Alimentos 2.0: luces que encandilan un sueño

Pabexpo desplegó sus alfombras. La Feria Internacional de Alimentos Cuba 2.0, tras cuatro años de pausa obligatoria, volvió a ocupar sus salones. Luminarias, diseños rimbombantes y marketing invadían buena parte de los stands de las corporaciones y entidades allí citadas.

Sensorialmente, los colores solo eran superados por el embriagador aroma de pescados, mariscos, carnes y dulces en plena cocción. Un efecto que hizo casi insoportable el trabajo de empresarios, expositores y periodistas, sobre todo los cubanos que miraban con añoranza productos bastante escasos en nuestro mercado.

Pero todos nos repusimos por el bien mayor: la Feria, que tuvo lugar del 24 al 26 de mayo, pretendía atraer inversores extranjeros al sector alimentario nacional, promover la sustitución de importaciones, generar encadenamientos productivos entre entidades estatales, no estatales, locales y nacionales, así como “impulsar de manera seria, segura y decidida el programa de soberanía alimentaria y seguridad nutricional”.

Justo eso aseguraba Manuel Santiago Sobrino Martínez, titular del ramo, durante la inauguración de la tercera edición del evento, coauspiciado por los ministerios de la Industria Alimentaria, de Comercio Exterior y de Inversión Extranjera, PROCUBA y la Cámara de Comercio de la República de Cuba.

Si bien las intenciones fueron buenas, un mensaje no tan subliminal retumbaba en las salas del recinto expositivo: de las más de 170 empresas participantes, solo unas 75 eran cubanas, las cuales –a excepción de las ya reconocidas marcas de ron, café o cerveza– expusieron sus productos y ofertas de forma bastante modesta.

Si a esto añadimos que, dentro de las actividades principales de la Feria, el mayor peso de las presentaciones cubanas lo ocuparon negocios ya consolidados en el mercado internacional y con inversión extranjera (Corporación Cuba Ron S.A., Caribex, las empresas mixtas Coralac y Bucanero…), y que los invitados foráneos acudieron en su mayoría a ofrecer productos ya terminados, se entiende que aún persiste una iniciativa limitada y una mentalidad importadora.

Ese mismo pensamiento es el que ha establecido la tendencia de comprar en divisas los productos foráneos de alto valor agregado, en detrimento del empleo de ese dinero en el desarrollo o fortalecimiento de las capacidades productivas a nivel nacional.

Pagar un producto extranjero listo para el consumo garantiza, casi siempre, calidad y agilidad, pero limita el encadenamiento productivo imprescindible en el salto económico del país.

A pesar de esta realidad, la Feria cumplió ciertos objetivos, e indiscutiblemente fue una oportunidad –aprovechada en mayor o menor medida– con el objetivo de que los diferentes actores intercambiaran sobre sus necesidades y potencialidades.

Saldo positivo

No todos los empresarios cubanos se dejaron amilanar por luces y stands despampanantes. Muchos, desde su pequeño espacio, proyectaron la sed emprendedora si de concertar negocios se trata. Muestra de ello fue la gestión de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), que por primera vez tuvieron un espacio en este evento.

La chocolatera familiar Duque, por ejemplo, además de reforzar los encadenamientos establecidos desde hace un tiempo con Stella S.A. (sociedad mercantil de la Corporación Coralsa) y los emprendimientos privados Deshidratados Habana y Maní de Pánfilo, también logró concertar acuerdos con Envacons, otra Mipyme, dedicada a los embalajes y envases.

Justamente a este último negocio llegaron interesados de varias partes del país con intenciones de establecer contratos, sobre todo porque son los envases una de las mayores deficiencias en la industria de los alimentos en Cuba.

Tanto las pequeñas empresas como los proyectos de desarrollo local se acercaron muchísimo a la compañía italiana Lotus, fabricante de equipos gastronómicos a la medida, entre los que sobresalen cortadoras de verduras y frutas, minindustrias para pulpas, selladoras al vacío, todos de acero inoxidable.

Según refirió Prensa Latina, esta transnacional tiene experiencia previa con el sector turístico cubano, específicamente con el Grupo Empresarial cubano Comercializadora ITH S.A. En el marco de la Feria se concretó además un convenio con la importadora-exportadora cubana Alimpex, a fin de satisfacer las necesidades de algunas entidades del sector, en particular de los nuevos actores económicos.

Alimentos 2.0 trajo también buenas noticias: rones Eminente, Profundo, Cuban Smoky y Santiago Añejo Ocho Años, todos de la mano de la empresa Cuba Ron S.A.; una bebida isotónica para la recuperación de los atletas tras los entrenamientos, producida por Coracán S.A.; y una nueva caja de helados con marca Coralac; nuevos productos que vaticinan nuevos mercados y exportaciones.

Turba silenciosa

Paralelamente, como parte de la Feria, sesionó en el Hotel Palco el Simposio Innovación para la Sostenibilidad de la Industria Alimentaria (SISIA), un evento que –quizás con otro formato, capacidad de convocatoria o extensión– siempre ha acompañado las citas de Alimentos Cuba 2.0.

Si bien este encuentro no obtuvo tantos reflectores como el principal, lo cierto es que en él se debatieron y presentaron elementos vitales en el desarrollo del sector en el país; o sea, los resultados de la aplicación de la ciencia y la innovación en la industria alimentaria.

Auspiciado por el Instituto de Investigaciones para la Industria Alimenticia (IIIA), el SISIA agrupó a más de un centenar de empresarios y académicos de centros de investigaciones y universidades de diversos países, quienes presentaron o valoraron soluciones encaminadas a incrementar los niveles de producción.

La doctora Susana Banguela Pérez, vicepresidente del comité organizador, comentó que el objetivo del evento es propiciar el intercambio de experiencias entre académicos, productores y empresarios, a fin de alcanzar el anhelado ciclo cerrado en el esquema productivo.

Con esta finalidad se dictaron conferencias y establecieron comisiones sobre tecnología y evaluación de alimentos, productos saludables y elaboraciones horneadas, las cuales reflejaron resultados investigativos terminados o en curso.

“Destacan los trabajos de producciones limpias, de sistemas de calidad y la cata de confecciones con chocolates por parte de especialistas aquí reunidos”, agregó la asesora de la dirección del IIIA.

Igualmente resaltan las exposiciones sobre las producciones nacionales (harina de yuca, boniato y malanga) para sustituir importaciones, los procesos para la mayor y mejor conservación de alimentos, la obtención de colorantes y la aplicación de nanotecnología en la preservación de alimentos y esterilización de envases.

Sobre cuán cerca estamos de aplicar soluciones en este último aspecto, el doctor en ciencias Yorexis González Alfaro, director de Investigaciones del Centro de Estudios Avanzados (CEA), aclaró que “Cuba tiene bastante desarrollo en el equipamiento nanotecnológico, todo depende de la interacción con el instituto y de llevar las producciones a un nivel industrial. El problema siempre va estar en el escalado; sin embargo, para el sector biotecnológico y la salud hemos hecho producciones pilotos que al final tienen un alcance nacional”.

¿Quiere decir que lo que se necesita es inversión?, interrogamos en el afán de encontrar novedosas perspectivas para la industria alimentaria.

A lo que el director general del IIIA, Jesús Rodríguez Mendoza respondió: “hoy nosotros podemos lograr un escalado en determinados productos sin necesidad de inversión inmediata, solo con la interrelación entre nuestros institutos e industrias”.

De cara a los objetivos que perseguía la Feria, el SISIA pudo haber sido, si bien no el pollo del arroz con pollo, al menos la sazón y sustancia, pues ofrecía soluciones reales y nacionales a los problemas de un sector estratégico bastante afligido.

Era también la oportunidad de visualizar los resultados del quehacer científico en el país y de comprometer al empresariado en la aplicación de soluciones que no deben quedar en la gaveta.

La Feria de alimentos, bebidas y tecnología para la industria alimentaria, organizada por Pabexpo y Fira Barcelona, contó con la participación de empresas de 15 países –incluido Cuba–. Tuvo su primera edición en 2016, la segunda en 2018 y la tercera, que iba a tener lugar en 2020, se pospuso por la pandemia.

Lo bueno de hacerla este año, según explicaron sus organizadores, es que se incorporaron las nuevas formas de gestión económica. Valga también incorporar el espíritu emprendedor, innovador y de avanzada que ya vislumbra en algunos actores no estatales de la economía.

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