Los cubanos Noslen Díaz y Jorge Luis Alayo despiertan elogios
Cuando nació el voleibol de playa estaba predestinado para el éxito. Eso incluye los Juegos Olímpicos. Lo vimos en la mañana de este martes en los de París 2024, bajo un sol que no parecía de esta ciudad, sino de… Guantánamo.
Pero había que achicharrarse, si fuera necesario: un dúo cubano, formado por Noslen Díaz y Jorge Luis Alayo, que se ha mostrado espectacular, iba a salir por segunda vez al ruedo, tras una primera victoria 2-0, ante los estadounidenses Andy Benesh y Miles Partain.
Los rivales eran de mucho respeto: los brasileños Andre Loyola y George Souto, quienes los habían derrotado en dos de los tres encuentros anteriores, incluida la final de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
El momento y el escenario para la revancha no podían ser más espectacular: unos Juegos Olímpicos a los pies de la torre Eiffel.

Bueno, y para que fuera voleibol de playa bien caliente, la temperatura estaba en 33 grados Celsius bajo un sol poco amigable con los deportes: ¡cómo lamenté que se me quedara mi gorra en el hotel!
Esta vez la película fue diferente. Y hasta incluso, por primera vez, en solo dos tiempos: 21-13 y 21-18.
Estas dos victorias los colocan en una posición favorable: ya se encuentran clasificados para la siguiente ronda. Un éxito, en el próximo encuentro, sobre los marroquíes Mohammed Abicha y Zouheir Elgraoui los llevaría incluso a liderar invictos el grupo D.
“Ahora queda seguir entregándonos, dándolo todo, cada gota de sudor y dedicárselo a nuestro pueblo cubano”, aseguró Alayo a su paso por un segmento de la Zona Mixta, donde lo esperaban los periodistas.
“Estamos rodeados de grandes atletas que nos apoyan, por ejemplo Julio César (La Cruz), que siempre nos está dando mucho ánimo… y si los grandes “caballos” nos están alentando, eso es fuerza, nunca presión”, agregó.
Uno de los brasileños dijo:
“Los cubanos van muy bien”.
Sí, por supuesto, hay que ir al próximo partido de estos muchachos, que contestándome a una pregunta fueron categóricos: “Pensar en grande es ganar una medalla”.
Y ahora me despido…
Con afecto olímpico.