Tienen el don de sacar la cabeza, empinarse, marcar terreno y no dar su brazo a torcer tan fácilmente.
Hablo de las malas yerbas.
“Si fuesen alimento humano no se dieran tan saludablemente en todas partes” –afirma la octogenaria María, allá por la barriada de Jesús María, en Sancti Spíritus.
Lo real es que apenas caen cuatro gotas –y lleva varios días lloviendo– se envalentonan, y de qué manera.
O cargas contra ellas con todo lo que tengas a mano: machetes, azadones, chapeadoras eléctricas, de combustible, tractores… o en un abrir y cerrar de ojos estarán a la altura de tu pecho.
Estas imágenes demuestran cómo se les puede hacer frente, para bien del , de las ciudades, de las carreteras… de la vida.