“Domadores” del apagón

Ante el actual déficit en la generación de electricidad, algunos centros escolares y productivos de la capital aplican medidas capaces de propiciar el ahorro y garantizar el cumplimiento de sus programas o misiones


José Carlos, Aynoa y los niños de su grupo siguieron aprendiendo esa mañana aunque se fue la luz. Son muchos los años de experiencia de la maestra Tania Alfonso Valdés como para detener las clases por falta de fluido eléctrico.

La maestra Tania Alfonso conversa con Aynoa y José Carlos.

Un cuarto de siglo frente a las aulas y la preparación metodológica, la adiestraron con el fin de responder a situaciones como esas.

Cuando llega el apagón, ellos practican juegos instructivos y actividades complementarias, las cuales permiten afianzar conocimientos en las asignaturas de Lengua Española, Matemática o El mundo en que vivimos.

La docente de segundo grado de la Escuela Primaria Frank País García, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, nos expresó: “Tratamos de dar continuidad al proceso educativo y reforzar contenidos antes impartidos en clases. Abrimos bien las ventanas para aprovechar la luz solar y ejecutamos programas, siempre evitando que a los pequeños no le afecte la vista por un esfuerzo extra”.

Luego agrega: “La formación integral de los niños es prioridad y, a esa edad, pueden recrearse y a la vez aprender: incluso, esto ayuda a afianzar conocimientos”.

Llegamos allí y estudiaban las vocales con unas letras enormes y coloridas, formaban sílabas, repasaban las figuras geométricas.

El pequeño José Carlos Hernández Calderón, para demostrar lo aprendido, explicó que el círculo carece de lados y de vértices; sin embargo, el triángulo sí los tiene.

María Díaz lleva 15 años como directora de la escuela.

La pionera Aynoa Leonor Guilarte García es una niña avispada. Jefa de destacamento desde primer grado. Ella puso ejemplos de cómo traslada a la familia las instrucciones recibidas en la escuela acerca del uso correcto de la energía eléctrica: “En la casa cuando salimos de una habitación apagamos las luces y equipos que no estemos usando. Y lo otro es aprovechar la luz solar. Eso lo conversamos mucho, porque sabemos la importancia de ahorrar para evitar apagones”.

María Díaz Rosendo, la directora de la escuela, con una matrícula de 489 alumnos, afirmó que ellos reciben con anticipación la programación de afectaciones eléctricas por los organismos superiores.

Se refirió a las flexibilidades, gracias al perfeccionamiento del sistema educacional. “Así podemos introducir actividades complementarias, tal es el caso de las labores en los huertos, ejercicios para mejorar la expresión oral o trasladamos esos turnos a la Educación Física”, apuntó.

Luego añadió: “Tenemos funcionando las Brigadas Clip, integradas por educandos con la misión de recorrer el centro y apagar luces o ventiladores encendidos innecesariamente”.

Calificó de vital la labor instructiva, porque los estudiantes deben conocer acerca de la actual crisis energética. “Eso les permite valorar cómo ellos mismos pueden apoyar”, aseguró.

Puso de ejemplo la presencia de los padres en los matutinos, donde hablan del uso racional de energía; y también en las casas y puestos de trabajo.

“De esa forma cumplimos el Programa de Ahorro de Electricidad, aprobado por nuestro ministerio, y nos sentimos satisfechos porque contribuimos con la formación integral de los alumnos”, concluyó María, quien lleva 15 años de directora del plantel.

Desplazar cargas fuera de horarios picos

Era mediodía en una jornada laboral. Al salir de la escuela, el equipo de prensa quiso comprobar si se están cumpliendo para ese horario las orientaciones impartidas a instituciones y centros laborales.

De forma inesperada llegamos a la Empresa Proveedora General del Transporte (Tradex), ubicada en Nuevo Vedado, municipio de Plaza de la Revolución. Estaba completamente apagada.

Juan Alberto Llilar, especialista principal de Logística en Tradex.

Juan Alberto Llilar González, el especialista principal de Logística, señaló que la entidad permanece así, siempre, desde las 11 de la mañana y hasta la una de la tarde. También pasan por las oficinas después de las cuatro y media para comprobar que los aires acondicionados y demás dispositivos estén desconectados.

Explicó cómo durante el mediodía aprovechan para almorzar, o hacer labores de taller y mantenimiento a los vehículos. Diseñó la estrategia dirigida a garantizar el trabajo a distancia. Se incluye el personal con facilidades de tener equipos computadorizados en sus hogares o aquellas personas a quienes orientan tramitar documentos.

Durante todo el año chequean el plan de consumo e, incluso, tienen ahorros acumulados en relación con la asignación de energía.

Las acciones aplicadas en Tradex tienen como fin desplazar cargas fuera de los llamados horarios picos; es decir, de los momentos de mayor demanda, porque las familias llegan a sus casas, encienden ventiladores, cocinas, ollas…

En la etapa actual es imprescindible ver el ahorro como una necesidad vital. Los medios de comunicación informan de permanentes gestiones de integrantes del Ministerio de Energía y Minas para garantizar el servicio.

Pero las centrales generadoras tienen varios años de explotación y reclaman mantenimientos periódicos. Para hacerlo dejan de funcionar y eso afecta la generación.

El clima tampoco ayuda mucho. Aunque en las últimas jornadas las lluvias vinieron a calmar un poco las extremadamente altas temperaturas, incluso con récords históricos, el calor es aplacado mediante equipos de aire acondicionado. Esos son los de mayor consumo en espacios residenciales y centros laborales.

Ante la incapacidad del país de aportar la energía demandada, ocurren los molestos apagones. Por suerte, existen “domadores” de esos indeseables momentos. Entre ellos las personas mencionadas en este reporte.

El ejemplo decisivo de algunas instituciones y colectivos de trabajo pudiera muy bien replicarse, quizás no con tanto rigor, a restaurantes, cafeterías y negocios privados. Ese sector hoy es tildado de alto consumidor.

También el rol de las familias resultará esencial: los cubanos hemos aprendido, por las dificultades económicas, a ahorrar casi de todo. Sin embargo, todavía derrochamos los recursos vitales. Tal es el caso de la electricidad y el agua.

A pesar de que las tarifas a pagar por esos últimos son superiores a etapas precedentes, las mismas califican como bajas, si tenemos en cuenta las de cualquier otro país.

Debemos educarnos e instruir a las nuevas generaciones en la costumbre de que ahorrar deviene necesidad y Cuba lo agradece, pero también puede gratificar nuestros bolsillos.

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