar la compañía de algunos de sus protagonistas, enfrascados actualmente en seguir nutriendo el rico acervo de la cultura cubana. Sin duda, otro acierto oportuno del festejo audiovisual disfrutado por estos días fue evocar sin nostalgias ni olvidos la música en el cine cubano y el relieve de quienes mediante la experimentación aportaron en el GESI conceptos nuevos, una visión más integral de la banda sonora en el séptimo arte de nuestro país. Por su prominencia artística logró trascender en la sociedad cubana y a nivel internacional.

En la sala Héctor García Mesa coincidieron Silvio Rodríguez, Roberto Valera, Pablo Menéndez y Jerónimo Labrada en franco diálogo conducido por Lola Calviño, quien motivó el repaso de vivencias, detalles poco conocidos, acciones transformadoras en los universos sonoros y rítmicos. Ninguno obvió la memoria compartida. La Casa de las Américas y el Icaic, las dos primeras instituciones culturales fundadas por el gobierno revolucionario en 1959, representaron la vanguardia artística y el estímulo al afán creativo de compositores e intérpretes reunidos en el GESI, la mayoría entonces muy jóvenes, y tuvieron la guía certera del maestro Leo Brouwer.

Durante el emotivo diálogo, Silvio Rodríguez junto al profesor y grabador de sonido Jerónimo Labrada compartieron gestos cómplices. Nuestro trovador emblemático pronunció el nombre de la querida Haydée Santamaría. Hizo referencia al camino iniciado en la Casa a favor de la Canción Protesta. Él prefiere llamarla social, de amor.

Silvio Rodríguez y Jerónimo Labrada disfrutaron estudiar y renovarse espiritualmente durante el proceso del GESI. / Leyva Benítez.

El aplauso efusivo dio fe del reconocimiento a una mujer excepcional de total permanencia en el pensamiento y la conciencia colectiva. Enseguida Silvio expresó: “El Grupo se fundó por razones musicales y políticas. Los trovadores sentíamos ser continuadores de la trova madre, pero entonces no fuimos comprendidos. Haydée y Alfredo Guevara eran amigos y coincidieron en lo que debía ser la cultura en la Revolución. Ver nuestra música en el cine nos hizo ser mejores personas; sobre todo, creer en la sinceridad del ambiente”.

Habló sin prisa con cálida sencillez. “En lo personal, siempre tuve miedo, pues las clases eran muy avanzadas. Las interiorizaron mejor los que tenían cursos musicales. Para mí representó gran ayuda el maestro de solfeo Juan Elósegui, quien aportó herramientas para entender todo lo demás. Por él aprendí a escribir mis canciones”.

Satisfizo a Jerónimo Labrada precisarlo: “La primera pieza del Grupo que se grabó en el estudio de Prado perteneciente al Icaic fue la compuesta por Sergio Vitier, Escasez, basada en un poema de Cintio, su padre. Teníamos necesidad de aportar y crecer desde el punto de vista creativo, espiritual, profesional”.

En estos detalles insistieron los maestros Roberto Valera y Pablo Menéndez. Para ambos la actitud de decir libremente interpretando las raíces cubanas constituyó un aspecto esencial del trabajo colectivo. “Conocer la mejor música del mundo incentivó hacer lo nuestro”, comentó el cubano estadounidense Pablo Menéndez, hijo de Bárbara Dane, la primera norteamericana que cantó en Cuba después del triunfo de 1959.

El maestro Roberto Valera destacó el aprendizaje y la superación constante como estímulos esenciales. / Leyva Benítez.
Pablo Menéndez reconoce ser un cubano norteamericano que se ha nutrido del jazz y de la música cubana. / Leyva Benítez.

Al pedirles: revelen el secreto de cómo lograron esa revolución dentro de la Revolución reconocieron: “Aprender haciendo en contra de la colonización cultural”. El ímpetu, la sabiduría, el estudio intenso condicionaron las renovaciones de códigos y géneros musicales.

Aprehender, investigar, bucear en lo infinito de lo desconocido para redescubrirlo mediante estilos diferentes devinieron acciones de compositores e intérpretes, al plasmar la legitimidad raigal de culturas diversas devueltas como formas artísticas de alta significación estética. Ninguno lo dudó. Las huellas de la tradición y las renovaciones contemporáneas se registraron con perspectiva dialéctica en canciones hermosas, únicas, pues ellos lo demostraron: la innovación en diferentes campos forma parte del mecanismo creativo sin convertirse en rutina.

Pensar la música, vivirla intensamente, fue una fuerza transformadora de ideas e inspiraciones entre los miembros del Grupo de Experimentación Sonora del Icaic. Ofrecieron conciertos y clases magistrales liderados por saberes, experiencias, conceptos, información técnica e intereses. Esto propició hallazgos y prácticas de lo auténtico en la historia de las músicas en Cuba y en otros países. Comprendieron lo más actualizado de las músicas para influir en el gusto; este no nace, se forma. Es preciso trasladar a los públicos que la cultura artística se mueve en el tiempo por ciclos en espiral ascendente. Lo reconoció durante las clases el maestro Leo Brouwer, los hizo pensar que la reactualización necesita oídos atentos, miradas aguzadas.

Los participantes en el GESI perseveraron para hacer patente que el acto creativo necesita búsquedas, hallazgos, estrategias estructuradas de manera inteligente y capacidad analítica. Su legado es imperecedero, un referente para todos los tiempos.

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Un comentario

  1. Excelentes textos de Sahily sobre el cierre fundamental de la presencia de la música en los inicios del cine cubano Con claridad y profesionalidad la periodista recogió la importancia tanto de los músicos y
    Cantantes como de lo significó para el público cubano ese cine Esa música y esa historia que el ICAIC recogió y echaron andar para siempre

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