Se sabe que el Comandante Ernesto Guevara fue el creador en Cuba del “trabajo voluntario” y, a propósito de este 14 de junio, hay detalles del inolvidable guerrillero en el municipio habanero Cerro no tan conocidos
Aprovechamos la conmemoración del Aniversario 96 del natalicio del Che, movidos por la idea de rendirle una pequeñísima porción del homenaje que se merece y referirnos a detalles poco divulgados con respecto a él en una zona urbana de la capital de todos los cubanos.

El acucioso historiador cubano, Carlos Bartolomé Barguez, es la persona que nos habla de este tema especialmente para los lectores de BOHEMIA.
Bartolomé nació en Lawton, La Habana, el 31 de marzo de 1952, y sus padres fueron Argentina, profesora de Inglés y Contadora, y Carlos, optometrista. En 1976 obtuvo el título de licenciado en Historia y en 1982 pasó a ser subdirector de Cultura del municipio Cerro y semanas después lo ubicaron en el Museo de Historia de la localidad. Él se ha dedicado a escudriñar sobre una arista específica de la historia personal del Che: su trabajo voluntario en el Cerro, precisamente.
–Carlos, ¿qué puedes decirnos la presencia del Comandante Guevara en esta municipalidad habanera?
–Literalmente no es mucho, pero sí valioso, curioso y no muy dominado por los jóvenes, los propios habaneros, y hasta por los cerrenses en particular. El Che –debe aclararse bien esto– llegó a vincularse con dicho municipio en primer lugar por la característica industrial del territorio, ambiente y predio de un fuerte movimiento obrero, producto de la cantidad de industrias que existían, han existido y algunas siguen existiendo en su geografía y su historia. Considero que este paraje fue una de las zonas más industrializadas del país, con mayor concentración proletaria, obrera. Eso a Guevara le impresionaba mucho, por su condición de ser ministro de Industrias.
“Por cierto, un cargo en el que abarcaba varios de los sectores que son atendidos hoy no por uno solo, sino por distintos ministerios y ministros. Y tiene que haberlo impactado sobremanera tal vez como resultado de un detalle en el que las personas no se han detenido a pensar: por el nombre de “loma”, de “montaña” o de “sierra” que tiene el Cerro, ¿no? A un combatiente de la Sierra Maestra como él, el primero ascendido por Fidel a Comandante, andar, crear y trabajar en un sendero con denominación de montaña, seguramente le puso a latir con pasión “el único músculo sonoro, la única maquinaria que sufre”; es decir, el corazón, como apuntara un poeta.
“Se ha comentado y publicado mucho el primer trabajo voluntario que se hizo en la Revolución en las tierras orientales de Las Mercedes y el protagonismo en él del médico argentino que se convirtió también en cubano”.
–Sí, de acuerdo, ¿pero por qué lo dices…?
–Porque los tres primeros trabajos voluntarios realizados en una industria en Cuba, donde estuvo sudando su camisa el Che –y no precisamente buscando que saliera su foto en la prensa– se hicieron justamente en el espacio urbano que yo he estudiado más.
–Cuéntanos cómo fue aquello…
–Bueno, te digo que el Comandante Guevara está muy vinculado también a la historia del Cerro, porque en ese escenario él hace el primer trabajo voluntario en una fábrica. Esto parte de la característica de proletariado industrial del territorio. Su primera labor gratuita fue en Las Mercedes, sí, pero en una zona rural, de campo. Yo quiero enfatizar lo que él hizo, siendo el jefe de las industrias revolucionarias, en una comarca industrial, fabril, obrera, de trabajadores urbanos.
–¿En qué industrias del Cerro trabajó?
–Mira, antes de entrar en una fábrica para realizar trabajo sin remuneración, sin cobrar un solo centavo, realmente no fue en una industria, sino en la ampliación del Reparto Martí, que se llamó Comunidad Raúl Cepero Bonilla. Esa es la verdad de la historia, que no se puede omitir, ni tergiversar, ni cortar con una tijera, ni borrar. El proyecto empezó a finales de 1960 y se terminó en 1962. Se inauguró el 20 de mayo de ese año. Él participó en más de cinco jornadas de trabajo voluntario justamente allí.
–¿Has visto o tienes fotos de esos acontecimientos?
–En verdad se pusieron por primera vez en cartulina, en el Museo del Cerro, más de 30 fotos del Che allí en el Reparto Martí. Muchas de esas gráficas me las dio Liborio Noval, el ya desaparecido, noble persona y destacado fotorreportero del diario Granma. Están en un libro, lamentablemente aún inédito que escribí con el título Che, paradigma de valores, lo que equivale a decir “sembrador de conciencia”, ¿no? Yo un día entregué ese título a una funcionaria del Partido del municipio llamada Marlén Barrios. Y sé que lo puso en su computadora. Debe mantenerlo bien guardado. Tengo entendido que ella es hoy la Secretaria Ideológica del Cerro.

–¿Entonces en qué industria hizo el Comandante Guevara su primera incursión en el trabajo voluntario?
–Donde por primera vez el Che hizo trabajo voluntario en una fábrica, en Cuba, fue en la “Antonio Cornejo Acosta”, precisamente un mártir del ámbito habanero del que te hablo, centro fabril productor de Cajitas de Tabaco.
–¿Y en qué otras fábricas?
–La segunda fábrica donde hizo trabajo voluntario fue muy cerca de allí, en la antigua ENICO; o sea, en la Cartonera Sergio González López, El Curita.
–¿Tienes constancia gráfica?
–Sí, expusimos en el Museo imágenes históricas de ese hecho y exhibimos también allí el aparato donde el Che laboró con verdadero fervor. Conservamos el objeto fabril como tal y la foto la tomó igualmente en su momento Liborio Noval. También colocamos la máquina presilladora de cajas de cartón corrugado donde el Comandante hizo aquel segundo trabajo voluntario en una institución fabril de nuestra patria.
–¿Y el tercer trabajo voluntario?
–El tercero fue también en la propia área municipal mencionada, en la imprenta que está al lado del Parque de Tulipán, llamada entonces Osvaldo Sánchez y que hoy lleva otro nombre que no recuerdo ahora.
–Me habías comentado al respecto lo de la edición del primer Diario del Comandante en Bolivia, ¿no?
–Sí, claro…En esa imprenta exactamente se alcanzó la primera tirada del diario guerrillero del Che en Bolivia. ¡Y se logró totalmente con trabajo voluntario! A ese centro vinieron cubanos movilizados desde distintos lugares; no salían de la fábrica para poder entregar en tiempo récord un texto de esa envergadura y absolutamente desconocido en ese momento en Cuba y en el mundo.
“O sea, aquel libro constituyó enseguida una verdadera pieza museable. A propósito… se hablan muchas cosas del Che, pero con respecto al trabajo, al esfuerzo abnegado, a sudar la camisa a cambio de nada, sin recibir salario alguno, lo que significó él como ejemplo de cuadro revolucionario, eso lo vemos perfectamente ahí.
“Rigurosamente hablando, el gran guerrillero a las órdenes de Fidel no es como se ha dicho, un hombre “irrepetible”, al contrario, es “repetible”. El problema está en conocer su conducta personal, saber que existió, tener presente su pensamiento, su calibre moral, su cultura política, su amor a la libertad y su obra. Nosotros colocamos en sitio visible de nuestra exposición una cita de Haydée Santamaría donde dice que ese hombre que parece inalcanzable por lo grande, genial y perfecto, existe “¡porque eres tú mismo!”. De esa manera lo afirma”.
–También me mencionaste algo de sus Cuadernos de Praga…
–Ah, si… guardo una cita de los Cuadernos de Praga. Estuvieron 40 años inéditos y fue loúltimo que escribió él, y fueron precisamente donde decía que todo el campo socialista en Europa estaba destinado al fracaso como sistema, porque realmente incumplían las tesis marxistas. Lo editó la Editorial Ciencias Sociales en moneda nacional y voló enseguida, pues interesó mucho, aunque se hizo una tirada muy discreta. Claro que ese libro estuvo después a la venta, pero no a un precio módico, sino en 22 CUC, con 95 centavos, en cualquier librería de Shoping aparecía, carísimo para el promedio obrero, estudiantil y popular. Esos cuadernos se han publicado en un libro que se llama Apuntes Críticos al Manual de Economía Política.
“Yo quiero decirte que se hablan muchas cosas de este gran hombre guerrillero, economista, pensador y comunista, mas, con respecto al trabajo, lo que significó él como ejemplo de cuadro revolucionario, eso lo vemos muy bien precisado, con todas sus aristas, en ese texto. El Che, con el mayor respeto del mundo por la comparación, no fue un “lindoro incapaz” como el personaje cómico que tuvo el programa televisivo Vivir del cuento”.
–Y hablando del Cerro donde está el popular Estadio Latinoamericano, dime, ¿el Che, en pelota, a quién admiraba más?
–Mira, yo, pese a la transformación negativa sufrida por el equipo de pelota Industriales, soy industrialista. El Che lo era también y los colores del municipio siempre han sido el azul y el blanco. Tal vez admiraba ese equipo, pienso yo, por el nombre que llevan en su camiseta y por ocupar el cargo de ministro de Industrias. ¿No te parece?
“La histórica novena profesional cubana Almendares era del Cerro, como el propio Latino. Pero no se domina tanto que el terreno de béisbol antiguo radicaba en Tulipán y se constituyó en 1874, en el espacio o suelo original donde se jugaba béisbol aquí en La Habana, en el siglo XIX. Estaba entre Tulipán y la Finquita, alrededor de la línea del tren.
“Era el primer terreno, cuyos muros de la cerca pertenecían al Colegio San Francisco de Asís. Por cierto, también fue profesor allí José de la Luz y Caballero.
“En ese ámbito específico en aquel año, muchos de los peloteros almendaristas tenían una buena posición económica y residían en la propia barriada de que estamos hablando. En fin, lo más importante del Che no fue solo su práctica del trabajo voluntario, ni su inclinación por Industriales, sino su ejemplo, su legado, su estoicismo, su moral intachable, su equidad, su repulsión a la vagancia, a la guataquería, a los privilegios, a las prebendas.