Los BRICS son un desafío a la hegemonía monetaria occidental
Fotos. / Alberto Núñez
Desde el propio ingreso a los BRICS en calidad de país asociado, Cuba ha entendido ese importante hecho como una oportunidad de cooperación y relación efectiva entre los países que integran el pujante bloque.
Los BRICS son un desafío a la hegemonía monetaria occidental. Su propósito inicial de fortalecer los vínculos entre economías emergentes se ha extendido hasta evolucionar y convertir al Grupo en un innegable actor geopolítico con creciente impacto en el orden internacional.
El ascenso en cifras y peso específico sobrepasa cualquier consideración meramente numérica. La incorporación de otros seis países a los cinco fundadores, además de sumar a una decena de naciones como asociadas, hacen hoy que el bloque abarque casi la mitad de la población mundial y alrededor del 40 por ciento del Producto Interno Bruto global.
Bajo el lema El rol de los Parlamentos BRICS en la construcción de una gobernanza global más inclusiva y sostenible, legisladores de una veintena de países se reunieron recientemente en Brasilia, capital del gigante sudamericano, para intercambiar y encontrar caminos que potencien el multilateralismo, las relaciones económicas y comerciales, y las posibilidades de inversiones desde una visión de estrategia integrada, entre otros asuntos que ratifican la inevitable transición hacia un mundo multipolar más justo.
Los países que se involucran en los BRICS valoran altamente los principios que rigen al Grupo: el respeto a la soberanía sin condicionamientos ideológicos, la promoción de la paz como premisa indispensable y la concertación política en función del desarrollo.

El reto de los BRICS se acompaña de la voluntad de crear instituciones financieras alternativas como el Nuevo Banco de Desarrollo y la propuesta osada de emplear monedas locales en el comercio internacional para así reducir la dependencia del dólar estadounidense. Todo ello permite concretar proyectos con respaldo financiero autóctono.
Esas alternativas facilitan a países de América Latina y África, históricamente explotados durante siglos por potencias occidentales, desarrollar proyectos de infraestructura y tecnología en indiscutibles mejores condiciones que los dictados impuestos por el Fondo Monetario Internacional. La singularidad más notable radica en que tales intenciones toman en cuenta a las naciones del Sur y Este globales.
En el foco central de los países del BRICS se localiza la capacidad de innovar y aplicar tecnologías de punta en favor de proyectos financieros vinculados a la autosuficiencia alimentaria y la transición de la matriz energética hacia fuentes renovables; también al desarrollo de inversiones conjuntas en el sector de la salud y el medioambiente.
Los diputados cubanos presentes en el encuentro reconocieron el papel estratégico que desempeñan los BRICS en la promoción del desarrollo inclusivo en materia de salud, con especial atención a la equidad en el acceso a medicamentos, vacunas y procederes médicos esenciales.
En sesión plenaria, y en contraste con la decisión del presidente de los Estados Unidos de retirarse de la Organización Mundial de la Salud, parlamentarios de diversas latitudes coincidieron en la oportunidad que hoy día tienen los países que conforman este bloque de avanzar de manera efectiva con iniciativas coordinadas que contribuyan a mayores niveles de protección sanitaria para los países en desarrollo carentes de recursos y de acceso a servicios mínimos.
A la par de cualquier empeño beneficioso, resulta imperioso que se aborden las causas raigales que afectan el pleno ejercicio del derecho a la salud, dígase la pobreza y la prevalencia de un orden económico internacional injusto.
Al intervenir en el Foro, la Diputada cubana Ana María Mari Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, mencionó los múltiples desafíos que presenta el mundo de hoy, marcado por crisis sistémica, económica, climática y alimentaria. Ante esa realidad afirmó: “los BRICS representan una alternativa necesaria al anquilosado e injusto orden económico internacional, con instituciones financieras poco transparentes y nada democráticas, que replican la exclusión del Sur y el privilegio de unos pocos”.
Y añadió: “Los parlamentarios cubanos valoramos altamente los esfuerzos del Grupo por promover un modelo de desarrollo soberano, alejado de las imposiciones hegemónicas y las asimetrías del sistema económico global del presente”.

Las oportunidades de Cuba están, en primer lugar, en los recursos humanos formados durante más de seis decenios. Los conocimientos de nuestros profesionales se expresan en diversas esferas. Quizás los resultados más visibles afloran hoy en la industria biofarmacéutica y los servicios médicos, pero no son los únicos sectores. Habrá que hacer camino al andar.
Cuba se honra en integrar como país socio la potente asociación. Si bien hasta hoy los BRICS han demostrado su eficacia, todavía es mucho más lo que está logrando en términos de economía global, flujos comerciales y de inversión. En pocas palabras: estamos ante un paradigma de actuación de presente y futuro.