El mejor amigo de Cuba

Arribamos el 28 de julio al aniversario 70 del natalicio del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías


Hay sitios en la geografía engrandecidos por el honor que le atribuyen sus hijos al marcar senderos únicos de consagración en la historia. En los llanos de la profunda Venezuela, merece tal reconocimiento Sabaneta de Barinas. En una familia humilde, nació Hugo Rafael Chávez Frías, el 28 de julio de 1954. Sus padres, Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías eran un matrimonio dedicado a la educación primaria.

El joven Chávez en Barinas. / hugochavez.ve

Como el segundo de seis hermanos, desde pequeño se incorporó a contribuir a la economía familiar. Vendía dulces de lechosa (fruta bomba) llamados “arañas”; de ahí le sobrevino el seudónimo de el “arañero” de Sabaneta. En el andar por las únicas tres calles polvorientas de su pueblito donde estaban dibujadas la humildad y las carencias, se le despertó un ímpetu: algún día un mejor entorno de justicia social llegaría a su vida y a los que le rodeaban.

Aprendió a leer y a escribir de su abuela Rosa Inés Chávez, quien vivía en una casa con paredes destartaladas de bajareque y techo de palma a dos aguas. En 1960 comenzó sus estudios primarios en el grupo escolar Julián Pino. Al no tener calzados, no le permitieron entrar el primer día de clases. “Llevaba unas alpargatitas viejas, las únicas que tenía. La abuela lloraba porque no le alcanzaban los dineros para comprarle zapatos”. Así lo escucharon de labios de Joaquina Frías, la tía de Chávez, los autores del libro Chávez Nuestro, los periodistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez.

También Elena, la madre, les narró que aparte de ser jaranero, travieso, cantar y ser amante del béisbol, “[…]…era muy simpático, muy cariñoso con los demás a pesar de su carácter fuerte. Siempre ha sido muy inteligente, muy hábil para el dibujo, por ejemplo. Él pintaba lo que fuera. Cuando en la escuela le pedían a sus hermanos realizar algún dibujo, siempre llegaban: ‘Huguito házmelo’. Él se sentaba y lo hacía sin poner reparo alguno”.

Cursó la secundaria básica en el Liceo Daniel Florencio O’ Leary, del Estado de Barinas. Conoció por los cuentos de su abuela, narrados con mucha pasión y orgullo, que aquella era tierra de libertadores. Le hablaba del paso de Ezequiel Zamora, quien se levantó en armas en 1846 y comienza a ser conocido como “General del Pueblo Soberano”. El pequeño podía imaginarse su movimiento por donde antes transitaron la caballería junto al sonar de los cañones, los sables o las voces de combate. El 8 de agosto de 1971 ingresó en la Academia Militar de Venezuela imbuido por adentrarse más en el corazón de su patria, en esa pasión suya por la historia.

El joven oficial, lideró un Movimiento hasta lograr una República digna. / psuv.org.ve

Con una alta calificación, en julio de 1975, Hugo Chávez se graduó con el grado de subteniente de Artillería, especializado en Ciencias Militares, en la rama de Ingeniería. Familiarizado con las ideas de Simón Bolívar; también estudió a Martí.

En 1982, era capitán y en una arenga frente a sus compañeros militares, hizo suyas las palabras de nuestro Héroe Nacional: “Bolívar tiene que hacer en América todavía”, expresando con fuerza: “Pero así está Bolívar en el cielo de América vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hoy”.

Con los ideales del Libertador como bandera, fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), en honor al Bicentenario del Natalicio del Libertador. Medió un juramento el 17 de diciembre de 1982, junto a otros oficiales, jóvenes con arraigo patriótico, bajo la sombra del Samán de Güere –ubicado entre Turmiro y Maracay. Según la tradición, era el mítico árbol bajo cuya fronda acampó Simón Bolívar. Aquel compromiso nace como una alternativa para combatir la corrupción en las Fuerzas Armadas de entonces y con un alcance mayor: lograr en Venezuela una democracia verdadera donde el pueblo tuviera sus espacios. Se inspiraron, a la vez, en el juramento protagonizado por Bolívar en el Monte Sacro, Italia, el 15 de agosto de 1805, junto a su profesor Simón Rodríguez, referido a luchar sin descanso por liberar a su patria.

El joven oficial se disponía, aunando seguidores, a lograr una nueva República. Se puso en contacto con otros militares de la izquierda venezolana. En el año 1991, cuando se le encomendó la Comandancia de la Brigada de Paracaidistas “Coronel Antonio Nicolás Briceño”, con base en Maracay, elaboró en secreto un programa tomando el liderazgo de un grupo de oficiales bolivarianos, con el objetivo de organizar una rebelión militar. Fijaron como fecha de sublevación el 4 de febrero de 1992.

Un “por ahora” convertido en “siempre”

El primogénito de Elena y Hugo de los Reyes, Adán Chávez Frías, aparte de la hermandad de sangre, era también el inseparable compañero del joven rebelde, en los juegos infantiles y en la vocación por el cambio revolucionario.

El primer abrazo entre Chávez y Fidel, selló una inquebrantable amistad. / fidelcastro.cu

Le expresó a los escritores Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez: “Ese 4 de febrero, como a las tres de la mañana, me llamó mi hermano Argenis, que estaba en Caracas… ‘Aquí hay tiros y sirenas’ –él vivía en Parque Central, en la zona del centro–. Yo pensé: ‘¡Coño, reventó la vaina!’. Y nos quedamos pendientes. Me alertó de que Carlos Andrés Pérez estaba en la televisora. Como a las cinco de la mañana volvió a llamar Argenis para comentarme que había oído que un tal comandante Chávez estaba dirigiendo la rebelión desde el Museo Militar, en una loma cercana al Palacio de Miraflores. Argenis empezó a angustiarse: ‘¿Será que Hugo está metido en eso?’. A las siete de la mañana llegó a mi casa uno de los profesores de la Universidad, compadre mío: ‘¿Ya supiste? Dijeron en Radio Caracol, de Colombia, que Hugo está dirigiendo una vaina desde el Museo Militar’. No le confirmé nada, pero yo sí sabía quién estaba dirigiendo aquello. No abrí la boca hasta que salió Hugo en la televisión, con aquel famoso ‘por ahora’”.

Uniformados de camuflaje y con boina roja, varios comandos habían operado de manera simultánea en Caracas, Maracaibo, Maracay y Valencia. Junto a aquella frase Hugo Chávez le comunicaba a sus compañeros sublevados el retorno a los cuarteles; él asumía toda la responsabilidad.

La atrevida acción comandada por el teniente coronel de paracaidistas es acogida con alegría por una numerosa parte del pueblo venezolano. Guardó prisión hasta el 27 de marzo de 1994.

Nuestro siempre visionario Comandante en Jefe Fidel Castro ya conocía de las características de este líder con arraigo popular, de condiciones naturales para aunar esfuerzos en pos de la América Nuestra, la ruta marcada por Bolívar y Martí. Hugo Chávez aterrizó el 13 de diciembre de 1994 en La Habana, cumpliendo con una invitación académica hecha por el Historiador de La Habana, doctor Eusebio Leal, pero cumpliendo asimismo un viejo anhelo personal. El propio Chávez reconoció que visitó Cuba por primera vez en 1994, como estudioso de la historia de la Revolución; en su mente había viajado a Cuba muchas veces anteriores. La emoción de esa llegada quedó registrada por numerosos medios de prensa y testigos, cuando para su sorpresa, nuestro Fidel lo recibió al pie de la escalerilla del avión.

El líder cubano le expresó a Ignacio Ramonet en el libro Cien horas con Fidel: “Pero tú estás mirando a Chávez y estás mirando a un autóctono hijo de Venezuela, el hijo de esa Venezuela que fue mezcla de razas con todos los nobles rasgos y un talento excepcional. […] descubrimos a un hombre culto, inteligente, muy progresista, un auténtico bolivariano”.

Desde aquel primer abrazo, entre ambos líderes y naciones surgió una amistad entrañable. “Chávez, el mejor amigo de Cuba”, patentizó Fidel; y en palabras del líder bolivariano: “Fidel puede ser como un padre, más allá de sus dimensiones humanas, y yo pudiera pensar que él me ve a mí como si fuera un hijo…”.

Un Presidente del pueblo

El 6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez es electo presidente de Venezuela liderando el Movimiento V República con el apoyo de varios partidos de izquierda. Se iniciaba una era de grandes transformaciones sociales y políticas, potenciadas por numerosas leyes de interés popular. La oposición externa y la interna, encabezadas por el gobierno de Estados Unidos, emprendieron una férrea campaña en varios frentes incluyendo el económico para desestabilizar el país. En esa cadena de hechos se inscribe el golpe de Estado de abril de 2002.

En la madrugada del día 12 a Chávez lo secuestraron y transportaron al Fuerte Tiuna. Ese mismo día Pedro Carmona, presidente de la Federación de Cámaras y de Asociaciones de Comercio y producción de Venezuela (Fedecámaras), se autojuramentó presidente interino, otorgándose poderes por encima de la Constitución.

Antes de ser enviado a la Isla La Orchila con la intención de sacarlo del país, en una nota escrita dirigida a los venezolanos Chávez expresa: “No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio”. La guardia presidencial leal a su Presidente y las masas movilizadas tomaron el Palacio de Miraflores. Chávez retorna el 14 de abril y en un histórico discurso se dirige al pueblo con un llamado a la calma. Estaba agradecido de aquella multitud que lo recibía con alabanzas y gritos.

Por un acuerdo de Venezuela y Cuba, el 14 de diciembre de 2004 se funda la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos o ALBA-TCP. Luego se fueron adhiriendo otros países latinoamericanos y caribeños en una asociación estratégica.

¡Chávez vive!

Un indiscutible líder de pueblo. / fnns.gob.cu

En Venezuela se sucedieron numerosas batallas en las urnas donde se consolidó el poder y apoyo al presidente Chávez, reelecto a un tercer mandato para el período 2013-2019. Las elecciones se celebraron el 7 de octubre de 2012.

El mandatario no pudo estar presente en Caracas el 10 de enero de 2013, fecha de la investidura, por hallarse en La Habana recibiendo tratamiento oncológico. Estaba padeciendo de cáncer. Regresó a Caracas el 18 de febrero de 2013. En la tarde del martes 5 de marzo, el vicepresidente de Venezuela Nicolás Maduro anunció el fallecimiento del líder bolivariano a las 4:25 p.m. (hora local).

El firme paradigma del “arañero”, el que también “levantó al mendigo y compartió su comida”, –en arpegios del trovador–, sigue transitando por las calles de su Barinas querida y de toda la América nuestra. Hoy cantamos desde el corazón: Todos los amigos del amigo tienen el alma bordada / con las frases que nos dijo con campechana sonrisa, / nadie piensa que se ha ido, fue un momentico a la misa / y va a volver con Sandino, con el Che, Martí y Bolívar.

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Fuentes consultadas

Los libros Chávez Nuestro, de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez; Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet.

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