Cuando me siento a escribir ante la computadora, con varias ideas revoloteando sobre ella, hace muy pocas horas que se realizó la premiación de los Mejores Atletas del Año en Cuba. No recuerdo que antes se haya disparado tanta polémica. Y lo explicaré…
En la selección, valga el recordatorio, participan distintos factores del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), y periodistas especializados de medios nacionales (se ha intentado incluir a los de provincias). Y, por cierto, debíamos tomarnos más en serio ese derecho, pues muchas veces no hacemos uso del mismo.
Pero la primera bomba no se escuchó con esa elección (la de Atletas del Año en Cuba), sino con una muy polémica, quizás para la mayoría desacertada. Y aunque es muy justo escribir sin más demora que fue enmendada vale la pena volver a ella. Sí, volver a ella para tratar de poner un granito de arena adicional en sacar las enseñanzas pertinentes.
Vamos a recordarlo todo de forma abreviada:
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El caso 1:
Ocurrió unos días antes, cuando se hizo la de la provincia de Pinar del Río: ¡Mijaín López, el cuatro veces campeón olímpico, no fue seleccionado como el más destacado! Esa distinción le fue otorgada al boxeador Roniel Iglesias, monarca por segunda vez en las citas cuatrienales de los cinco aros. Al legendario luchador le fue otorgada la categoría de Acontecimiento de Año.
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El caso 2:
Esta vez, en ello influyó la nueva normalidad, llevada por la pandemia de la covid-19, la votación para escoger a los más destacados se realizó de forma digital (por cierto, con algunos fallos, que le impidieron votar a dos de nuestros tres compañeros de BOHEMIA). En esa lista no aparecía el nombre de Arlen López, campeón olímpico por segunda ocasión.
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Errores
No sabemos qué criterios se manejaron en el caso de la selección en la más occidental de nuestras provincias. Quizás, como me dijo un colega a quien respeto mucho en una opinión que vamos a reproducir casi enseguida, que el accionar competitivo de Iglesias durante los 12 meses había sido más amplio.
¿Y el peso de la hazaña de ser el único luchador hombre del planeta con cuatro medallas de oro en Juegos Olímpicos?
¿Y su brillo en peso general en Tokio 2020?
¿Y la invitación a…?
¿Y… mucho más?
Mijaín, hombre tranquilo, cordial, modesto, quedó muy disgustado: “No voy a esa premiación”, fue algo de lo que dijo.
Luego, ante una gran inconformidad general, incluso con medios periodísticos de fuera del país, las redes sociales disparadas, se “enmendó” (valgan las comillas) la decisión: atletas del año en Pinar del Río tanto Roniel como Mijaín.
Vamos para el otro caso: La exclusión de Arlen López no fue acompañada siquiera por una explicación. ¿Era para preservar la privacidad del atleta? Un gran error. No era algo que no fuera a estallar. ¿Hasta cuándo querremos tapar el sol con un dedo…?
Cuando explotó esa segunda bomba vinieron explicaciones tardías y para muchos poco convincentes. Que se encontraba sancionado. ¿La razón? Alegó, en opinión diferente a la de los entrenadores, que tras padecer la pandemia, además de otros problemas personales, no se encontraba en forma para asistir al Campeonato Mundial, en Belgrado.
No, no, no…
Alberto Puig de la Barca, presidente de la federación de este deporte, declaró mucho después a Jit, sitio oficial del Inder, que al guantanamero no se le tuvo en cuenta por su posición relacionada con el Campeonato Mundial de Belgrado.
“Su no participación en ese evento fue fruto de una decisión personal, a partir de opiniones sobre su forma deportiva, contra-rias a las del colectivo técnico y anunciada por él cuando ya estaba oficializada su inscripción y carecíamos de tiempo para sustituirlo.
“El análisis dejó como saldo el reconocimiento del error por parte del atleta, a quien se le había ofrecido la posibilidad de no aspirar a integrarlo, como hicimos con todos los asistentes a los Juegos Olímpicos de Tokio.
“Hubo consenso al considerar que su error atentó contra el compromiso del equipo, y como medida educativa no fue avalada su presencia en esa relación, aun cuando tiene el altísimo mérito de haber conquistado su segundo oro olímpico”, explicó Puig.
Arlen, a modo de telenovela, replicó a través de su cuenta en Facebook (¡qué bueno haya a veces opiniones encontradas!):
“Desgraciadamente la pandemia logró alcanzarme y para ese entonces no fui la misma persona, no fui el mismo atleta, no me sentía ni remotamente en las condiciones que demostré en los Juegos Olímpicos de Tokio. Quise imponerme a esas dificultades, a esos malestares, pero no soy invencible, ni soy un súper humano”.
Un dato: al no pelear en Belgrado, donde se entregaron premios en metálico por primera vez, de paso renunciaba a la posibilidad de ganar 100 000 dólares por el oro, 50 000 por plata o 25 000 por el bronce.
Ah (¡qué bueno para nuestra sociedad!)… las autoridades del Inder en Guantánamo vieron todo de forma diferente a las del Inder Nacional, y designaron a Arlen López el mejor atleta de año en esa provincia.
Sin secreto
Claro que existen muchas opiniones…
Vamos a cambiar el orden…
Un astro del pugilismo fue abordado por un periodista que trató de llevarlo a dar una opinión y le dijo:
“Si un boxeador considera que no se encuentra en forma… es un criterio que se debe respetar. Él es quien se va a subir al ring a recibir golpes. No es lo mismo ir a batear en mala forma, y poncharse, que subir a un cuadrilátero”, le dijo el reportero.
El astro del boxeo no habló, pero movió la cabeza de forma afirmativa. Bueno, algo es algo…
Se dispara otra pregunta: ¿La sanción debió pesar más que su medalla de oro en los Juegos Olímpicos para excluirlo?
Un colega de mucha experiencia me dijo:
“Yo voté por Andy Cruz. Y lo hice con todo el respeto que me merece Mijaín, pero estamos midiendo el año completo, y él solo efectuó cuatro peleas, mientras que Andy tuvo muchísimas más. Ganó también el Campeonato Mundial, el tope contra los profesionales mexicanos, venciendo al rival más difícil”.
Claro que todo depende de en que ángulo se coloque la cámara… Pero no siempre 2+2=4.
Ojalá no se repitan errores así en las distintas esferas de nuestra sociedad (no solo en el deporte), aunque, sin ser pesimista, lo dudo muchísimo (al menos en tiempos relativamente cercanos).
Bueno… ¿y por quién votó este periodista que me escribe? Yo pudiera escudarme detrás de la magia de las palabras y de la técnica de la profesión. Pero no lo voy a hacer (¡si acabamos de criticar la no transparencia!). Lo hice por el casi invencible Mijaín.