Representantes de numerosos países y continentes condenaron el genocidio que vive el pueblo Palestino, se manifestaron a favor de la justicia social durante la edición 30 del Festival Internacional de Poesía de La Habana, que estuvo dedicado al aniversario 90 de Natalia Bolívar, estudiosa de la africanía
La conciencia y el alma de públicos diversos se estremecieron de manera reflexiva durante sesiones realizadas en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y en otras instituciones, escuelas, centros culturales, científicos, comunidades, donde intelectuales reconocidos compartieron sus obras en gestos de responsabilidad ciudadana, compromiso con la memoria, los significados culturales, movilizadores, del verso, de las palabras.

Intensos arraigos y pasiones viajan de voz en voz en acervos largamente enraizados. Lo ha descrito elocuentemente la poeta Nancy Morejón al reconocer: “La poesía popular se asienta en una tradición oral infinita. Es un hecho incuestionable en el mundo de hoy, integrándose por derecho propio en los procesos similares vividos en el Caribe, en África, y en las raigambres fortalecidas de en el ser de cómo somos.
Lo que no se cuenta o se visibiliza, no existe. De ello son conscientes quienes mediante poéticas lingüísticas, sonoras y rítmicas sensibilizan a los pueblos en remotos lugares del mundo sobre realidades galopantes: violencia, guerras, destrucción del medioambiente, silencios, persecuciones, asesinatos. En diferentes escenarios los poetas llamaron a combatir barbaries, conflictos, estos sofocan valores axiológicos, estéticos, que afectan el ejercicio de pensar en todos los órdenes de la existencia.
Fue estremecedor cada encuentro, -pues mediante diferentes puntos de vista poetas, consagrados y jóvenes- hicieron meditar sobre la herencia histórico-cultural, los procesos interactivos sociales, las identidades individuales y colectivas. Reafirmaron la fuerza del pensamiento creativo, el vigor que emana de la proyección interpretativa, el diálogo dinámico, propulsor de ideas, inquietudes, saberes, experiencias vitales.

Por su parte, NoViolet Balawayo (Zimbawe), Mijail Gubernic (Serbia) y Seckou Ouologuem (Burkina Faso-Bélgica) llamaron a luchar en contra del sistema colonialista, que atenaza, usurpa, destruye los cuerpos y las almas. ¿Para qué sirve un poema? Varios intelectuales evidenciaron el consenso: “Da voz a los sin voz, despierta los oídos, alza los brazos, impulsa el empeño, tiende puentes de entendimiento, elimina las distancias idiomáticas y geográficas”.
En lenguas maternas vibraron tropos, sonoridades, ritmos, sugerencias e indagaciones en complejidades políticas y culturales de varios países. Perduró el reclamo de que la poesía ha de mirar hacia el futuro volcándose hacia nuevos horizontes más allá de las fronteras de la región donde tenga su partida de nacimiento.
Por su parte, la ensayista, promotora cultural y editora Anarella Vélez Osejo, ministra de las Culturas, las Artes y los patrimonios de los pueblos de Honduras, destacó la defensa que merece el ejercicio poético. “La originalidad, el buen gusto, el sentir propio deben de ser cultivados”. Emocionada dijo sentirse feliz porque la Uneac le concedió el Premio Internacional Dulce María Loynaz al poeta hondureño Livio Manuel Ramírez. “Se lo llevaré con mucho gusto a nuestro país; él resplandece de puro goce por este importantísimo reconocimiento”.

Los auditorios lo hicieron notar, estas citas no pueden ser efímeras, necesitan continuidad de manera sistemática, solo así se logrará continuar motivando a poetas y públicos. Los nexos entre etnias, razas, lenguas, culturas, demandan alimento en favor de la gestación del arte que revela intimidades, urgencias, esperanzas, el impostergable mejoramiento humano.
Así lo manifestó el destacado intelectual Eduardo Torres-Cuevas al pensar la obra y el legado de Natalia Bolívar. “Fue una mujer excepcional, patriota, culta, valiente. Lo demostró en acciones patrióticas y en el quehacer cotidiano”.
Urge visibilizar mucho más el registro de sus aportes. Al escuchar al grupo Obbaareanlé, con dirección de Daysi Brau, se patentizó la riqueza de huella, códigos y hallazgos reencontrados por Natalia. Esta agrupación especializada en la música arará merece grabar fonogramas, programas de cultura general en la radio y la televisión; con esos testimonios aprehenderemos esencias nunca olvidadas de la historia de Cuba. Surtidor de las espiritualidades más ricas del universo es quien deja huellas en el reino autónomo de la poesía. Casi todo está por decir, de ningún modo por azar, oídos y cantos retornan de tierras lejanas, vuelven al hogar, despiertan al dormido, legitiman tonadas, símbolos, ternuras nunca olvidadas, las reivindican para todos los tiempos.



CRÉDITOS
Fotos. / Leyva Benítez