Por: María Luisa García Moreno
En tiempos pasados, mucho se hablaba de fanatismo –del francés fanatisme, y este de fanatique, “fanático” + -isme, “apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones”–, que se usaba en referencia a creencias o actividades de carácter religioso o político.
Hoy se emplea más el adjetivo fanático, -a, del latín fanatĭcus, término que muchas veces se sustantiva (los fanáticos del deporte nacional) y designa a aquel “que actúa con fanatismo”, se muestra “exageradamente preocupado o entusiasmado por algo” y también a lo que es “propio de una persona fanática”.
Se utiliza con frecuencia fan, procedente del inglés –acortamiento (término que procede de la reducción de una palabra o frase más larga, con la que comparte el significado) de fanatic en inglés y de fanático en español–, que se define como “admirador o seguidor de alguien” y “persona entusiasta de algo”, lo que evidencia un nuevo matiz en el empleo del término.
En la actualidad, proliferan los fanes –observe que, castellanizada, la palabra adopta para el plural el morfema es– de libros, películas, series, cómics o mangas; de un deporte, club deportivo o deportista; de un grupo musical, cantante, artista; de una saga –del alemán Sage, “relato novelesco que abarca las vicisitudes de dos o más generaciones de una familia”.
En los últimos tiempos se ha puesto de moda fandom, voz inglesa, que significa “conjunto de fanes de una persona, equipo, serie…, considerados colectivamente”. Dicha palabra no aparece en el diccionario académico y su empleo no se recomienda, pues en español equivale a “conjunto de aficionados/fanes/seguidores”, “fanaticada” o simplemente “aficionados/seguidores/fanes”.
No obstante, como la influencia del inglés es muy poderosa en los medios digitales y redes sociales, y la lengua la hacen los hablantes, habrá que observar qué pasa con ese anglicismo. Fanaticada, de uso en Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras y República Dominicana equivale también a hinchada, “multitud de hinchas” e hincha se define como “partidario entusiasta de alguien o algo, especialmente de un equipo deportivo”.
Como ve, nuestra lengua ofrece variadas posibilidades que hacen innecesario el uso del anglicismo fandom.