Avileños del área de Ciencias Sociales hacen justo análisis desde el siempre cálido espacio que les abre el Tribunal Provincial Popular
A dos años y medio del momento en que, supuestamente cerró telones, el X Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria mantiene continuada sesión en sus bases. Ocurre por estos días en Ciego de Ávila, a instancia de Facultades.
Muchachos del área de Ciencias Sociales y Humanísticas, por ejemplo, acaban de echar un oportuno vistazo a lo analizado y orientado por aquella magna cita (diciembre de 2022, centenario de la organización) para mirarse por dentro y continuar en marcha.

Acogidos en el Tribunal Provincial Popular avileño, con la habitual sensibilidad de esa institución hacia los estudiantes universitarios y de la enseñanza técnico profesional, los jóvenes concentraron su atención inicialmente en algo tan imprescindible para que todo marche bien como lo es el propio funcionamiento orgánico, aunque…
“No puede ser tangencial la valoración en torno al estudio como deber fundamental, la docencia e investigaciones, la comunicación y el protagonismo juvenil en las redes sociales, no con superficialidades, sino mediante contenidos que permitan enfrentar de verdad, con solidez, a ese enemigo que pretende confundirnos, dividirnos, destruirnos”.
Así lo declaró Cristian Gómez Palomino, presidente de la FEU en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez.
“Lo importante es partir, para todo, de un enfoque objetivo, realista del contexto actual; tener presentes las condiciones específicas de este momento y la necesidad de aplicar mecanismos de acción en correspondencia con ello” –reiteró en breve diálogo con BOHEMIA, aprovechando el espacio de un receso.
Por ahí anda la pupila universitaria, no solo en Ciego de Ávila, sin descuidar asuntos como el aseguramiento de la guardia y de la vigilancia estudiantil para preservar lo de todos, el movimiento extensionista con una proyección comunitaria y social, el fomento de la cultura y del deporte, entre otros temas.
Error, en fin, si alguien imaginó que con los aplausos finales concluiría en el Palacio de las Convenciones aquel Congreso que, por el contrario, parece haberles dicho a sus delegados: “Esto no termina; allá voy. ¡Ahora es cuando es!