Foto. / Tomada de Escambray
Foto. / Tomada de Escambray

¿Con quién si no contigo, Pueblo?

Fotos: Tomadas de Escambray

Una de las enseñanzas más hermosas y alentadoras que para la mismísima eternidad nos dejó Fidel fue su congénita e invariable capacidad para acudir de inmediato donde el pueblo, en los momentos más difíciles, en las circunstancias más adversas.

Infinidad de hechos confirman lo anterior, desde los épicos días del triunfo revolucionario (1959), Girón (1961) o el despiadado ciclón Flora (1963), hasta los disturbios incitados por el enemigo en el malecón habanero (agosto de 1994), donde, por cierto, hasta los “revoltosos” comenzaron a corear “Fidel, Fidel” apenas el Comandante irrumpió, sereno, seguro, victorioso como siempre, en medio de la multitud.

Estos son tiempos de permanente comunicación y nexo con el pueblo, de forma directa y por todas las vías posibles. / Tomada de Escambray

Para gusto o “dis” (depende) de quienes aman u odian (también depende), las imágenes del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez en San Antonio del Sur, Guantánamo, rodeado de la población, hablando con ella tras el brutal golpe propinado por el huracán Oscar en esa zona, saben a raíz, a historia, a ramas de olivo y de laurel.

La gente -y mientras más humilde, mucho más- no solo agradece lo material que arropa desnudeces en momentos tan cruciales como estos. La mayoría por cierto en la sociedad cubana y sobre todo en aquel indómito territorio, agradece, con igual modestia, la presencia, el aliento, la certeza de que no se está solo ni desamparado.

Entonces, acá, donde el meteoro (o las torrenciales lluvias, o la tormenta local, o la inundación, o la penetración del mar, o el sismo…) no rasgaron directamente la piel ni el alma, la gente buena se dispara sin freno, loca por ver qué puede hacer, cómo ayudar, no precisamente poniendo en una caja de cartón o en un bolso de nailon lo que sobra en casa, sino compartiendo lo que tampoco dentro alcanza, pero existe. Por cierto, ¿Acaso no huele eso también a fresca charretera de Comandante?

Hay que subir a la cima del pueblo bajando a la planta misma de sus pies.

Por ello, durante estos cruciales días de contingencia y de vicisitudes, el Secretario del Partido en provincia o municipio, el Gobernador, el cuadro dirigente (oh Che Guevara) que no haya estado permanentemente, y continúe, rodilla en tierra o rodilla en pueblo, habrá perdido precioso tiempo.

No creo sea el caso de muchos, ojalá en ninguna instancia, en particular las más apegadas al latido social.

Con razón -y sé que no deviene exclusividad- la máxima dirigente política espirituana, Deivy Pérez Martín, ha coronado las hasta aquí agotadoras jornadas, de esta excepcional coyuntura, en abierta comunicación con los habitantes del territorio para reconocer de especial manera la tremenda respuesta protagonizada por ellos en medio de condiciones tal vez nunca tan adversas.

“Alienta y reconforta -les dijo- ver cómo en un CDR, en una cuadra, en un parque, en una esquina, se plantaron caldosas, se cocinó con leña y se repartió en el barrio; cómo instituciones de salud, de educación, centros de producción y de servicios pusieron sus comedores y recursos en función de elaborar alimentos, cómo se hizo milagros con los grupos electrógenos, incluso sobre un camión para que la estación de bombeo siguiera abasteciendo a la población de ese lugar; cómo entidades estatales y formas de gestión no estatal han hecho donaciones para las familias más vulnerables…”

Hay que estar dentro del trabajador social para saber lo que siente cuando las máximas autoridades del territorio hacen saber que, en medio de tinieblas, llegaste hasta la casa de personas muy necesitadas, que viven incluso solas; o sentirte aludido porque las ambulancias estuvieron ahí, listas, o porque siguieron naciendo niños o recibiendo atención los pacientes más críticos, o porque no te rendiste y seguiste allí mientras llegaban personas necesitadas de cargar su celular; o porque eres de los que en este mismo minuto estás dispuesto o dispuesta a partir para San Antonio del Sur, Imías, Baracoa o a dónde sea necesario y útil tu apoyo.

En torno a eso, y más, ha versado la comunicación, no solo de la Primera Secretaria espirituana o del Gobernador allí, sino también de otros territorios del país, con ciudadanos que tienen hoy mil y más necesidades materiales, apremiantes casi todas, los mismos que -cubanos al fin, sin destiñe- agradecen tanto la oportuna presencia física (vuelvo: Oh Comandante, Che, Raúl…), la frase de aliento, el oído atento, la mano en el hombro, la verdad -aunque dura- ondeando como bandera.

Realidades así marcan, también, nuestra diferencia como nación y están entre las cosas, métodos, estilos, experiencias que no podemos renunciar, o lo que es igual: ese nexo, de tú a tú con el pueblo, está sólidamente atado a esa otra cubanísima porción del concepto y de la práctica que de ningún modo podemos perder.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos